Empirismo

El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia y la evidencia, especialmente la percepción sensorial, en la formación de ideas y adquisición de conocimiento, sobre la noción de ideas innatas o tradición.[1] Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento, no solo en cuanto a su origen sino también en cuanto a su contenido. Se parte del mundo sensible para formar los conceptos y estos encuentran en lo sensible su justificación y su limitación.

Estatua de David Hume en Edimburgo, Escocia. Hume fue uno de los empiristas más influyentes.

El término «empirismo» proviene del griego έμπειρία, cuya traducción al latín es experientia, de donde deriva la palabra experiencia.

El empirismo, bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna como fruto maduro de una tendencia filosófica que se desarrolla sobre todo en el Reino Unido desde la Baja Edad Media. En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento que los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general obtenían a través de su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición al conocimiento teórico concebido como contemplación de la verdad al margen de cualquier utilidad.[2]

Gottfried Leibniz, referente del racionalismo.

Se le suele considerar contraponer al racionalismo, más característico de la filosofía continental. Hoy en día la oposición empirismo-racionalismo, así como la distinción analítico-sintético, no se suele entender de un modo tajante como lo fue en tiempos anteriores, y más bien una u otra postura obedecen a cuestiones metodológicas, heurísticas o de actitudes vitales, más que a principios filosóficos fundamentales.

Karl Marx, referente del historicismo.

Al empirismo también se le suele oponer con el historicismo, ya que tanto el empirismo como el racionalismo son teorías individualistas del conocimiento, mientras que el historicismo es una epistemología social. Si bien el historicismo también reconoce el papel de la experiencia, difiere del empirismo al suponer que los datos sensoriales no se pueden entender sin considerar las circunstancias históricas y culturales en las que se hacen las observaciones.[3]

En relación con la ciencia, el empirismo no se debe mezclar con la investigación empírica, ya que las diferentes epistemologías se deben considerar puntos de vista opuestos sobre la mejor manera de hacer estudios. Sin embargo, entre los investigadores hay cierto consenso de que los estudios deben ser empíricos.

Ciclo empírico según A. D. de Groot.

Por lo tanto, el empirismo actual se debe entender como uno entre múltiples ideales en competencia a la hora de obtener conocimiento. Mientras este defiende el ideal de permitir que los datos de la observación «hablen por sí mismos», los puntos de vista opuestos se oponen a este ideal, acusándolo de aporético, falso y/o parcial.

El empirismo no solo se debe entender en relación con cómo este término se ha utilizado en la historia de la filosofía. También se debe interpretar de una manera que permita distinguir el empirismo entre otras posiciones epistemológicas en la ciencia contemporánea. En otras palabras: el empirismo como concepto se debe construir junto con otros conceptos, que juntos hacen posible discriminaciones importantes entre los diferentes ideales subyacentes de la ciencia contemporánea.[4]

Respecto del problema de los universales, los empiristas suelen simpatizar y continuar con la crítica nominalista iniciada en la Baja Edad Media. Los empiristas modernos más influyentes fueron John Locke, George Berkeley, David Hume y Francis Bacon.

Historia

Antiguas formas de empirismo incluyen las labores epistemológicas de Buda en Oriente.[5][6][7][8][9] Sin embargo, aquí se considera la evolución de las actitudes filosóficas occidentales.

Edad Antigua

En la Antigüedad clásica existía una clara separación entre:

Alegoría de la sabiduría en la Biblioteca de Celso en Éfeso, Turquía. La inscripción en griego dice «ΣΟΦΙΑ ΚΕΛΣΟΥ» (sofía Kelsou). Pese a la ausencia de iota subscrita marcando el dativo en la primera palabra, se interpreta como «A la sabiduría de Celso».

En la Antigüedad clásica el conocimiento teórico y práctico, como saber universal y necesario, ideal del «saber», es independiente de la experiencia,[13] y constituye la sabiduría. La máxima expresión como conocimiento de la verdad, como ciencia, es la Metafísica[14] y el modelo ideal de vida el más cercano posible a la felicidad, como ética, constituyen el ideal del sabio.

Esta separación del conocimiento y la acción práctica respecto a la producción de bienes materiales responde a una tradición aristocrática y guerrera de la nobleza o clase dominante. Las artes y los oficios eran propios de esclavos o comerciantes, pero la «sabiduría» (filosofía) era lo propio de la nobleza y de los hombres libres.[15]

En la Atenas clásica ya apareció una doble actitud de pensamiento que se va a mantener a lo largo de toda la historia de la filosofía en Occidente y que hoy caracterizamos básicamente como racionalismo y empirismo. En realidad responden a dos actitudes y modos de concebir la función del pensamiento y el sentido de la vida.

La historiografía filosófica impuso un Heráclito platonizado con un primitivo empirismo del fluir de todas las cosas.[16][17] Empédocles habló de «efluvios» que salen de los objetos y son percibidos por los ojos.[18][19] Demócrito dio una explicación mecanicista de las sensaciones con sus doctrinas atomistas. Cambió los efluvios por átomos que mediante los sentidos chocan con el alma, compuesta también de átomos, "que generan las apariencias, lo que percibimos, lo superficial" dependiendo de la forma y textura de los átomos.[20][21]

Los primeros en mantener una actitud claramente empirista fueron los sofistas, quienes negaron las especulaciones racionalistas sobre el mundo natural común a sus predecesores, presocráticos y, sobre todo, Platón; por el contrario, se preocuparon «en tan relativas entidades como el hombre y la sociedad».[22][23] El valor de la verdad queda restringido al valor concreto de la experiencia y el ejercicio del poder, bien sea individual (moral) o social (política). El sofista Protágoras sostuvo que todas las sensaciones son tan verdaderas como cualquier otra.[21]

Este empirismo se interesa por la retórica en el dominio del lenguaje como instrumento esencial para la vida política ateniense y el ejercicio del poder.[24]

Aristóteles proclamó la importancia de la inducción basada en la experiencia.

Aristóteles

Tal vez sea Aristóteles quien mejor expresó el valor de la experiencia como fuente de conocimiento, por más que la considerara sometida al supremo valor de lo teórico. En su Metafísica (982b 11-32), Aristóteles concibe al conocimiento como un proceso:

  • Se parte de lo común con los animales dotados de sensación y memoria y, por tanto, con experiencia; es la acumulación de experiencia lo que a los hombres hace «expertos».
  • Más perfecto es el conocimiento de dicha experiencia unida a la reflexión, lo que convierte a los hombres en “artesanos”; lo que hoy denominaríamos técnicos (médicos, arquitectos, estrategas, etc.).
  • La perfección de la función racional humana se manifiesta en la suprema facultad de elevarse a los fundamentos de dichos conocimientos, entreviendo en el estudo de las causas los primeros principios; es en esto en lo que el hombre se asemeja a los dioses, el saber de una ciencia primera, entendida hasta el siglo XVII como Metafísica. Esto solo es posible en la medida en que una sociedad tiene asegurados los bienes materiales, y por tanto puede dedicar a los «hombres libres» a la «inutilidad» del pensamiento en búsqueda de la verdad de la ciencia.[25]
De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en busca del conocimiento, y no por ninguna utilidad. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida. Es, pues, evidente que no la buscamos por ninguna utilidad sino que así como llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro, así consideramos a esta como la única ciencia libre, pues esta sola es para sí misma. Por eso también su posesión podría con justicia ser considerada impropia del hombre. Pues la naturaleza humana es esclava en muchos aspectos; de suerte que según Simónides, «sólo un Dios puede tener tal privilegio, aunque es indigno de un varón buscar la ciencia a Él proporcionada».
Aristóteles, Metafísica, 982b 11-32

Aristóteles es propiamente un filósofo de tipo racionalista, como no podía ser menos en un discípulo aventajado de Platón. Admite un conocimiento metafísico del ente en cuanto tal, siendo el fundador de un sistema lógico que garantiza que, si se parte de verdades y se razona correctamente, se llegará a nuevas verdades,[26] tal como define la forma argumentativa por excelencia, el silogismo, partiendo de la capacidad del entendimiento para llegar al conocimiento verdadero e intuitivo de los principios y la intuición de las esencias como formas sustanciales de las cosas.

Sin embargo, Aristóteles también es el primero que reflexiona sobre el valor del conocimiento por la experiencia y los razonamientos inductivos, es decir, el conocimiento científico entendido como «observación de la naturaleza»: biología, medicina, etc.[27]

Helenismo greco-romano

Arquímedes pensativo. Óleo sobre tela del pintor Domenico Fetti (1620). Gemäldegalerie Alte Meister, Dresde.

La influencia de los artesanos en la elaboración de teorías, o mejor dicho, normas generales, más o menos científicas para la práctica de la construcción, la agricultura, la navegación, la medicina, etc., siempre estuvo presente, sobre todo en el período helenístico (especialmente en el período alejandríano) y durante el Imperio romano, donde las «artes» tuvieron una importancia enorme en las construcciones civiles, no solo en las ciudades, sino en la construcción de carreteras, puentes y obras hidráulicas.[28][29]

Hipócrates de Cos pasa por ser el padre de la medicina, responsable del cambio de orientación que hasta entonces tenía la tradición - sobre todo egipcia -, ligada a la magia y a lo sagrado. Es el primero que elaboró una teoría general sobre lo que es la salud y la enfermedad en relación con un concepto determinado de ser humano.

Son nombres relevantes de la cultura clásica, además de los citados: Arquímedes, un auténtico teórico y práctico de la lógica empírica;[30] Vitruvio, el primero en hacer un tratado de arquitectura y urbanismo;[31] y Galeno, egregio representante de la medicina antigua.[32][33]

Los conceptos y la experiencia

Los griegos separaron el conocimiento de la razón, que conoce por conceptos aplicables a multitud de objetos como conocimiento universal, del mero conocimiento de la experiencia que conoce por los sentidos únicamente lo individual y concreto.

Cómo se entienda qué son los conceptos y su relación con lo sensible y ambos en su relación con la realidad es el fundamento de estas dos actitudes que consideramos los antecedentes del racionalismo y el empirismo.

