La culebrilla es una infección que aparece en la piel y puede producir una erupción con ampollas. Proviene del virus conocido como varicela zóster, que también causa la varicela. Si has tenido varicela antes, entonces eres susceptible a la culebrilla en el futuro. No hay cura para este trastorno, pero se puede tratar con medicamentos y con la atención frecuente de un médico.

Método 1
Método 1 de 2:
Controlar un ataque

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    Reconoce los síntomas. La culebrilla empieza con dolor, comezón, ardor, adormecimiento u hormigueo por 1 o 5 días.[1] Luego, desarrollas una erupción. En personas que tienen sistemas inmunitarios normales, la erupción generalmente se presenta como una sola franja distintiva en un lado del cuerpo o en la cara. Algunas personas con sistemas inmunitarios debilitados pueden tener una erupción por todo el cuerpo.[2]
    • Otros síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, sensibilidad a la luz, sensibilidad al tacto, fatiga y malestar estomacal.[3]
    • La erupción formará ampollas que se volverán costras en 7 o 10 días. La culebrilla dura entre 2 y 6 semanas.[4]
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    Busca tratamiento médico inmediatamente. Debes visitar a un médico tan pronto como desarrolles una erupción. Es mejor si vas a ver al médico en el transcurso de 3 días (antes si la erupción está en tu rostro). Este puede diagnosticar y elaborar un plan de tratamiento. El tratamiento oportuno puede ayudar a que las ampollas se sequen y a disminuir el dolor.[5]
    • La culebrilla puede tratarse en casa. Probablemente no tendrás que quedarte en el hospital.[6]
    • La mayoría de las personas contraen la culebrilla una vez, pero es posible que la contraigan 2 o 3 veces más.[7]
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    Prueba los remedios caseros. Durante un ataque debes usar ropa holgada hecha de telas naturales, descansar mucho y comer saludablemente. También puedes tomar un baño de avena o usar loción de calamina para calmar la piel.[8]
    • Trata de usar telas de seda o de algodón en vez de ropa de lana o acrílica.
    • Puedes añadir un puñado de avena molida o coloidal al baño para calmar la piel. También puedes comprar productos de avena que se puedan añadir al baño.[9]
    • Ponte una loción de calamina después de bañarte y mientras tengas la piel húmeda.[10]
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    Reduce el estrés. El estrés puede hacer que la culebrilla sea más dolorosa. Trata de hacer cosas que distraigan a tu mente del dolor, como leer, escuchar música o hablar con amigos o familiares.[11] El estrés también puede desencadenar un ataque, así que haz lo que puedas para evitarlo.
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    Toma un medicamento antiviral. El médico probablemente prescribirá valaciclovir (Valtrex), aciclovir (Zovirax), famciclovir (Famvir) o un medicamento similar para tratar la culebrilla. Toma el medicamento según las indicaciones del médico o del farmacéutico, y habla con cualquiera de estos acerca de cualquier efecto secundario o reacción potencial que pudiera haber con otros medicamentos que tomes.[16]
    • Debes tomar estos medicamentos lo más pronto posible para que sean efectivos. Esta es la razón por la que debes visitar a un médico tan pronto como aparezca la erupción.[17]
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    Toma un analgésico. El dolor que sientes durante un ataque de culebrilla debe ser breve, pero puede ser intenso. Dependiendo del nivel de dolor y de tu historial médico, el médico puede prescribir un medicamento con codeína o algo que controle el dolor de forma prolongada como un anticonvulsivo.[18]
    • El médico también puede prescribir medicamentos anestésicos como lidocaína, los cuales pueden aplicarse como crema, gel, espray o parche para la piel.[19]
    • El médico también puede inyectarte corticosteroides o un anestésico local para controlar el dolor.[20]
    • La crema de capsaicina prescrita, que contiene el ingrediente activo de los pimientos picantes, también puede ayudar a controlar el dolor si la aplicas a la erupción.[21]
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    Mantén tu piel limpia y fresca. Toma baños fríos durante un ataque de culebrilla o mantén una compresa fría sobre las ampollas y las llagas.[22] Mantenlas limpias con agua fría y con un jabón suave para prevenir una mayor irritación o infección.[23]
    • Debas bañarte con un jabón suave como Dove, Oil of Olay o Basis.[24]
    • Puedes mezclar 2 cucharaditas de sal en un litro de agua fría y usar un paño para aplicar la solución a las ampollas o a la erupción. Esta medida aliviará la comezón que experimentes.[25]

