El herpes labial también se denomina “ampolla de fiebre” porque aparecen cuando tu cuerpo está bajo estrés (por ejemplo, cuando tienes fiebre). En realidad, es el resultado de la infección del virus del herpes simple tipo 1 (HSV-1). Los herpes labiales son comunes en las áreas alrededor de la boca, pero también pueden aparecer en el rostro, dentro de la nariz o en el área genital. El herpes genital por lo general es causado por el virus del herpes simple tipo 2, pero cualquiera de los dos puede aparecer en cualquier área. Si descubres que tienes herpes labial, hay algunos métodos que puedes seguir para solucionarlo.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Reconocer el desarrollo del herpes labial

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    Debes saber qué tan comunes son las infecciones de HSV-1. Hasta el 60 % de los estadounidenses tienen HSV-1 en la adolescencia, y hasta el 85 % cuando han llegado a la década de los 60.[1] En Gran Bretaña, más o menos 7 de cada 10 personas lo tienen, pero solo 1 de cada 5 lo sabe. Esto es porque las personas llevan la infección, pero no presentan ningún síntoma.
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    Reconoce los síntomas del primer brote. Los síntomas del herpes labial son constantes, pero el primer brote es diferente. En ese momento, verás síntomas que no experimentarás de nuevo durante los siguientes síntomas. Estos síntomas de una sola vez son los siguientes:[2]
    • fiebre;
    • dolor en las encías si la ampolla de fiebre está en la boca;
    • dolor de garganta;
    • dolor de cabeza;
    • glándulas linfáticas hinchadas;
    • dolores musculares.
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    Busca señales predictivas de brotes posteriores. Después de que haya pasado tu primer brote, podrás predecir cuándo va a aparecer un herpes labial al buscar los primeros indicadores. En el área en que aparecerá de pronto sentirás un hormigueo y escozor. Es posible que también experimentes un entumecimiento en esa zona.[3] Esta etapa, también denominada “fase prodrómica”, la experimentan del 46 % al 60 % de las personas que tengan herpes labial.[4]
    • Otros primeros síntomas son la inflamación, enrojecimiento, hipersensibilidad o dolor en el área exacta en la que aparecerán las ampollas.
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    Busca las primeras señales de enrojecimiento e hinchazón. Cuando el herpes labial aparece por primera vez, puede verse como el inicio de un grano. Es probable que te duela. El área estará roja y levantada; la piel alrededor de la zona levantada también estará roja. También es posible que notes varias ampollas que crecen juntas y después se juntan a medida que otras ampollas llenen el espacio entre ellas.
    • Las ampollas de fiebre pueden variar de tamaño, de 2 o 3 mm a 7 mm.
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    Debes saber que estas ampollas están llenas de partículas del virus. Las áreas levantadas tienen la apariencia de una ampolla. A medida que el cuerpo combate en virus del HSV-1, los glóbulos blancos van al área y la ampolla se llena con un fluido claro con el virus.[5]
    • Como las ampollas están llenas de un fluido infeccioso, nunca debes tocarlas. ¡Si tocas el virus con tus manos, puedes contagiar a otras personas o meterlo en tus ojos![6]
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    Espera a que la ampolla se reviente. Esta es la tercera etapa y la más dolorosa en el desarrollo del herpes labial. El área estará húmeda, con una zona roja alrededor de la ampolla abierta. Este periodo, que es cuando sale fluido de la ampolla, es la más contagiosa. Asegúrate de lavarte las manos con frecuencia si tocas tu rostro para no propagar la infección. El herpes labial se demorará hasta 3 días para pasar a la siguiente etapa.[7]
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    No toques la costra cuando la ampolla se seque. Después de que la ampolla se haya reventado, se formará una corteza sobre ella, seguido por una costra protectora. Cuando la ampolla se cure, la costra puede abrirse y sangrar. También puedes experimentar un escozor y dolor durante esta etapa.[8] No toques la ampolla, ya que puedes desacelerar el proceso de cicatrización al volver a abrirla.
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    No propagues la infección mientras la ampolla cicatrice. Puedes contagiar este virus hasta que la costra se caiga naturalmente para mostrar una piel intacta y sana. En esta etapa de cicatrización final, cuando la costra se cae, la piel debajo de ella estará seca y un poco escamosa. El área también puede estar un poco hinchada y roja.[9] Desde el inicio del hormigueo y escozor hasta que la costra se caiga pueden pasar de 8 a 12 días.
    • Debes tener cuidado de no compartir lentes ni utensilios con nadie hasta que el herpes labial haya cicatrizado por completo. No beses a nadie ni hagas que tus ampollas entren en contacto con los demás de ninguna forma.
    • Mantén tus manos lejos de tu rostro lo más que puedas, ya que el fluido infeccioso puede transferirse a tu piel. Esto, a su vez, puede propagar la infección a los demás o propagarla a otras partes de tu cuerpo.
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    Distingue el herpes labial de manchas parecidas. Las aftas y la mucositis se pueden confundir con el herpes labial, pero no son causadas por el virus del herpes.
    • Las aftas aparecen dentro de la boca, con frecuencia cerca del lugar en el que tus mejillas o labios se encuentran con tus encías. Las personas que usan frenillos pueden tenerlas en los lugares en los que los frenillos se encuentran con las mejillas. Los doctores creen que pueden tener muchas causas: lesiones, ciertas pastas dentales, sensibilidad a las comidas, estrés, alergias y trastornos inflamatorios o inmunes.[10]
    • La mucositis es el término usado para describir las ampollas que aparecen en la boca y el esófago durante la quimioterapia. La quimioterapia mata rápidamente las células cancerosas. Sin embargo, no puede distinguir entre el cáncer y las células de la boca, que también se separan rápidamente. Las ampollas abiertas que dan como resultado son muy dolorosas.[11]
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Tratar el herpes labial