  • En la medida en que tales conceptos representan la "esencia" inmutable de las cosas, las formas de la sustancia, el conocimiento adquiere un sentido Universal y necesario, y por ello es un conocimiento objetivo y hace posible el conocimiento científico. Tal es el fundamento de la actitud racionalista. El lenguaje, entonces, en la medida en que es capaz de representar los conceptos como verdaderos en un lenguaje “apofántico”, como decía Aristóteles, manifiesta en su contenido fielmente la realidad como verdad.
  • En la medida en que el concepto esté más cercano y dependa más de la experiencia sensible, el conocimiento ofrece únicamente un conocimiento cuya verdad descansa en el caso individual y concreto y está sujeta a la subjetividad del individuo que tiene la experiencia. Los conceptos y su referente en el lenguaje, las palabras, son algo convencional, generalizaciones de la experiencia individual compartida con los miembros de una sociedad cultural que hace posible la comunicación mediante el lenguaje.

Los conceptos para el empirismo no son una garantía de conocimiento objetivo y por tanto la ciencia tiene solamente un valor relativo y justificado en la generalización de las experiencias comunes, convencionalmente representadas en los conceptos y el lenguaje.

«El hombre es la medida de todas las cosas» es la frase que viene a resumir esta tendencia. Se atribuye a Protágoras uno de los notables sofistas con quien Sócrates, (Platón), sostiene controversia. Nombre que queda históricamente consagrado por dar título a uno de los más conocidos “Diálogos” de Platón.[34][35]

La tradición más racionalista está representada por el pensamiento metafísico griego y la tradición más ligada a la tradición cristiana en Occidente: los presocráticos, Pitágoras, Platón y Aristóteles y sobre todo el platonismo y el neoplatonismo, pues en último término este pensamiento remite a un primer principio, que los cristianos refieren a Dios.

Epicuro fue el filósofo griego fundador del epicureísmo.

La tradición griega más empirista está representada por los sofistas y los escépticos, pero cada escuela (estoicismo, cinismo, cirenaísmo, epicureísmo, pirronismo) y cada momento histórico tiene sus respectivos representantes con diversos matices más o menos cercanos al empirismo o al racionalismo.

Artistipo pensó que todo conocimiento es de la propia sensación inmediata, y aunque podemos conocer con certeza nuestras experiencias sensoriales inmediatas, no podemos saber nada sobre la naturaleza de los objetos que causan estas sensaciones.[36][37]

Epicuro creía que las percepciones eran producto de los átomos que desprenden los cuerpos, llegando hasta nuestros sentidos. Estas percepciones son verdaderas y es la base del conocimiento, moralidad y lógica. La teoría epicúrea del conocimiento propone 4 criterios de verdad, de realidad o de evidencia: La sensación, los sentimientos o afecciones, las anticipaciones y las proyecciones imaginativas del entendimiento.[38][39]

Ptolomeo, el creador de la concepción geocéntrica del universo, representa un ejemplo interesante del empirismo en la antigüedad. Heredero de la concepción del Universo dada por Platón y Aristóteles, su método de trabajo difirió notablemente del de éstos, pues mientras Platón y Aristóteles dan una cosmovisión del Universo, Ptolomeo es un empirista. Su trabajo consistió en estudiar la gran cantidad de datos existentes sobre el movimiento de los planetas con el fin de construir un modelo geométrico que explicase dichas posiciones en el pasado y fuese capaz de predecir sus posiciones futuras.

Edad Media

En Occidente, la caída del Imperio romano deja todo el saber refugiado en los monasterios y queda restringido prácticamente al control y poder de la Iglesia. El pensamiento cristiano adoptó durante la antigüedad y toda la Alta Edad Media el platonismo y neoplatonismo por ser el pensamiento que mejor se adaptaba a su creencia en un Dios único y creador del mundo conforme a unas Ideas (Divina Providencia), concibiendo un sentido trascendente a la vida del ser humano, al ser esta juzgada por Dios una vez acabado el tiempo mortal.

Iniciado el siglo XI, y por medio de los árabes, se recupera el aristotelismo en Occidente, pudiéndose acceder a sus obras. Son pensadores importantes en este proceso Al-Farabi,[40] Al-Kindi,[41] Avicena,[42][43] Averroes,[44][45][46] Alhacén,[47][48] Avempace[49][50][51][52] y de especial trascendencia cultural la Escuela de Traductores de Toledo.[53][54][55][56]

La polémica suscitada en la Universidad de París por Roscelino de Compiègne y Pedro Abelardo sobre la realidad de los conceptos universales supuso un nuevo interés por las cuestiones lógicas y en lo que va a constituir el nominalismo, una de las cuestiones que mayor influencia va a tener en la «valoración de la experiencia».

Esta revalorización de la experiencia y la «importancia del conocimiento individual» se producen a partir del siglo XIII, sobre todo por la orden franciscana y la Universidad de Oxford.

Los franciscanos subrayan la importancia de lo individual, y valoran la experiencia del mundo como valor del conocimiento en cuanto tal, que no impide sino que ilumina y acerca el sentido de la vida hacia Dios reconociendo el valor del conocimiento de la Naturaleza como obra de Dios. Los pensadores más significativos de esta corriente son Roger Bacon, Duns Scoto, y sobre todo Guillermo de Ockham.

En contraposición los dominicos (Universidad de París) subrayaron un realismo moderado, manteniendo la importancia de los universales; Tomás de Aquino,[57] dominico, promueve un aristotelismo cristiano que tanta influencia ha tenido en la historia de la Iglesia. En síntesis:[58]

El nominalismo evolucionó a partir de la tesis de Aristóteles de que toda realidad consiste en materias individuales; la teoría extrema del realismo fue enunciada por primera vez por Platón en su doctrina de las ideas universales arquetipicas. La controversia nominalismo-realismo se hizo ostensible sobre todo en los siglos XI y XII; la posición nominalista fue defendida por Roscelino, y la realista por Bernardo de Chartres y Guillermo de Champeaux, defensores de la escolástica aristotélica. Así, los primeros sustentadores del nominalismo fueron Berengario de Tours, Roscelino de Compiègne y Pedro Abelardo. En el siglo XIV fue renovado por Guillermo de Occam, que lo defendió más como instrumento de la ciencia natural positivista que como tesis epistemológica. Occam es la última gran figura de la escolástica y al mismo tiempo la pri- mera figura de la modernidad. Para explicar la formación de los universales el nominalismo recurre al papel que juegan los signos, sobre todo los lingüísticos. Éstos hacen posible, gracias a la asociación más o menos artificial de ellos con los objetos de la experiencia, una organización de nuestra experiencia y de nuestro saber. Cualquier tipo de abstracción de que es capaz la mente cognoscente es llevada a cabo en una especie de semiótica, incluidas las matemáticas, que no son más que un cálculo con signos conceptuales.
Mariano Moreno Villa

El nominalismo y la «navaja de Ockham». Crítica de la teoría aristotélica del movimiento

El llamado nominalismo supone un sentido crítico sobre el valor de los conceptos y el sentido del lenguaje.

Imagen de Guillermo de Ockham en el vitral de un templo en Surrey, Inglaterra.

Frente a los argumentos aristotélicos clásicos «cualitativos» o esenciales y el mundo de las «entidades» que se introducen como conceptos en dichos argumentos,[59] Guillermo de Ockham establece un principio que ha pasado a la historia como la navaja de Ockham o principio de parsimonia: Non sunt multiplicanda entia sine necessitateno se han de multiplicar las entidades sin necesidad»), o lo que equivale a valorar las explicaciones más sencillas y cercanas a la experiencia, antes que recurrir a especulaciones arbitrarias e imaginativas.

Por otro lado, en París, Nicolás Oresme critica la teoría del movimiento aristotélica y mediante relación de cantidades mediante tablas,[60] se estudia el movimiento relacionando los espacios recorridos y el tiempo que se tarda en recorrer dicho espacio, intuyendo el concepto de velocidad y aceleración, tan importante para establecer las condiciones experimentales del movimiento; clasifican estos como «uniforme», «disforme» y «uniformemente disforme». Y es el antecedente más próximo al estudio del movimiento mediante «cantidades relacionadas matemáticamente», fundamento del progreso de la ciencia del siglo XVI y XVII y del concepto de análisis matemático.

Jean Buridan y su teoría del ímpetu analiza el momentum o permanencia del movimiento después de que haya actuado la causa que lo produce, como ocurre en el caso de los proyectiles.[61] Es el antecedente más importante de lo que en la ciencia moderna va a ser el principio de inercia.

Renacimiento

Los grandes descubrimientos, (brújula, pólvora, imprenta, las Indias occidentales), han ensanchado enormemente el mundo conocido hasta entonces y los modos de organización social y la transmisión de la cultura a través de los libros.

El paso al heliocentrismo por la revolución de Copérnico fue determinante para desplazar definitivamente la física «cualitativa» aristotélica y avanzar hacia una ciencia física «cuantitativa», fuertemente apoyada en la medición y las matemáticas.

Este proceso renovador avanza de manera espectacular en el Renacimiento, siendo de especial importancia la sustitución del ábaco por el algoritmo en las operaciones esenciales para el cálculo. Esto es posible gracias a la aportación árabe del sistema de numeración decimal, introduciendo el cero, ya conocido en la India y por los mayas, y los grafos numéricos actuales, que hicieron posible confeccionar tablas de operaciones aritméticas y sobre todo ampliar los campos del cálculo, esencial para el comercio que en esta época cultiva la burguesía de las ciudades.[62]

El saber se independiza en las ciudades del control de la Iglesia y a través de la influencia de artistas y artesanos, sobre todo la arquitectura para las nuevas construcciones de las ciudades y la metalurgia esencial para las nuevas «artes de la guerra» por la aplicación de la pólvora. La experiencia como fuente de conocimiento adquiere un valor social que hasta entonces no había tenido.[63]

El hecho del descubrimiento de las «Indias Occidentales» plantea el tema de la redondez de la tierra a la vez que el heliocentrismo[64] toma cuerpo de hipótesis científica con el libro de Copérnico. El heliocentrismo pone en cuestión y profundiza la crisis de la concepción medieval del mundo y la física aristotélica.