Método 2
Método 2 de 2:
Lidiar con las complicaciones de la culebrilla

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    Reconoce la neuralgia posherpética. Una de cinco personas con culebrilla tendrá neuralgia posherpética. Puedes tenerla si experimentas un dolor intenso en la misma área en la que apareció la erupción de la culebrilla.[26] Puede durar semanas o meses. Algunas personas pueden experimentar los síntomas por años.[27]
    • Mientras más años tengas, más probable será que desarrolles neuralgia posherpética.[28]
    • Si experimentas dolor cuando las cosas tocan tu piel (por ejemplo, ropa, viento o personas), puedes tener neuralgia posherpética.
    • Si esperas mucho tiempo para buscar tratamiento, puedes ser más propenso a desarrollar neuralgia posherpética.
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    Ten cuidado con las complicaciones. Si bien la neuralgia posherpética es la complicación más común, hay otras complicaciones como neumonía, problemas auditivos, ceguera, inflamación cerebral (encefalitis) o muerte.[29] Las cicatrices, la infección bacteriana de la piel y la debilidad muscular local también son posibles complicaciones.
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    Busca tratamiento médico. Si crees que sufres de neuralgia posherpética o de otras complicaciones de la culebrilla, debes visitar a un médico. Este podrá elaborar un plan de tratamiento para controlar las complicaciones. El plan de tratamiento se centrará en controlar el dolor crónico.
    • El plan de tratamiento puede incluir agentes tópicos como lidocaína, analgésicos como oxicodona, anticonvulsivos como gabapentina (Neurontin) o pregabalina (Lyrica) o intervenciones psicosociales.
    • Muchas personas pueden experimentar depresión u otros problemas de salud mental al lidiar con el dolor crónico. El médico puede prescribirte antidepresivos o recomendar que recibas terapia cognitivo conductual. Esta terapia puede incluir técnicas de relajación o hipnosis. Ambas técnicas son efectivas para controlar el dolor crónico.
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    Ponte la vacuna contra la culebrilla. Si tienes 60 o más, debes ponerte la vacuna contra la culebrilla. Aunque hayas tenido este trastorno antes, de todas formas debes ponerte la vacuna.[30] Puedes ponértela en el consultorio de un médico o en la farmacia.
    • La vacuna contra la culebrilla debe estar cubierta por los planes de la parte D de Medicare o por un seguro privado de salud.[31]
    • Debes esperar hasta que la erupción haya desaparecido antes de ponerte la vacuna. Habla con el médico para determinar el mejor momento para ponértela.[32]
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    Cuida de tu salud en general. Vivir con culebrilla significa que cualquier cosa puede desencadenar un ataque, incluyendo el estrés, un sistema inmunológico debilitado, una dieta deficiente y el agotamiento.[33] Si bien la vacuna es la única manera de prevenir la culebrilla, tener una buena salud general puede ayudarte a evitar otro ataque y a recuperarte mejor del trastorno.
    • Come una dieta equilibrada y consume abundantes vitaminas, minerales y antioxidantes.
    • Haz ejercicio regularmente y descansa mucho.

Consejos

  • Busca apoyo entre otras personas que vivan con la culebrilla. Aproximadamente 1 millón de personas desarrollan la culebrilla cada año en los Estados Unidos (de acuerdo con las cifras proporcionadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades). Casi el 50 por ciento de esos casos afectan a personas que tienen al menos 60 años de edad. Revisa las listas de la comunidad o busca en Internet para ver si hay grupos de apoyo en tu área.
  • No te rasques las ampollas ni la piel durante un ataque. Esto solo empeorará el dolor y la gravedad de la culebrilla.
  • Evita a las personas que no hayan contraído la varicela o que no hayan recibido la vacuna contra la varicela. La culebrilla no es contagiosa, pero durante un ataque, puedes contagiar la varicela a niños y adultos que no hayan estado expuestos o vacunados contra el virus de la varicela.
  1. https://www.aad.org/public/diseases/contagious-skin-diseases/shingles
  2. https://www.nia.nih.gov/health/publication/shingles#last
  3. http://www.mayoclinic.org/healthy-lifestyle/stress-management/basics/stress-basics/hlv-20049495
  4. http://www.mayoclinic.org/tests-procedures/meditation/in-depth/meditation/art-20045858
  5. http://www.mayoclinic.org/tests-procedures/meditation/in-depth/meditation/art-20045858
  6. http://www.mayoclinic.org/tests-procedures/meditation/in-depth/meditation/art-20045858
  7. http://www.cdc.gov/shingles/about/prevention-treatment.html
  8. http://www.cdc.gov/shingles/about/prevention-treatment.html
  9. http://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/shingles/basics/treatment/con-20019574
  10. http://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/shingles/basics/treatment/con-20019574
  11. http://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/shingles/basics/treatment/con-20019574
  12. http://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/shingles/basics/treatment/con-20019574
  13. https://www.aad.org/public/diseases/contagious-skin-diseases/shingles
  14. https://www.nia.nih.gov/health/publication/shingles#last
  15. http://www.webmd.com/skin-problems-and-treatments/tc/itchy-blisters-home-treatment-topic-overview
  16. http://www.webmd.com/skin-problems-and-treatments/tc/itchy-blisters-home-treatment-topic-overview
  17. http://www.cdc.gov/shingles/about/complications.html
  18. http://www.cdc.gov/shingles/about/complications.html
  19. http://www.cdc.gov/shingles/about/complications.html
  20. http://www.cdc.gov/shingles/about/complications.html
  21. https://www.nia.nih.gov/health/publication/shingles#last
  22. https://www.nia.nih.gov/health/publication/shingles#last
  23. http://www.cdc.gov/vaccines/vpd-vac/shingles/vacc-need-know.htm#protection
  24. https://www.nia.nih.gov/health/publication/shingles#tips

Acerca de este wikiHow

Victor Catania, MD
Coescrito por:
Médico de medicina familiar
Este artículo fue coescrito por Victor Catania, MD. El Dr. Catania es un médico en medicina familiar certificado por el colegio oficial en Pensilvania. Recibió su maestría en la Universidad Médica de las Américas en 2012 y completó su residencia en medicina familiar en el Hospital Robert Packer. Es miembro de la Junta Americana de Medicina Familiar. Este artículo ha sido visto 5681 veces.