Las plantas de tomate que son amarradas para levantarlas son generalmente más saludables, con tomates más fáciles de cosechar. Las plantas sin amarrar crecerán a lo largo del suelo, haciendo que las plantas se enreden, que los frutos se pudran y que la planta sea más propensa a enfermedades. Además, el peso de la fruta puede hacer que las ramas se rompan si no tienen el soporte adecuado. Ten en cuenta que hay miles de variedades de tomate, así que es posible que el método de jardinería apropiado dependa del tipo de tomate que tengas.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Elegir el momento adecuado

  1. 1
    Cuando las plantes de tomate midan entre 15 y 25 centímetros (6 y 10 pulgadas) de altura, será momento de atarlas. Es mejor hacerlo antes de que las plantas comiencen a caer ya que pueden contagiarse de enfermedades tan pronto como las hojas toquen el suelo.[1]
    • Que el follaje o el fruto toque el suelo expone a la planta a enfermedades.
    • Los tomates estarán más limpios y serán más fáciles de recolectar.
  2. 2
    Busca un nuevo crecimiento. Examina las plantas todos los días. Busca la primera aparición de flores. Verifica si hay alguna rama caída. Busca también ramas que estén demasiado alejadas del enrejado, la estaca o la jaula.[2]
  3. 3
    Planifica amarrar las ramas durante la temporada de crecimiento. Tendrás que amarrar con frecuencia tanto las variedades determinadas como las indeterminadas. No obstante, las plantas de tomate indeterminadas necesitarán más atención.[3]
    • Las plantas de tomate indeterminadas crean ramas y follaje hasta la primera helada.
    • Las plantas de tomate determinadas tienen un período de producción más corto y no requieren ser amarradas después de su primera época de cosecha.

Parte 2
Parte 2 de 3:
Seleccionar los materiales

  1. 1
    Elige una tela. Corta o rasga camisetas o pantimedias viejas. También puedes usar sábanas o medias. Rasga tiras de diferentes longitudes.[4]
    • La tela debe ser suave y elástica, lo que permitirá que se expanda a medida que crecen tus plantas.
    • Se debe retirar y desechar la tela apropiadamente después de la temporada de crecimiento. Dependiendo del material, la tela puede tardar entre un año y varias décadas para descomponerse por completo.[5]
  2. 2
    Usa hilo o cuerda. Elige hilo de nailon o cuerda de jardín. Ambas opciones son resistentes a la intemperie, pero solo ciertos tipos de cuerda son biodegradables.
    • El sisal, el cáñamo y el algodón pueden convertirse en abono siempre y cuando no estén amarrados.[6]
    • Tendrás que retirar el nailon al final de la temporada. Este material tarda décadas en descomponerse por sí solo.
    • Evita utilizar hilo de pescar ya que cortará las plantas y las dañará. Además, es una amenaza para la vida silvestre si no se retira al final de la temporada de crecimiento.
  3. 3
    Utiliza cinta. Puedes comprar velcro o cinta de jardín autoadhesiva. La ventaja de la cinta de jardín es que puedes amarrar toda la planta de tomate a la vez. A menos que el empaque indique que se puede convertir en abono, asume que la cinta no es biodegradable.
  4. 4
    Intenta usar abrazaderas. Compra abrazaderas o lazos de jardinería de espuma o plástico. Las abrazaderas no son costosas. Sin embargo, ninguna de estas opciones se convierten en abono, así que deberás retirarlas al final de la temporada de crecimiento. Otra desventaja de las abrazaderas es que no tienen capacidad de expansión, por lo que podrían cortar las plantas si se utilizan con demasiada fuerza o si las plantas crecen significativamente.
    • Los lazos de espuma brindan amortiguación, por lo que es menos probable que corten la planta.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Hacer los lazos

  1. 1
    Coloca una estaca y amarra las plantas jóvenes. Clava aproximadamente 30 centímetros (1 pie) de una estaca en el suelo cerca de cada planta. Utiliza estacas de madera, de bambú o de plástico, o haz tus propias estacas con materiales desechables. Amarra un lazo suelto alrededor del tallo de la planta y un nudo alrededor de la estaca.[7]
    • Coloca la estaca y amarra las plantas tan pronto como trasplantes las plántulas o poco después.
  2. 2
    Utiliza un rollo para amarrar una planta completa de una sola vez. Usa cinta de jardinería o cuerda. Asegura el extremo del rollo a una de las ramas inferiores. Comenzando desde abajo, circula toda la planta con la cinta o cuerda. Termina atando un nudo en la parte superior de la estructura de soporte.[8]
    • Este método es útil para las plantas que miden más de 90 centímetros (3 pies).
    • Mientras envuelves, coloca la cinta o cuerda en la parte más fuerte de cada rama y envuélvela alrededor del cable de la jaula o estaca antes de seguir hacia arriba.
  3. 3
    Asegura el tallo. Amarra la cuerda en un nudo doble alrededor de la estaca. Encuentra una parte del tallo que esté justo debajo de una rama. Haz un nudo suelto alrededor del tallo de la planta.[9]
    • Hacer un nudo debajo de una rama evita que se deslice hacia abajo.
    • Hazlo cada 25 o 30 centímetros (diez o doce pulgadas) de crecimiento.
  4. 4
    Amarra las ramas individuales. Encuentra la parte más baja y fornida de la rama que se encuentra debajo de la bifurcación. Envuelve el lazo alrededor de esa parte de la rama. Haz un nudo doble. Lleva el lazo alrededor del sistema de soporte del tomate y haz otro nudo doble allí. [10]
    • Hazlo suave y cuidadosamente. No aprietes mucho los nudos ni el lazo.
  5. 5
    También puedes probar el método de la estaca y el tejido. Para tener una fila larga de plantas, coloca una estaca en el suelo entre cada una y al final de las filas. Luego, amarra la cuerda de jardín en el extremo de una estaca y entrelázala entre las plantas y las estacas en un sentido de ida y vuelta, amarrándola firmemente a cada estaca cuando llegues a ella. Repite el proceso a la inversa.

Consejos

  • Recuerda poner la estaca o enjaular tus tomates al momento de plantarlos o poco después.
  • Las jaulas y las escaleras para tomates no necesitan tantos amarres como las estacas individuales.[11]

Advertencias

  • Recuerda que las plantas de tomate se rompen fácilmente, así que trátalas siempre con cuidado.
  • No amarres las puntas de las ramas ya que son más propensas a romperse.[12]
  • No amarres las plantas si el follaje está mojado. Esto puede propiciar enfermedades.[13]

Acerca de este wikiHow

Andrew Carberry, MPH
Coescrito por:
Especialista en sistemas alimentarios
Este artículo fue coescrito por Andrew Carberry, MPH. Andrew Carberry ha estado trabajando en sistemas alimentarios desde 2008. Tiene una maestría en Nutrición de Salud Pública y, Planificación y Administración de Salud Pública de la Universidad de Tennessee-Knoxville. Este artículo ha sido visto 67 534 veces.
Categorías: Cultivo de hortalizas