El poder social de la nobleza va a ir pasando a una clase social nueva, la burguesía, y a encontrar un nuevo fundamento en el dinero. Dinero al que tienen que recurrir los reyes mediante el préstamo de los banqueros para mantener un ejército basado en la pólvora y no en las «armas de los caballeros».

El cambio de mentalidad que supuso el Renacimiento, el Humanismo, no acepta el «argumento de autoridad», y tanto los artistas como los investigadores y pensadores reclaman libertad, lo que facilitó en gran manera el hecho de valorar la experiencia y la experimentación como fuente de conocimiento. El conocimiento adquiere con esto un valor nuevo: «conocer para dominar la naturaleza».

Leonardo da Vinci no pudo ir a la universidad por ser hijo ilegítimo, por lo que a veces era tratado, por algunos, de «inculto» por no saber latín:

Soy completamente consciente de que hay gente presuntuosa que cree tener razón en desacreditarme por no ser un hombre culto ¡Qué locos! [...] No saben que mis materiales tienen más valor porque derivan de la experiencia antes que de las palabras de otros, y la experiencia es la maestra de quienes han escrito con acierto.
Leonardo da Vinci, Códice Atlántico, folio 327v.

Hablar del Renacimiento es hablar de Leonardo da Vinci[65] Miguel Ángel, etc. que si no fueron específicamente científicos significaron la apertura del espíritu hacia nuevos conceptos. Luis Vives, Erasmo, etc. significaron la superación del criterio de Autoridad que tanto limitaba el horizonte del conocimiento en su dependencia de la fe y de una Autoridad como la Iglesia que controlaba cualquier desviación de lo «establecido».[66]

Edad Moderna

René Descartes, padre del racionalismo moderno.

La filosofía aristotélica tradicional entra profundamente en crisis a partir de la teoría heliocéntrica del universo y de los progresos que la ciencia está obteniendo aplicando métodos nuevos de investigación. De especial relevancia es el método «resolutivo-compositivo» de Galileo.[67]

La ciencia intenta «descubrir las leyes que rigen la naturaleza para dominarla». ¿Cómo es posible llegar a conocer desde la experiencia las leyes generales del comportamiento de la naturaleza?

  • Dos modelos de método de investigación: Francis Bacon y Descartes
  • Dos modelos de pensamiento filosófico y valoración del conocimiento: Racionalismo y Empirismo propiamente dichos.

Es en este campo filosófico de oposición racionalismo-empirismo en el que frecuentemente se sitúa el empirismo en cuanto tal. Se restringe incluso al titulado «empirismo inglés» (Francis Bacon, Hobbes, Locke, Berkeley, Hume), en oposición al «racionalismo continental» (Descartes, Malebranche, Spinoza, Leibniz, Christian Wolff).

En esta oposición el problema se viene a reducir a la admisión de la existencia o no existencia de las ideas innatas.

Según Descartes el entendimiento se funda en intuiciones evidentes puestas por Dios en la naturaleza humana, como ideas innatas o principios del pensar,[68][69] a partir de las cuales es posible establecer unas relaciones lógicas entre las ideas recibidas de la experiencia.[70]

Este modo de pensar relacionando ideas mediante el análisis ha dado enormes frutos en el progreso habido durante los últimos años en el cálculo matemático para el descubrimiento y descripción de las leyes de la naturaleza y sus aplicaciones a la ciencia empírica, la Física como ciencia moderna y la astronomía sobre todo.

Tras el desarrollo del cálculo habido ya en el Renacimiento, y el desarrollo del álgebra por Simon Stevin, François Viète, Gerolamo Cardano y otros, se hace posible el cálculo del movimiento de los proyectiles por Tartaglia; del movimiento de caída de los «graves» Galileo; el estudio de la variación de presión por la altura Torricelli; el estudio de las presiones y el descubrimiento de la prensa hidráulica y cálculo de probabilidades Pascal; la predicción del movimiento de los planetas Kepler. Y la culminación de este proceso se da en el seno del racionalismo con el propio Descartes, Pascal, Leibniz y Newton. Estos dos últimos, con el descubrimiento del cálculo infinitesimal, abrieron enormes perspectivas en la matematización y cálculo de funciones continuas aplicables a tantos procesos de cambio continuo en la naturaleza, siendo finalmente la obra de Newton todo un compendio de lo que vino a significar la ciencia física durante los siguientes siglos.

Sobre el modelo de este proceso de reflexión matemática Descartes propone su método de investigación científica; una ciencia que garantiza la verdad por la sucesión de evidencias con certeza que se establecen siguiendo las reglas del método.[71]

Estas verdades así establecidas se corresponden con la realidad del mundo porque una de las principales ideas innatas es la idea de Dios como ser Perfecto y Bueno, que no puede engañarse ni engañarnos.[72]

Son los racionalistas principales: Descartes, Spinoza, Malebranche, Leibniz,[73] Wolff, Pascal y el grupo de Port Royal en Francia.

El empirismo inglés

John Locke (1632-1704), el más influyente empirista inglés.

John Locke responde al racionalismo continental, defendido por René Descartes, escribiendo a finales del siglo XVII Ensayo sobre el entendimiento humano (1689).

El único conocimiento que los humanos pueden poseer es el conocimiento a posteriori (el conocimiento basado en la experiencia). Es famosa su proposición de que la mente humana es una Tabula rasa u hoja en blanco, en la cual se escriben las experiencias derivadas de impresiones sensoriales a medida que la vida de una persona prosigue.

Hay dos fuentes de nuestras ideas: sensación (proveniente de los sentidos) y reflexión (proveniente de las operaciones mentales: pensamientos, memorias...), en ambas se hace una distinción entre ideas simples y complejas. Las ideas simples son creadas de un modo pasivo en la mente, luego de obtenerlas mediante la sensación. Por el contrario, las ideas complejas se crean después de la combinación, comparación o abstracción de las ideas simples. Por ejemplo la idea de un cuerno al igual que la de un caballo son ambas ideas simples, pero al juntarse para representar a un unicornio se convierten en una idea compleja.[74] De acuerdo con Locke, nuestro conocimiento de las cosas es una percepción de ideas, que están en acuerdo o desacuerdo unas con otras según unas leyes de asociación de ideas.

Pero considerar la idea de «sustancia» o la idea de «causa» como una «idea compleja» modifica completamente el fundamento de toda la filosofía tradicional basada en la «sustancia» como «sujeto» y la «causalidad» como «explicación del cambio o movimiento»[75]

Una generación después, el obispo irlandés George Berkeley (1685-1753) determinó que el punto de vista de Locke abre la puerta para un eventual ateísmo. Ideó un empirismo extremo, metafísico, en el cual los objetos existen si son percibidos Esse est percipi (ser es ser percibido) de modo que un objeto siempre es percibido; porque si ningún humano lo percibiera Dios sería la entidad encargada de percibirlo. La percepción en cualquier caso es el fundamento del ser. Tales ideas más que empíricas responden a un sentido idealista.[76][77][78]

David Hume (1711-1776) sostuvo un empirismo que derivó en escepticismo.

Por otra parte, David Hume reduce todo conocimiento, en cuanto tal, a «impresiones» e «ideas».[79] Admite dos tipos de verdades: «verdades de hecho»[80] y «relación de ideas»[81] Toda idea ha de poder ser reducida a una impresión correspondiente. Cuando una idea surge de la relación entre ideas, su contenido de realidad ha de depender de las impresiones que la motivan. Si no encontramos dichas impresiones se debe rechazar como producto de la mera imaginación sin contenido de realidad alguno. Tal ocurre con la idea de sustancia y la idea de causa.[82]

Un conjunto de impresiones generan una asociación de ideas respecto a un hecho y un juicio al respecto. Un asesinato, por ejemplo, no es ni puede ser reducido a una impresión[83] Es una relación de ideas: La idea del hecho de matar a un hombre (recuerdo de una impresión) junto con la idea del "desagrado que produce" en la conciencia como impresión interna queda asociada en una nueva idea: "asesinato" como idea que expresa un juicio moral relativo al rechazo de la asociación de las dos impresiones: El asesinato es algo "malo" como apreciación subjetiva moral pero no tiene contenido de conocimiento verdadero o falso.

De igual manera la noción de causa no puede ser reducida a una impresión; surge de la relación entre ideas. ¿Cuál es la relación que une a dos ideas como causa? Para Hume es evidente que la relación causal se establece bajo el punto de vista de "una sucesión constante de impresiones" que generan en el hombre un «hábito» o «costumbre».

A la impresión de poner un cacharro con agua en el fuego siempre se sigue que el agua se caliente. Es la conciencia la que asocia estas dos impresiones sucesivas como ideas (el hecho de poner el agua al fuego, y que le suceda el hecho de que se caliente). Esta asociación constituye una nueva idea, la idea de causa, cuyo fundamento es la expectativa de que "el hecho de que hasta ahora me ha sucedido que siempre que pongo un cacharro con agua al fuego esta se calienta" me permite afirmar: "El fuego calienta el agua"; es decir el fuego es la causa de que el agua se caliente.

Pero no podemos encontrar ninguna impresión que tenga relación directa con la idea de causa. Y el contenido de realidad de una idea solamente tiene sentido en referencia a la impresión de la que se derive. La idea de causa, pues, es algo meramente subjetivo, resultado de la asociación de la mente de dos impresiones sucesivas cuya conexión no aparece como evidencia.

Lo analítico y lo sintético, lo a priori y a posteriori

Las consecuencias que se derivan del concepto de causa, tal como lo concibe Hume, respecto a un conocimiento que pretenda ser científico no puede ser más destructivo. Conduce a un escepticismo puesto que nunca podremos conocer el fundamento de nuestras impresiones y el conocimiento de la experiencia nunca nos permitirá salir de un subjetivismo incompatible con la ciencia.

Por otro lado la ciencia del siglo XVII está mostrando unos éxitos indudables en el conocimiento de las leyes de la naturaleza, así como en el dominio de la misma en sus aplicaciones técnicas.

Esta crítica de la noción de causa según el postulado empirista, provocó en Kant racionalista hasta entonces, su despertar del «sueño dogmático». Toda su obra crítica intenta superar este supuesto que hacía de todo punto inviable el conocimiento científico.