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    Debes saber que no existe cura para la infección del virus del herpes simple. Sin excepción, el virus permanece en el cuerpo una vez que ha entrado en él. Puede estar inactivo, sin actividad, por años: de hecho, la mayoría de las personas que tienen herpes ni siquiera lo saben.[12] A pesar de todo, el virus sigue viviendo dentro del cuerpo y volverá a aparecer cuando las condiciones sean adecuadas.[13] Si la infección hace que te aparezcan ampollas, seguirás teniéndolas por el resto de tu vida.
    • Sin embargo, ¡no debes entrar en pánico! El herpes labial presenta síntomas que se pueden controlar y que es necesario que interfieran en tu vida.
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    Usa medicamentos de venta libre. El Docosanol (también conocido como Abreva) es un medicamento aprobado por la FDA para el tratamiento del herpes labial. Sus ingredientes activos son el alcohol bencílico y el aceite mineral ligero, y puede reducir la duración del brote hasta un par de días. Para conseguir mejores resultados, empieza a usarlo en cuanto notes el hormigueo y escozor que indican que va a aparecer un brote. Sin embargo, puedes empezar a usarlo después de que la ampolla ya haya aparecido.[14]
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    Conversa con tu doctor sobre los medicamentos recetados. Algunas personas solo tendrán herpes labial de manera esporádica a lo largo de su vida, mientras que otras pueden estar llenas de brotes frecuentes. Si esos brotes frecuentes se convierten en una molestia para ti, puedes usar un medicamento antiviral para prevenirlos. Conversa con tu doctor sobre la posibilidad de recibir una receta de Zovirax o Denavir.[15]
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    Alivia el dolor del herpes labial. Tal vez no exista una cura, pero existen muchos tratamientos que aliviarán el dolor de las ampollas. Los analgésicos aprobados por la FDA para uso externo son alcohol bencílico, dibucaína, diclonina, lidocaína, mentol, fenol, tetracaína y benzocaína.[16]
    • También puedes aplicar una compresa de hielo en la ampolla para aliviar el dolor y la incomodidad. Asegúrate de proteger tu piel del contacto directo con el hielo al usar una tela o trapo como una barrera.[17]
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    Usa aceite de coco para acelerar el proceso de cicatrización. El aceite de coco tiene propiedades antivirales potentes. Uno de sus componentes fundamentales es el ácido láurico, que contiene una molécula denominada “monocaprina”. En las pruebas de laboratorio con monocaprina, los investigadores han descubierto que es sumamente eficaz contra el HSV-1.[18]
    • Empieza a usar aceite de coco en cuanto notes el desarrollo del herpes labial.
    • Aplícatelo con un hisopo en vez de tu dedo, ya que no querrás tocar la ampolla ni propagar la infección.
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    Ponte lisina para reducir el brote. El virus del herpes simple necesita un aminoácido denominado “arginina” para que se multiplique o se desarrolle. La lisina es un aminoácido que contrarresta los efectos reproductivos de la arginina. La lisina está disponible como un producto tópico (pomadas) y como un suplemento oral (píldoras).[19] Usa estos productos a diario cuando todavía tengas un brote.
    • También puedes preparar tu propia aplicación de lisina en casa. Machuca una píldora de lisina y mézclala con una cantidad pequeña de aceite de coco. Aplica la pasta directamente en la ampolla.
    • De esta manera, puedes atacar la ampolla tanto con la píldora como con el tratamiento externo.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Prevenir el herpes labial