El empirismo tanto de Locke como de Hume, deriva a lo que se ha llamado asociacionismo que viene a reducir el conocimiento a un psicologismo como fue entendido posteriormente.[84]

La ciencia tradicional, desde los griegos a la Edad Moderna, procede por conceptos. Es independiente de la experiencia, (lo que en la Edad Moderna se conceptualiza como a priori).

El conocimiento verdadero es posible porque el objeto de experiencia se considera dado como realidad objetiva[85] origen y causa de la afección sensible que conduce al conocimiento de la experiencia. La experiencia garantiza la existencia de lo percibido. Los conceptos, en tanto que se deriven válidamente de la experiencia,[86] ponen en conexión conocimiento universal y realidad.

Así es como normalmente se valora el conocimiento en la conciencia no crítica que identifica el conocimiento con lo real.[87]

Se da por supuesto que el entendimiento es capaz de intuir la esencia universal como forma de las cosas percibidas en la experiencia. Allí donde se dé el caso del objeto que se trate se darán las notas categoriales propias de dicho concepto.

La razón, en este modo de concebir la ciencia, analiza los conceptos de forma separada de la experiencia; clasifica y relaciona los conceptos unos con otros por medio de las "notas" o "cualidades" que los caracterizan; y la razón, aplicando las leyes del pensar, la Lógica, por medio de los silogismos, obtiene conclusiones que son aplicables a los objetos reales con garantía de verdad científica. El resultado es una ciencia de las cualidades tal como fue la ciencia aristotélica.

La ciencia así concebida es universal por tratar de conceptos universales que abarcan a todo un universo de objetos, y necesaria porque se basa en las intuiciones verdaderas de las cualidades de los objetos. Es por tanto una ciencia "cualitativa" y "a priori" en donde la experiencia juega un papel claramente secundario.[88]

Pero el punto de partida de la reflexión filosófica a partir de Descartes, tanto para los racionalistas como para los empiristas, cambia de manera radical:

  • Lo dado no es el objeto de la experiencia, sino la conciencia del "yo" como sujeto-pensante de la experiencia.
  • El objeto es una "impresión" o "idea" de la conciencia. El entendimiento opera con ideas.[89]
  • Al no haber intuición de realidad en lo sensible percibido no hay garantía de que la relación entre idea-objeto tenga fundamento en lo realmente objetivo. Dicha relación se convierte en problemática.

El racionalismo presenta una justificación de la ciencia, mediante las ideas innatas, a partir de la idea de Dios, pero el argumento no resulta convincente.[90]

El empirismo valora la ciencia como un hecho inexplicable, con un fundamento meramente ocasional y probable según una inducción subjetiva y habitual.[91]

¿Qué garantía podemos tener de que las conexiones entre las ideas tengan correlación con las conexiones de la realidad?[92]

Pero la ciencia en la Edad Moderna es un hecho. Ha adquirido, a partir de las aplicaciones del cálculo matemático, un método y un éxito indudable en el dominio de la naturaleza y en sus aplicaciones prácticas. Una ciencia basada en la “cantidad” y la “medida” y en las relaciones matemáticas que permiten establecer “hipótesis explicativas” que se confirman en la experiencia mediante los experimentos.

Ni los racionalistas ni los empiristas encuentran una razón suficiente de las propiedades de dicho conocimiento:

  • Como analítico y a priori es independiente de la experiencia. Por eso se pueden deducir consecuencias a partir de determinados conceptos obtenidos a priori por la razón como hipótesis y análisis sobre todo matemáticos. Consecuencias que, posteriormente, son verificadas en la experiencia mediante los experimentos.
  • Pero sintético por otro, en cuanto que no puede reducirse a unas verdades de razón meramente analíticas en que los predicados están contenidos en la noción del sujeto. Los experimentos muestran que las consecuencias deducidas son una ampliación del conocimiento; pues explican el fundamento de la experiencia.
La ciencia cuantitativa y deductiva mediante análisis matemático muestra éxitos indudables en la Edad Moderna:
  • Galileo predice mediante deducción matemática que la "aceleración", como concepto no empírico, en el movimiento de caída de los "graves" es "constante"[93] y mediante el estudio y cálculo de la trayectoria de la luz ha inventado el telescopio;
  • Torricelli determina que en un recipiente de mercurio en el que se ha introducido un tubo fino el mercurio se elevará hasta una determinada altura, y que ascendiendo por una montaña poco a poco el nivel del mercurio del tubo irá descendiendo, sobre la hipótesis de que la "presión atmosférica", como concepto de la razón independiente de la experiencia, hará descender el mercurio del tubo;
  • Pascal aplicando los principios de la presión de los fluidos, como concepto de razón no de experiencia sensible, inventa la prensa hidráulica;
  • Kepler, o mejor dicho sus cálculos matemáticos, hacen posible determinar "a priori" es decir, antes de que ocurra, la posición de los planetas e incluso la existencia futura de un eclipse con años de antelación... etc.[94]

¿Cómo es posible que un mero concepto del entendimiento o un cálculo matemático, ambos productos de la especulación de la razón humana pueda determinar o predecir los hechos de la experiencia?

Las leyes de la ciencia no pueden ser analíticas, o a priori.
No cabe duda de que las leyes científicas no son analíticas y amplían el conocimiento. Es evidente que del concepto de «cuerpo» como ser material y perceptible por los sentidos no se sigue por análisis del concepto, sin más consideración, la ley: "Todos los cuerpos se atraen en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias"
Las leyes de la ciencia no pueden ser sintéticas o a posteriori.
Pero la experiencia o experimento, por ser siempre individual y sometido a condiciones, no puede servir de fundamento que nos permita asegurar que dicha experiencia, o resultado del experimento, es consecuencia de una ley de la Naturaleza.[95]

Tal es el problema de las relaciones entre la ciencia y la experiencia al que ni el racionalismo ni el empirismo dan respuesta de manera convincente.

La solución kantiana

Immanuel Kant intenta realizar una síntesis que hiciera posible el conocimiento científico universal y necesario pero cuyas verdades no fueran meramente formales y analíticas sino que pudieran ser materiales.[96] Para ello intenta justificar la posibilidad y existencia de unos juicios sintéticos a priori, que serían los juicios propios de la ciencia: Universales y necesarios, por ser a priori, pero sintéticos porque amplían el conocimiento en su contenido material al extender los posibles predicados con independencia de la noción del sujeto, superando las limitaciones de las verdades de razón.

Para justificar tales juicios rechaza que el entendimiento sea como una "tabla rasa" que se limita a recibir pasivamente la información que le llegue de los datos sensibles, de la misma forma que rechaza la capacidad de intuición del entendimiento.

Por el contrario afirma que el entendimiento es activo. Considera que la intuición viene dada por la sensibilidad[97] y que los conceptos son elaboración del propio entendimiento[98] y sirven como justificación del conocimiento científico. Al mismo tiempo a partir de dichas condiciones no empíricas, a priori, se pueden determinar las condiciones generales de la experiencia lo que permite la predicción y previsión científica en el dominio de la naturaleza.[99]

El conocimiento expresado en enunciados (o juicios), como pensaba Kant:

Verdad Condición Origen Juicio Ejemplo
Verdad de hecho Contingente y particular A posteriori; depende de la experiencia Sintético: amplía el conocimiento. El predicado no está contenido en la noción del sujeto Tengo un libro entre las manos
Verdad de razón Necesaria y universal A priori; no depende de la experiencia Analítico: El predicado se encuentra en la noción del sujeto Todos los mamíferos son animales
Verdad científica Universal y necesaria A priori; no depende de la experiencia, pero únicamente se aplica a la experiencia Sintético a priori: amplía el conocimiento. Solo aplicable a los fenómenos Los cuerpos se atraen en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias

Pero la cuestión de tales juicios resulta menos relevante que el problema que plantea acerca de los límites del conocimiento.

Los juicios sintéticos a priori, es decir la ciencia, únicamente son posibles en su referencia a lo fenoménico, es decir, al campo de la experiencia posible. La realidad como noúmeno solo puede ser pensada, no conocida.

La evidencia es un producto de la conciencia respecto a su percepción o idea o concepto[100] y desconectada de lo real:[101]

  • Si no podemos trascender a la propia conciencia, ¿qué relación existe entre lo real y nuestra percepción? ¿Es una relación causal?
  • Si la causa es una relación de ideas, como dice Hume, o un concepto a priori, una categoría del entendimiento, como dice Kant, no podemos conocer lo real. ¿Qué es entonces lo real para poder ser comprendido como causa?
  • Si, según los empiristas, no podemos distinguir el mundo percibido del mundo exterior ¿Por qué, sin embargo, surge de manera inevitable la pregunta por un mundo exterior al pensamiento?

Tal es el problema esencial para el estatuto del conocimiento científico.

Edad Contemporánea

Como reacción ante los excesos especulativos de los diversos idealismos que surgieron a partir de la filosofía kantiana, producto de la confianza en la capacidad "activa" o creadora del pensamiento dialéctico de la Razón,[102] el siglo XIX dio lugar a un genérico empirismo científico caracterizado por el rechazo de cualquier tipo de especulación metafísica a la que consideraron como el principal enemigo de la ciencia y de la filosofía. Sin referencia alguna a las ideas innatas o al contenido empírico del asociacionismo característico de los pensadores anteriores, este empirismo supera claramente el escepticismo del empirismo clásico, aceptando la ciencia como un hecho que está ahí en la base misma de la propia experiencia. Una ciencia que en su unión con la técnica constituye ya una unidad científico-técnica.

Este es el rasgo esencial que caracteriza a muy diversos autores y escuelas unidas bajo el concepto del positivismo, de inspiración claramente empirista

Positivismo

Auguste Comte, fundador de la doctrina positivista.

El positivismo o filosofía positiva es una teoría filosófica que sostiene que todo conocimiento genuino se limita a la interpretación de los hallazgos «positivos», es decir, reales, perceptibles sensorialmente y verificables. Según esta postura, todo conocimiento genuino es o bien positivo —a posteriori y derivado exclusivamente de la experiencia de los fenómenos y de sus propiedades y relaciones— o bien verdadero por definición, es decir, analítico y tautológico. Así, la información derivada de la experiencia sensorial, interpretada a través de la razón y la lógica, constituye la fuente exclusiva de todo conocimiento cierto.[103] Los datos verificados (hechos positivos) recibidos de los sentidos son conocidos como evidencia empírica; así pues, el positivismo es la evolución lógica del empirismo.[103]

Esta línea de pensamiento se encuentra ya en la antigüedad griega. Como un nuevo desarrollo del siglo XIX, se contrapuso a las visiones escolásticas tradicionalmente imperantes de una filosofía trascendental. Estas últimas perspectivas afirmaban, en cambio, que el conocimiento se genera por propiedades eternamente válidas —y, en últimas, creadas por Dios— de la mente o la razón. Esto podría demostrarse sobre la base de resultados positivos.

En el contexto de los inventos, descubrimientos y la expansión del conocimiento científico durante el Renacimiento, estos intentos tradicionales de explicación filosófico-religiosa se habían vuelto cuestionables desde hacía ya un buen tiempo. Esto probablemente condujo a la exigencia del positivismo respecto a que los hallazgos positivos fueran interpretados sin apelar a explicaciones teológicas o metafísicas, en contraste con la práctica habitual hasta entonces.

Posteriormente surgieron diferentes aproximaciones positivistas, asociadas, entre otros, a los siguientes filósofos: Henri de Saint-Simon (1760-1825) Auguste Comte (1798-1857), Hippolyte Taine (1828-1893), Jean-Marie Guyau (1854-1888), Jeremy Bentham (1748-1832), James Mill (1773-1836), John Stuart Mill (1806-1873), Charles Darwin (1809-1882), Herbert Spencer (1820-1903), Roberto Ardigò (1828-1920), Ludwig Feuerbach (1804-1872), Eugen Dühring (1833-1921), Friedrich Nietzsche (1844-1900), Ernst Mach (1838-1916), Ernst Laas (1837-1885), Richard Avenarius (1843-1896), Hans Vaihinger (1852-1933), Friedrich Jodl (1849-1914), o Theodor Ziehen (1862-1950).

El término positivismo se remonta a Auguste Comte (1798-1857). Él y sus sucesores elaboraron su planteamiento hasta convertirlo en un enfoque social-científico-humanista. El positivismo sociológico sostiene que la sociedad, al igual que el mundo físico, opera de acuerdo con leyes generales. Se rechaza el conocimiento introspectivo e intuitivo, así como la metafísica y la teología, en tanto las afirmaciones metafísicas y teológicas no pueden ser verificadas por la experiencia de los sentidos.

Aunque el enfoque positivista ha sido un tema recurrente en la historia del pensamiento occidental,[104] el enfoque moderno fue formulado por el filósofo Auguste Comte a comienzos del siglo XIX.[105] Comte sostenía que, al igual que el mundo físico funciona según la gravedad y otras leyes absolutas, lo mismo ocurre con la sociedad.[106]

Fenomenología

Perspectiva interna, dibujo de Ernst Mach.

La fenomenología (del griego antiguo φαινόμενoν, 'aparición', 'fenómeno', y λογος, 'estudio', 'tratado') es el estudio filosófico del mundo en tanto se manifiesta directamente en la conciencia; el estudio de las estructuras de la experiencia humana. Aunque es una empresa completamente empírica (en la tradición de Locke, Hume y Kant), se distingue de la ciencia por no intentar explicar los fenómenos en términos de objetos externos al sujeto (noúmeno), sino que se limita a describirlos y entenderlos en sus propios términos.

La fenomenología es un amplio movimiento filosófico fundado en los primeros años del siglo XX por Edmund Husserl y luego fue ampliado por un círculo de sus seguidores en las universidades de Gotinga y Múnich en Alemania. Esta filosofía se extendió luego a Francia, Estados Unidos y otros lugares, a menudo en contextos muy alejados de los primeros trabajos de Husserl.[107]

Aunque la fenomenología no es un movimiento unitario, todos los fenomenólogos comparten la búsqueda de un conocimiento que apela exclusivamente a la experiencia evidente, carente de hipotetización y modelos conceptuales del mundo. Esto se ve reflejado en el lema de Franz Brentano «¡A las cosas mismas!», donde por «cosas» se entienden los objetos mentales.[108]

Aunque el término «fenomenología» fue usado muchas veces en la historia de la filosofía antes de Edmund Husserl (1859-1938), el uso moderno de la palabra está ligado explícitamente al método y proyecto filosófico que este denominó fenomenología trascendental. El uso posterior del término está basado principalmente en la fenomenología de Husserl o relacionado críticamente con ella.

Algunos fenomenólogos influyentes fueron Edmund Husserl, Martin Heidegger, Maurice Merleau-Ponty y Max Scheler.

Posmodernidad

El conocimiento y el mismo lenguaje en el que se expresa son interpretativos. Es necesaria la hermenéutica. Nuevos modos de concebir la evidencia y la certeza con en el progreso y apertura de nuevas perspectivas se han abierto en el desarrollo de la propia ciencia y de la reflexión filosófica.

Los importantes avances de la ciencia en lo referente a los mecanismos de la evolución con especial referencia a la genética, la Biología en general y en especial la Biología Molecular, Etología, Neurología, Psicología, así como de los métodos de tratamiento de datos en la configuración modelos teóricos, abre caminos insospechados acerca de las dimensiones de lo cognitivo.

Lo cognitivo, engloba no solo el conocimiento conceptual sino la actividad general del hombre en su relación al medio, concebido como sistema a través del lenguaje y de la cultura en cuyo ámbito se produce el hecho del conocimiento entendido como función operativa.

El concepto de verdad, entonces, adquiere una variedad de matices no solo epistemológicos, sino sociales y culturales que parece convertir el conocimiento en un caleidoscopio de colores donde los medios de comunicación social y los poderes sociales son también factores importantes en lo que Lyotard llama performatividad de la verdad.

Ni empirismo ni racionalismo. Ni a priori ni a posteriori. Lo cognitivo engloba todas las dimensiones del ser humano; si bien en lo referente a lo que hoy es el fenómeno científico-técnico, los métodos y la validez otorgada a una teoría por la comunidad científica es sin duda alguna la mejor garantía de una verdad objetiva, frente a la validez que otorguen o puedan otorgar otras instancias culturales y sociales.[109]

En definitiva, lo que se ha perdido es una concepción estrecha de la ciencia ligada directamente a una verdad universal y necesaria así como la necesidad de justificarse en los estrechos límites en los que el mero empirismo de los experimentos pretendía encerrarlo.

Empirismo lógico

El empirismo lógico, también llamado neopositivismo o positivismo lógico, es una corriente en la filosofía de la ciencia que limita la validez del método científico a lo empírico y verificable. Esta limitación, conocida como verificacionismo, prohíbe inducir una regla general a partir de observaciones particulares, lo cual eventualmente despertó críticas sobre la incompatibilidad de esta corriente con muchas ramas de la ciencia fundamentadas en la inducción para construir conocimiento válido. El empirismo lógico o neopositivismo es más estricto aún que el positivismo y su defensa del método científico como única forma válida de conocimiento.

El empirismo lógico surgió durante el primer tercio del siglo XX alrededor del grupo de científicos y filósofos que formaron el célebre Círculo de Viena.

Empirismo radical

William James, creador del empirismo radical.
El empirismo radical es una doctrina pragmatista planteada por William James. Afirma que la experiencia incluye tanto particulares como relaciones (disyuntivas o conjuntivas) entre dichos particulares, y que por lo tanto ambas merecen lugar en nuestras explicaciones. En términos concretos: cualquier visión del mundo filosófico es incompleta si se detiene en el nivel físico y no explica cómo el significado, valores y la intencionalidad pueden surgir de ello.[110][111]

Empirismo constructivo

El empirismo constructivo es una forma de empirismo, una teoría epistemológica creada por el filósofo estadounidense de origen holandés Bas van Fraassen, que la formuló por primera vez en su The Scientific Image (La imagen científica), de 1980. Esta teoría propone una visión antirrealista de la ciencia, aunque no rechaza todos los componentes del realismo científico. Afirma que las teorías científicas son semánticamente literales (como en el realismo científico), que sus objetivos sean empíricamente adecuados, y que su aceptación implique, como creencia, únicamente que sea empíricamente adecuada.

Una teoría es empíricamente adecuada si y sólo si todo lo que se dice sobre las entidades observables es cierto. Una teoría es semánticamente literal si y sólo si el lenguaje de la teoría se interpreta de tal manera que las afirmaciones de la teoría son verdaderas o falsas (en oposición a una lectura instrumentista).

El empirismo constructivo es una tesis normativa, semántica y epistemológica. Que la ciencia tenga como objetivo ser empíricamente adecuada expresa el componente normativo. Que las teorías científicas sean semánticamente literales expresa el componente semántico. Esta aceptación implica, como creencia, únicamente que una teoría que sea empíricamente adecuada expresa el componente epistemológico.

El empirismo constructivo se opone el realismo científico, al positivismo lógico (o empirismo lógico) y al instrumentalismo. Sin embargo, el empirismo constructivo y el realismo científico están de acuerdo en que las teorías son semánticamente literales, cosa que el positivismo lógico y el instrumentalismo niegan. El empirismo constructivo, el positivismo lógico y el instrumentalismo están de acuerdo en que las teorías no tienen como objetivo la verdad sobre lo no observable, lo que niega el realismo científico.

El empirismo constructivo se ha utilizado para analizar diversos campos de la ciencia, desde la física a la psicología (especialmente la psicología computacional).