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    Debes saber cómo se propaga el virus para prevenir una infección de HSV-1. El herpes labial es muy contagioso y se puede propagar incluso en las primeras etapas de un brote, antes de que se desarrolle una ampolla. El virus puede propagarse de una persona a otra por medio de los utensilios, afeitadoras y toallas compartidas, o por medio de los besos. El sexo oral también puede propagar el herpes. El HSV-1 puede propagarse al área genital y el HSV-2 puede propagarse a los labios.[20]
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    No comas alimentos ricos en arginina. El virus del herpes usa la arginina para desarrollarse y multiplicarse. Cuando consumes mucha arginina por medio de tus comidas, tu cuerpo es más vulnerable a los ataques del virus. Como resultado, tendrás brotes del herpes labial con más frecuencia. No consumas los siguientes alimentos ricos en arginina:
    • chocolates;
    • frutos secos;
    • maníes;
    • semillas;
    • granos de cereales.
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    Toma bastante lisina. Aunque no tengas un brote, es buena idea que tomes un suplemento de lisina a diario con el fin de prevenir brotes futuros. Un suplemento de 1 a 3 gramos de lisina al día ha demostrado reducir la cantidad y gravedad de los brotes del herpes.[21] También lleva una dieta con alimentos que contengan grandes cantidades de lisina de manera natural:
    • pescado;
    • pollo;
    • carne de res;
    • cordero;
    • leche;
    • queso;
    • frejoles.
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    Disminuye tu exposición a los detonantes del herpes labial.[22] Aunque el virus funciona de una manera diferente de una persona a otra, existen detonantes conocidos y comunes que causan los brotes del herpes. Al reducir esos detonantes (si es que puedes), podrían salirte menos brotes:
    • fiebre viral;
    • cambios hormonales, como ciclos menstruales o embarazo;
    • cambios en tu sistema inmunitario, como quemaduras graves, quimioterapia o medicamentos contra el rechazo después de trasplantes de órganos;[23]
    • estrés;
    • fatiga;
    • exposición al sol y al viento.
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    Mejora tu salud general.[24] Mientras más sano sea tu cuerpo, mejor será contener el virus y, por lo tanto, reducir la frecuencia de los brotes.
    • Lleva una dieta saludable con alimentos ricos en lisina.
    • Reduce tu consumo de alimentos ricos en arginina.
    • Duerme al menos 8 horas cada noche.
    • Haz ejercicios todos los días para reducir tus niveles de estrés.
    • Toma suplementos vitamínicos para disminuir tu riesgo de desarrollar una fiebre viral.
    • Usa protección en tus labios cuando estés afuera bajo el sol.
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Consejos

  • Debes prevenir los brotes del virus del herpes al reconocer y evitar los factores que desencadenan tus brotes.
  • Empieza a seguir un tratamiento con un brote cuando experimentes los primeros síntomas. El tratamiento temprano te ayudará a reducir la duración y gravedad del herpes labial.
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Advertencias

  • El herpes labial es sumamente contagioso desde el momento en que experimentas el hormigueo y el escozor hasta que la costra se cae. No compartas utensilios, toallas ni beses a tu pareja ni hijos hasta que la ampolla haya desaparecido.
  • En la mayoría de los casos, las ampollas desaparecen por sí solas. Sin embargo, debes llamar a tu doctor si tienes un sistema inmunológico comprometido por una enfermedad o tratamiento de cáncer; si tus ampollas hacen que te sea difícil tragar o comer; si tienes fiebre durante un brote después del primero; o si desarrollas un segundo brote inmediatamente después del último.[25]
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Acerca de este wikiHow

Andrea Rudominer, MD, MPH
Coescrito por:
Pediatra certificada por el colegio oficial y doctora de medicina integral
Este artículo fue coescrito por Andrea Rudominer, MD, MPH. La Dra. Andrea Rudominer es pediatra certificada por el colegio oficial y doctora en medicina integrativa con sede en el área de la bahía de San Francisco. La Dra. Rudominer tiene más de 15 años de experiencia en atención médica y se especializa en atención médica preventiva, obesidad, atención de adolescentes, TDAH y atención culturalmente competente. La Dra. Rudominer recibió su título de médica en la Universidad de California, Davis, y completó una residencia en el Lucile Packard Children's Hospital en la Universidad de Stanford. La Dra. Rudominer también tiene un máster en Salud Materno Infantil de la Universidad de California, Berkeley. Es miembro de la Junta Estadounidense de Pediatría, miembro de la Academia Estadounidense de Pediatría, miembro y delegada de la Asociación Médica de California y miembro de la Asociación Médica del Condado de Santa Clara. Este artículo ha sido visto 195 746 veces.
Categorías: Labios y boca
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