Véase también

Notas y referencias

  1. Baird, Forrest E.; Walter Kaufmann (2008). From Plato to Derrida. Upper Saddle River, New Jersey: Pearson Prentice Hall. ISBN 0-13-158591-6.
  2. Sini, Carlo (2004). «Empirismo». En Gianni Vattimo et al., ed. Enciclopedia Garzanti della Filosofía.
  3. Creegan, Robert F. (1944). «Radical Empiricism and Radical Historicism». The Journal of Philosophy 41 (5): 126-131. ISSN 0022-362X. doi:10.2307/2020100. Consultado el 20 de agosto de 2023.
  4. Parrini, Paolo; Salmon, Wesley C.; Salmon, Merrilee H. (1 de julio de 2003). Logical Empiricism: Historical and Contemporary Perspectives (en inglés). University of Pittsburgh Pre. ISBN 978-0-8229-7072-9. Consultado el 20 de agosto de 2023.
  5. Kalupahana, David J. (1969). «A Budhist Tract of Empiricism». Philosophy East and West 19 (1): 65-67.
  6. Hoffman, Frank J. (1982-06). «The Buddhist Empiricism Thesis». Religious Studies (en inglés) 18 (2): 151-158. ISSN 0034-4125. doi:10.1017/S0034412500013743. Consultado el 20 de agosto de 2023.
  7. Montalvo, David (1999-03). «The Buddhist empiricism thesis: An extensive critique». Asian Philosophy (en inglés) 9 (1): 51-70. ISSN 0955-2367. doi:10.1080/09552369908575489. Consultado el 20 de agosto de 2023.
  8. Rajapaksha, D. M. (2016). The importance of empirical trends in early Buddhism: A comparative study in philosophical empiricism (en inglés). Consultado el 20 de agosto de 2023.
  9. Lesser, A. H. (1979-03). «Eastern and western empiricism and the ‘no-self’ theory». Religious Studies (en inglés) 15 (1): 55-64. ISSN 1469-901X. doi:10.1017/S0034412500011069. Consultado el 20 de agosto de 2023.
  10. Aristóteles lo llama "poiesis", que vendría a ser equivalente a lo que llamaríamos ahora, producción.
  11. Un sentido muy diferente del sentido actual de la ciencia, hoy considerada como un todo "científico-técnico"
  12. No en el sentido actual de utilidad inmediata y en oposición a lo "teórico", sino en el sentido de la acción en orden a un fin último del individuo o de la sociedad en cuanto a su naturaleza racional.
  13. La experiencia siempre se produce en relación con casos concretos y en relación a un individuo, por lo que los griegos la consideraron subjetiva y referida a alguna finalidad concreta; por eso no reúne las condiciones para poder ser objeto de conocimiento científico.
  14. El nombre de Metafísica nace de la mera ordenación de los escritos de Aristóteles por Andrónico de Rodas; pero ha quedado consagrado por el sentido que ha tomado a lo largo de la historia de la filosofía: el pensamiento que va más allá de la Física, entendida esta como conocimiento de lo material, lo cambiante, lo sensible o, por reducción, la Naturaleza; en definitiva la Metafísica trata de lo que está más allá de los datos sensibles de la experiencia, es decir de los fundamentos del ser, Aristóteles lo llamó por eso "Filosofía Primera" cuyo objeto es "el ente en cuanto tal" o el estudio de las "causas últimas" o "primeros principios", es decir de la realidad en tanto que realidad. Posteriormente ha pasado a significar por generalización la idea de lo trascendente y de manera más concreta cualquier forma de especulación filosófica.
  15. Inventos son esos de esclavos, los más viles. Más arriba tiene la filosofía la morada; y es maestra, no de las manos, sino de las almas. ¿Quieres saber lo que ella descubrió, lo que ella produjo?. Es autora de la paz y llama al linaje humano a la concordia. No es artesana, vuelvo a decir, de herramientas necesarias a nuestros usos ordinarios. ¿Por qué le asignas tan mengua visión? Contempla en ella a la autora de la vida [...] Ella enseña qué cosas son males y cuáles solo lo aparenta [...] Ella declara quiénes son los dioses y cuál es su naturaleza [...]
    Séneca, Epístolas a Lucilio.
    Séneca ataca la postura de Posidonio y Panecio que alaban la filosofía operativa:
    Es evidente que el provecho y utilidad de las cosas inanimadas no podría obtenerse sin los brazos y el trabajo de los hombres.
    Panecio, "Sobre el deber".
  16. Martínez Millán, Hernán (2010). «Heráclito: el Despierto». scielo.org 28 (1): 51-72. ISSN 0185-3058. Consultado el 19 de noviembre de 2019.
  17. Dr. Ibáñez Morino, Carlos (2006). «Heráclito de Éfeso - HISTORIA DEL PENSAMIENTO SOCIAL Y POLÍTICO I». UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCIÓN.
  18. Espinosa, Germán (2002). Guillermo Valencia, 1989 ; Luis C. López, 1989 ; La elipse de la codorniz, 1985-1999 ; El sueño ético en Atenas y otras prosas, 1993-2002. Universidad Eafit. ISBN 978-958-8173-21-4. Consultado el 22 de diciembre de 2019.
  19. Fuente, J. A. de la (2002). La biología en la Antigüedad y la Edad Media. Universidad de Salamanca. ISBN 978-84-7800-804-9. Consultado el 22 de diciembre de 2019.
  20. Novack, George (1977). Los orígenes del materialismo. Bogotá: Editorial Pluma, pp. 115-126.
  21. Copleston, Frederick. «CAPÍTULO XVI - DEMÓCRITO DE ABDERA». HISTORIA DE LA FILOSOFIA I. LIBER. pp. 113-114.
  22. Encyclopedia Britannica, "Empiricism"(Empirismo), vol. 4, p. 480.
  23. De hecho, Platón argumentó en el Protágoras que los sofistas eran bastante poco empíricos en su orientación, considerando que preferían la semántica y las apariencias sobre la investigación imparcial y la sustancia en sus argumentos.
  24. Curiosamente igual al interés que el positivismo acabaría mostrando por el «uso» del lenguaje natural en los múltiples «juegos de lenguaje» posibles, tal y como se les conoce en la llamada filosofía analítica.
  25. Para una descripción detallada de los modos de conocimiento tal como los concibe Aristóteles, véase http://acacia.pntic.mec.es/~falvar4/aristoteles.htm Archivado el 6 de junio de 2007 en Wayback Machine.
  26. Un silogismo es un argumento en el cual, establecidas ciertas cosas, resulta necesariamente de ellas, por ser lo que son, otra cosa diferente
    Aristóteles, Primeros analíticos I 24 b 18-23.
  27. Elizalde, Emilio (2021). Elizalde, Emilio, ed. What Is a Scientific Theory? (en inglés). Springer International Publishing. pp. 21-34. ISBN 978-3-030-80654-5. doi:10.1007/978-3-030-80654-5_2. Consultado el 20 de agosto de 2023.
  28. Jamison, Andrew; Christensen, Steen Hyldgaard; Botin, Lars (2011). A Hybrid Imagination: Science and Technology in Cultural Perspective (en inglés). Morgan & Claypool Publishers. ISBN 978-1-60845-737-3. Consultado el 20 de agosto de 2023.
  29. Olsen, Jan Kyrre Berg; Pedersen, Stig Andur; Hendricks, Vincent F. (1 de octubre de 2012). A Companion to the Philosophy of Technology (en inglés). John Wiley & Sons. ISBN 978-1-118-39423-6. Consultado el 20 de agosto de 2023.
  30. Considerándote [Eratóstenes] según he dicho, como hábil, de gran altura filosófica y que no retrocedes ante las cuestiones matemáticas, he pensado exponer por escrito e ilustrar en este mismo libro la naturaleza particular de un método que tal vez te permitirá llegar por la mecánica al fin de ciertas proposiciones matemáticas. Ahora bien, estoy persuadido de que este método no es menos útil para la demostración que para la proposición. Porque algunas de ellas, que en principio me son evidentes por la mecánica, después han sido demostradas por la geometría, ya que la demostración por este método es exclusivo de una demostración. La búsqueda de la demostración precedida de un cierto conocimiento de las cuestiones por este método es, en efecto más fácil, que su búsqueda sin este conocimiento. Así, en lo concerniente a las proposiciones relativas al cono y a la pirámide, en las que Eudoxo fue el primero en hallar la demostración, especialmente ya que el cono es la tercera parte del cilindro y la pirámide la tercera parte del prisma teniendo la misma base y altura, se le ha de atribuir un fundamento nada desdeñable a Demócrito, que fue el primero en afirmar las cosas, sin demostración, por las figuras que he mentado. Como sea que el descubrimiento de las proposiciones que expondremos ahora me ha venido del mismo modo que los precedentes, he querido divulgar este método por escrito. No sólo por no parecer una persona que haya proferido palabras vanas, tanto más que ya he hablado anteriormente, sino porque estoy seguro de que ello reportará ciertos beneficios al objeto de nuestros estudios. En efecto, estoy convencido de que este método, una vez haya sido expuesto, junto con otras proposiciones que todavía no me he propuesto, acabará por contar con la adhesión de los que viven y de los que aún han de nacer. En consecuencia, pondré por escrito aquello que en primer lugar me ha sido revelado por la mecánica, especialmente que todo segmento de una sección de cono rectángulo es igual a cuatro tercios del triángulo que tenga la misma base e igual altura, y luego cada uno de los otros resultados obtenidos con el mismo método; al final del libro expondré las demostraciones geométricas de los teoremas cuyos enunciados te comuniqué.
    Arquímedes, Canguilhem, citado en Historia de la ciencia, tomo I, Barcelona: Planeta. 1977. p. 153).
    Arquímedes representa en este texto una actitud muy similar a lo que hoy día responde el concepto y elaboración de la ciencia.
  31. «Vitruvius | Military engineer, De architectura, Ten Books | Britannica». www.britannica.com (en inglés). Consultado el 20 de agosto de 2023.
  32. «Rudolph E. Siegel, Galen on the affected parts. Translation from the Greek text with explanatory notes, Basle, Karger, 1976, 8vo, pp. x, 233, S.Fr.90, $34.75 (paperback).». Medical History (en inglés) 21 (2): 212-212. 1977-04. ISSN 0025-7273. doi:10.1017/S0025727300037935. Consultado el 20 de agosto de 2023.
  33. Debru, Armelle, ed. (1997). Galen on pharmacology: philosophy, history and medicine ; proceedings of the Vth International Galen Colloquium, Lille, 16 - 18 March 1995. Studies in ancient medicine. Brill. ISBN 978-90-04-10403-7.
  34. Para la oposición entre estas dos posturas en la Atenas clásica, véase el Teeteto de Platón.
  35. Es importante recordar que el término en griego que Protágoras usa al enunciar esta frase es prágmata, con lo cual se hace alución discretamente a los objetos propios del ámbito práctico humano, no al conjunto de los entes del mundo.
  36. Copleston, 2003, p. 121
  37. Sexto Empírico. Contra Los Dogmáticos, I, 191.
  38. «Cinicos.com - En las fronteras de la Filosofía». www.cinicos.com. Consultado el 26 de noviembre de 2019.
  39. «Biografía de Epicuro - Diógenes Laercio - Vidas de los filósofos ilustres». www.e-torredebabel.com. Consultado el 16 de septiembre de 2021.
  40. Zeraoui, Zidane (27 de mayo de 2020). «La ciudad ideal de Al- Farabi. El nacimiento de la filosofía política en el islam». Estudios (40). ISSN 1659-3316. doi:10.15517/re.v0i40.42026. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  41. Cortabarria, Angel (1953). «Las Obras y la Filosofía de Alfarabi y Alkindi En Los Escritos de San Alberto Magno». philpapers.org (en inglés). Consultado el 21 de agosto de 2023.
  42. Fisher, Bill y Jim Van Patten. «A Quick Look at the Medieval View of Philosophy and Healthcare» («Un vistazo rápido al punto de vista medieval de la filosofía e higiene)». Universidad de Montana y Universidad de Arkansas.
  43. Su distinción de “ser de esencia” y “ser de existencia” servirá a Santo Tomás de Aquino en la concepción de Dios como ipsum esse subsistens a partir del mundo de la experiencia sensible.
  44. Primer gran comentarista de Aristóteles en la Edad Media. Su llamada "teoría de la doble verdad” viene a suponer una liberación del pensamiento filosófico y científico, de la rigidez del dogma de la fe.
  45. Horowitz, Irving L. (noviembre de 1960). "Averroism and the Politics of Philosophy" (Averroismo y las políticas de la filosofía), The Journal of Politics 22 (4), p. 698-727.
  46. Blanco Caballero, Antonio (1987). Averroísmo de Paris: presupuestos epistemológicos y racionaturalistas en las condenaciones de 1270-1277. Universidad Complutense de Madrid. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  47. Cardona, Carlos Alberto; Cristancho, Sebastián; Montenegro, Nicolás (2011). El problema de Alhacén. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  48. Padilla, Calvo; Luisa, María (2019). El pionero de la luz : Alhacén y su Libro de la óptica (en inglés). pp. 1-145. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  49. Lomba, J. (Joaquín) (1997). La búsqueda del fundamento en Avempace. ISSN 0066-5215. doi:10.15581/009.30.29671. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  50. Ramón-Guerrero, R. (Rafael) (2015). Avempace en las obras de santo Tomás de Aquino. ISSN 0066-5215. doi:10.15581/009.48.1765. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  51. Lomba, Joaquín (2005). «La Imaginación en Avempache». Tópicos, Revista de Filosofía: 157-169. ISSN 2007-8498. doi:10.21555/top.v29i1.216. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  52. López-Farjeat, Luis Xavier (2005). «Avempache en el De Anima de Alberto Magno: Algunas Consideraciones sobre el Intelecto Agente y las Formas Separadas». Tópicos, Revista de Filosofía: 171-201. ISSN 2007-8498. doi:10.21555/top.v29i1.217. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  53. Vegas, Serafín (16 de marzo de 2004). «La Escuela de traductores de Toledo en la historia de la filosofía como disciplina». Areté 16 (1): 101-132. ISSN 2223-3741. doi:10.18800/arete.200401.005. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  54. García-junceda, José Antonio (1 de enero de 1982). «La filosofía hispano-árabe y los manuscritos de Toledo. Una meditación sobre el origen de la escuela de traductores.». Anales del Seminario de Historia de la Filosofía: 65-65. ISSN 1988-2564. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  55. Brasa Díez, Mariano (1997). «Métodos y cuestiones filosóficas en la Escuela de Traductores de Toledo». Revista española de filosofía medieval (4): 35-50. ISSN 1133-0902. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  56. Vegas González, Serafín (2005). «Significado histórico y significación filosófica en la revisión de los planteamientos conceptuales a la Escuela de traductores de Toledo». Revista Española de Filosofía Medieval 12, 109-134 (2005). ISSN 2530-7878. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  57. Osborne, Richard. Filosofía I para principiantes. Buenos Aires: Longseller 2005. ISBN 987-9065-30-1. pg. 101.
  58. Moreno Villa, Mariano (13 de diciembre de 1999). Filosofia. Vol. I: Filosofia Del Lenguaje, Logica, Filosofia de la Ciencia Y Metafisica. Profesores de Enseñanza Secundaria. Temario Para la Preparacion de Oposiciones. Ebook. MAD-Eduforma. p. 359. ISBN 978-84-665-0536-9. Consultado el 21 de agosto de 2023.
  59. Por ejemplo la teoría aristotélica del movimiento introduce la cualidad de la «gravedad» que hace que algunos cuerpos sean «graves», por ejemplo una piedra, cuyo lugar natural es «abajo» y por eso «caen»; y la «levedad» de los leves, el humo, que por eso «ascienden», porque su lugar natural es «arriba»
  60. Origen del concepto de función matemática
  61. La explicación aristotélica por un principio causal no podía explicar cómo una vez cesada la causa, por ejemplo la flecha salida del arco o la explosión de la pólvora, el proyectil seguía durante un tiempo en un movimiento de caída gradual y no estrictamente vertical.
  62. Fundamental es la obra de Luca Pacioli en 1494, creador de la contabilidad por «partida doble» esencial para los negocios y la creación de «sociedades por acciones» elemento esencial para el nacimiento del gran capitalismo a nivel europeo.
  63. Cfr. Lógica empírica
  64. Ya propuesto por Aristarco de Samos en la antigüedad.
  65. Fritjof Capra considera que Leonardo de Vinci es el verdadero genio iniciador del método y la ciencia moderna. Si tradicionalmente este honor se atribuye a Galileo Galilei ha sido por el desconocimiento y mala ordenación de los manuscritos de Leonardo hasta ahora descuidados y perdidos en muchos casos. Por otro lado Leonardo no publicó sus escritos científicos y ha sido necesaria una reciente e intensa labor de estudio paleográfico para publicar correctamente sus escritos. Por otro lado la valoración de lo hipotético-deductivo, hoy se considera con un valor de verdad diferente a como se hizo en el siglo pasado. Interesante estudio en: Capra, F. La ciencia de Leonardo. Anagrama. Barcelona, 2008.
  66. Historia de la Ciencia, tomo II, Ed. Planeta 1977, pp. 9-14.
  67. Que posteriormente ha tomado el nombre de "hipotético-deductivo" y durante algún tiempo ha sido considerado por muchos el "prototipo" de método de investigación científica. En Lógica empírica se hace una breve descripción del método en la aplicación que Galileo hace para el estudio del movimiento de caída de los graves.
  68. Descartes, Principia philosophiae (1644)
  69. En el estoicismo encontramos un antecedente de este concepto, lo que ellos llamaron nociones comunes, como principios lógicos que hacían posible el pensar y razonar.
  70. Las ideas en este sentido moderno no tienen nada que ver con el concepto platónico-aristotélico de ideas. Ahora son meramente contenidos de conciencia, una percepción subjetiva del individuo en su conciencia
  71. Siempre y cuando estas conexiones lógicas se establezcan adecuadamente, es decir, siguiendo el método analítico paso a paso sin omitir ninguno; esto no siempre ocurre así porque la mente humana actúa frecuentemente sin seguir las pautas racionales; dejándose llevar de la precipitación y falta de análisis así como de las pasiones.
  72. Hipótesis del genio maligno, en sus Meditaciones metafísicas. Dios es la consecuencia afirmada con certeza de un Ser perfecto a partir de la idea innata de perfección que surge de la propia idea de imperfección que se da en la conciencia por el hecho mismo de la duda, pues la duda aparece en esencia como imperfecta respecto a la perfección de la certeza. Dios por tanto tiene que existir pues, de no existir, no sería perfecto; Descartes para ello utiliza una nueva versión del argumento ontológico de San Anselmo
  73. Quien responde a Locke con su libro: "Nuevo ensayo sobre el entendimiento humano" y abre perspectivas nuevas para la reflexión que hará más tarde Kant: Nada se halla en el intelecto que no estuviese antes en los sentidos «salvo el propio intelecto», apuntando que el entendimiento no es meramente pasivo en la recepción de los datos de la experiencia pues, para Leibniz, la sustancia, en cuanto "mónada", es ante todo "actividad" y por ello «sujeto de todos sus predicados». Las mónadas no admiten causalidad externa. Dicha causalidad es solo aparente para la conciencia humana por su conocimiento limitado. Para Dios todo está regido por una razón suficiente, Él mismo y su saber infintito como providente, de modo que en realidad metafísica, todas las verdades del mundo son verdades de razón y por tanto analíticas.
  74. Osborne, Richard. Filosofía I para principiantes. Buenos Aires: Longseller 2005. ISBN 987-9065-30-1. pg. 158.
  75. Pues mientras la sustancia como sujeto tiene su referente a un contenido de realidad con independencia de que sea conocido o no conocido por ninguna mente o entendimiento, ahora al ser entendido como una idea subjetiva de la conciencia o del entendimiento hace problemática la conexión con el mundo más allá de la conciencia; mucho más aún cuando la misma idea de causa, que podría considerarse como justificación de una realidad mundana de las ideas subjetivas, ella misma es una idea subjetiva cuya relación con el mundo es asimismo problemática.
  76. Osborne, Richard. Filosofía I para principiantes. Buenos Aires: Longseller 2005. ISBN 987-9065-30-1. pg.161. George Berkeley: Esse est percipi
  77. Macmillan Encyclopedia of Philosophy (Enciclopedia Macmillan de filosofía) (1969), "George Berkeley", vol. 1, pg. 297.
  78. Macmillan Encyclopedia of Philosophy (Enciclopedia Macmillan de filosofía) (1969), "Empiricism" (Empirismo), vol. 2, pg. 503.
  79. Una idea en cuanto contenido mental es, para Hume, nada más que el recuerdo o la imagen que queda de una impresión.
    Con el término impresión me refiero a nuestras más vívidas impresiones, cuando oímos, o vemos, o sentimos, o amamos, u odiamos, o deseamos. Y las impresiones se distinguen de las ideas, que son impresiones menos vívidas de las que somos conscientes cuando reflexionamos sobre alguna de las sensaciones anteriormente mencionadas.
    David Hume. Tratado de la naturaleza humana. Libro I. Del entendimiento. Primera parte: De las ideas; su origen, composición, conexión, abstracción etc.. Sección primera: Del origen de nuestras ideas.
  80. Son aquellas verdades contingentes, es decir, que pueden ser o no ser. Incluyen lo que es en realidad y lo posible, pero su verdad se justifica únicamente mediante la percepción de impresiones en la experiencia
  81. Son verdades necesarias porque en dichas verdades solamente se establece una relación formal entre dichas ideas en el pensamiento; su validez (lógica) es meramente lógica. Las proposiciones que manifiestan dichas verdades son tales que el predicado está contenido en la noción del sujeto: por eso son analíticas y su verdad se justifica mediante el análisis. Son lo que los racionalistas llaman verdades de razón; su contenido es tautológico.
  82. Si, persuadidos de estos principios, hacemos una revisión de las bibliotecas, ¡qué estragos no haremos! Si tomamos en las manos un volumen de teología, por ejemplo, o de metafísica escolástica, preguntemos: ¿contiene algún razonamiento sobre la cantidad o los números? No. ¿Contiene algún raciocinio experimental sobre cuestiones de hecho o de existencia? No. Echadlo al fuego; pues no contiene más que sofistería y embustes.
    David HumeEnquiries Concerning the Human Understanding and Concerning the Principles of Morals, [1748]
  83. Como tal el asesinato no es algo sensible perceptible por los sentidos. No tiene color, ni sonido.. etc. Pero sí tiene una referencia a impresiones de experiencia, como verdad de hecho que remite a la existencia de un hecho. El ejemplo es del propio Hume: Investigación sobre los principios de la moral, (1751).
  84. Maine de Biran, Condillac, considerando la idea como una forma de «representación de lo real».
  85. Es decir realidad independiente del sujeto que conoce
  86. mediante un proceso de abstracción de lo individual y material el entendimiento intuye la conexión del concepto con los objetos de la experiencia
  87. No obstante algunos clásicos admitían ya que algunas cualidades que atribuimos a los objetos podían ser meramente subjetivas. San Agustín, por ejemplo, consideraba el tiempo como algo subjetivo de la conciencia, y autores clásicos ya ponían en cuestión la objetividad de los colores.
  88. Aristóteles por eso consideraba el silogismo como argumento categórico, por ser una argumentación que va lo necesario a lo necesario por basarse en «el ser de las cosas»
    Silogismo es un argumento en el cual, establecidas ciertas cosas, resulta necesariamente de ellas, por ser lo que son, otra cosa diferente.
    Aristóteles An. Pr. I 24 b 18-23
  89. En asociación psicológica, según los empiristas, o en asociación de relación lógica, según los racionalistas, pero en ambos casos no deja de ser relación de ideas cuya conexión con la realidad no es directa como lo era en el sentido tradicional de la idea intuida por el entendimiento a partir de la experiencia sensible
  90. Véase argumento ontológico
  91. Racionalistas: Conocemos la realidad porque Dios no puede engañarnos en nuestros conocimientos. Empiristas: Confiamos en que las cosas hasta ahora y según nuestro hábito o costumbre han sido así, pero no podemos afirmar con certeza que dicho comportamiento sea necesario
  92. Los extremos de esta concepción dan lugar a varios modos de pensamiento: el solipsismo, más que un pensamiento una especulación poco adoptable en la práctica; por otro extremo, pensar que el orden de conexión de las ideas se corresponde con el orden de conexión de la realidad, viene a ser el ocasionalismo, Malebranche y el monismo panteista de Spinoza; finalmente darán lugar más tarde a los diversos idealismos.
  93. Véase descripción detallada del proceso de este estudio y método de Galileo en lógica empírica
  94. Nótese que los conceptos de velocidad, aceleración, trayectoria de la luz, presión, órbita planetaria, etc. son conceptos que no son obtenidos a partir de los datos sensibles, puesto que no los tienen; sino conceptos que nacen del propio entendimiento en su reflexión como "explicación hipotética" de la experiencia, que han de ser "confirmados" mediante los experimentos. Así lo consideraron los racionalistas en aquel entonces
  95. Véase Lógica empírica: «Crítica del experimento»
  96. Es decir con contenido empírico y por tanto sintéticas
  97. si bien sometidas a ciertas condiciones a priori, como intuiciones puras independientes de la experiencia, el espacio y el tiempo
  98. Según ciertos conceptos puros, categorías, sobre las cuales recae cada clase de los juicios posibles. De este modo las intuiciones, ordenadas en un espacio y tiempo dadas, quedan agrupadas y clasificadas de forma universal y necesaria en unos juicios objetivos porque no dependen de la experiencia del sujeto que conoce. Al menos para todo entendimiento humano
  99. Véase Analogía: Analogías de la experiencia en Kant.
  100. En tanto que son contenidos mentales
  101. Entendido como contenido extramental
  102. Idealismo subjetivo Fichte; idealismo objetivo Schelling y, sobre todo la filosofía de Hegel, y en su vertiente materialista el marxismo
  103. John J. Macionis, Linda M. Gerber, Sociology, Seventh Canadian Edition, Pearson Canada
  104. Cohen, Louis; Maldonado, Antonio (2007). «Research Methods In Education». British Journal of Educational Studies 55 (4): 9. S2CID 143761151. doi:10.1111/j.1467-8527.2007.00388_4.x..
  105. «Auguste Comte». Sociology Guide. Archivado desde el original el 7 de septiembre de 2008. Consultado el 2 de octubre de 2008.
  106. Macionis, John J. (2012). Sociology 14th Edition. Boston: Pearson. p. 11. ISBN 978-0-205-11671-3.
  107. Zahavi, Dan (2003), Husserl's Phenomenology, Stanford: Stanford University Press.
  108. Véase la declaración al principio del primer tomo del Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische Forschung
  109. Creencias religiosas, prejuicios sociales, ideologías, astrología, magia... etc.
  110. William James, Ensayo del empirismo radical, 1912, Ensayo II § 1.
  111. James, William (1996). A pluralistic universe : Hibbert lectures at Manchester College on the present situation in philosophy. University of Nebraska Press. ISBN 0-8032-7591-9. OCLC 35084525. Consultado el 19 de abril de 2021.

Bibliografía adicional

  • Black, M. (1984). Inducción y probabilidad. Madrid: Cátedra. ISBN 84-376-0188-6.
  • Blackburn, S. (2001). Enciclopedia Oxford de filosofía. Madrid: Tecnos. ISBN 84-309-3699-2001 |isbn= incorrecto (ayuda).
  • Cassirer, Ernst (1951). Individuo y cosmos en la filosofía del Renacimiento. Buenos Aires: Emecé.
  • Copleston, Frederick (1982). Historia de la Filosofía. 9 tomos. Barcelona: Ariel S. A. Santo Joan Despí. ISBN 84-344-3937-9.
  • Dancy, Jonathan (1993). Introducción a la epistemología contemporánea. Madrid: Tecnos.
  • Descartes, René (1983). Discurso del método. Madrid: Alianza.
  • Capra, F. (2008). La ciencia de Leonardo. La naturaleza profunda de la mente del gran genio del Renacimiento. Barcelona: Anagrama. ISBN 978-84-339-6278-2.
  • Cid F. et alii. (1977). Historia de la ciencia (3 tomos). Barcelona: Planeta. ISBN 84-320-0841-9.
  • Ferrater Mora, José (1984). Diccionario de filosofía (4 tomos). Barcelona jorge em: Alianza Diccionarios. ISBN 84-206-5299-7.
  • Geymonat, Ludovico (1965). Filosofía y filosofía de la ciencia. Barcelona: LaborMadrid.
  • Goldberg, E. (2002). El cerebro ejecutivo. Barcelona: Crítica.
  • Hermendahl, E. (1969). Física y filosofía. Madrid: Guadarrama.
  • Koyré, Alexandre (1979). Del mundo cerrado al universo infinito. Madrid: Siglo XXI.
  • Kuhn, Thomas (1981). La estructura de las revoluciones científicas. México: Fondo de Cultura Económica.
  • Lamote de Grignon, C. (1993). Antropología neuroevolutiva: un estudio sobre la naturaleza humana. Faes Farma.
  • Lyotard, Jean-François (1994). La condición postmodeerna: informe sobre el saber. Madrid: Cátedra.
  • Merleau-Ponty, Maurice (1985). Fenomenología de la percepción. Barcelona: Planeta DeAgostini. ISBN 84-395-0029-7.
  • Moulines Castellví, C. Ulises (1973). La estructura del mundo sensible. Sistemas fenomenalistas. Barcelona: Ariel.
  • París, C. (1952). Física y Filosofía: El problema de la relación entre ciencia física y filosofía de la naturaleza.La lógica de la investigación científica. Madrid.
  • Popper, Karl (1977). La lógica de la investigación científica. Tecnos.
  • Quesada, D. (1998). Saber, opinión y ciencia: Una introducción a la teoría del conocimiento clásica y contemporánea. Barcelona: Ariel. ISBN 84-344-8746-2.
  • Russell, Bertrand (1959). El conocimiento humano: su alcance y sus limitaciones. Madrid: Taurus. ISBN 84-320-0841-9.
  • Verneaux, Roger, Epistemología general o crítica del conocimiento, trad. Luisa Medrano, Herder, 1999.

Enlaces externos

Este artículo ha sido escrito por Wikipedia. El texto está disponible bajo la licencia Creative Commons - Atribución - CompartirIgual. Pueden aplicarse cláusulas adicionales a los archivos multimedia.