Los tomates resistentes y de colores constituyen una excelente opción para cultivar en macetas. Si quieres tener éxito con esta forma de cultivo, compra macetas grandes para plantar y jaulas para dar soporte adicional a los tallos tiernos. Tómate tu tiempo en la preparación de las macetas y la tierra antes de plantar. Cuando termines de plantar, bríndales a los tomates abundante agua y luz solar. Por lo general, la planta de tomate da frutos entre 45 y 80 días posteriores a la plantación.[1]

Parte 1
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Comprar las plantas y las macetas

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    Compra semillas o plantas de tomate saludables. Echa un vistazo a las variedades de tomate disponibles en la tienda de jardinería de tu localidad. Una planta en crecimiento fructificará con más rapidez, pero con las semillas tendrás más variedad de dónde elegir. Si compras una planta de tomate, busca una de color verde saludable con las hojas enteras y sin plagas.[2]
    • Las variedades BushSteak y Patio Princess crecen bien en macetas y dan muchos frutos.
    • Si buscas una variedad de tomate cereza, prueba la planta Sweet Baby Girl.
    • Algunas plantas de tomate precoces desarrollan frutos en el transcurso de 45 días después de plantarlas. Sin embargo, una planta saludable suele tardar 80 días en producir frutos. Si siembras semillas, será necesario incluir 20 días más para la germinación y el crecimiento de los plantones.
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    Elige una maceta de 45 cm (18 pulgadas) y 60 litros (15 galones) de capacidad por cada planta de tomate. Estas medidas es lo mínimo que se necesita para permitirle a la planta suficiente espacio para desarrollarse. Ciertas variedades pequeñas como Sun Sugar entran en una maceta de 30 cm (12 pulgadas), pero sus raíces quedarán limitadas y es posible que su producción no sea muy impresionante.[3]
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    Elige macetas de plástico para limpiarlas y moverlas con facilidad. Las macetas de arcilla resistentes se ven bien, pero una del tamaño recomendado será muy pesada y no podrás desplazarla sin hacer esfuerzo. Si bien los barriles de whisky cortados en mitades son otra opción muy común, también resultan casi imposibles de desinfectar. En vez de eso, busca macetas de plástico resistentes con agujeros de drenaje y platillos.[4]
    • Algunas macetas de plástico parecen de terracota por fuera.
    • Coloca una plataforma rodante por debajo de la maceta para desplazarla cuando necesites regarla o variar su exposición a la luz solar.

Parte 2
Parte 2 de 4:
Instalar las macetas

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    Limpia cada maceta con jabón y agua caliente. Aunque las hayas comprado en una tienda, es necesario desinfectar bien las macetas antes de plantar. Añade un chorrito de jabón para platos en cada una y luego llénalas con agua caliente. Déjalas remojar por al menos 5 minutos antes de enjuagarlas por completo con agua fría para quitarles los restos de jabón. Déjalas secarse bien antes de utilizarlas.
    • Limpiar las macetas permite disminuir el riesgo de que las plantas nuevas se infecten con bacterias dañinas o huevos de insectos.
    • Repite el proceso cada vez que plantes una cosa nueva en una maceta.
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    Mezcla tierra para macetas con fertilizante vegetal. Compra tierra para macetas de uso general en el centro de jardinería de tu localidad. Cuando estés allí, también compra una bolsa de fertilizante vegetal. Sigue las indicaciones de la bolsa y mézclala con la tierra para macetas.[5]
    • Nunca utilices tierra de jardín para plantar en macetas. Es posible que contenga bacterias o plagas que dañan las plantas o plantones de tomate.
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    Coloca una pantalla de fibra de vidrio en el fondo de la maceta. Compra un rollo de pantalla de fibra de vidrio o plástico en la ferretería de tu zona. Con la ayuda de tijeras industriales, corta un pedazo de fibra de vidrio. Debe ser ligeramente más grande que el tamaño y la forma del fondo de la maceta. Después, coloca el pedazo dentro de la maceta.[6]
    • Esto evitará que la tierra se drene junto con el agua, además de mantener más nutrientes cerca de las raíces de la planta de tomate.
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    Pon piedritas o piedras de río en el platillo. Añádelas hasta crear una capa uniforme en el fondo del platillo. A continuación, coloca la maceta por encima del platillo y las piedras. Verifica que la maceta esté firme y nivelada.[7]
    • Las piedras generan espacios de aire entre la base de la maceta y la superficie sobre la que se asienta. Esto permite un mejor drenaje del agua.
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    Llena 1/3 de la maceta con mezcla para macetas. Para una maceta de 60 litros (15 galones), cubre 15 a 20 cm (6 a 8 pulgadas) del fondo con tierra. Así habrá suficiente espacio para colocar la planta y rodearla con más tierra. Si añades mucha tierra al inicio, puedes dejar gran parte de la planta expuesta al sol, lo que la dañará.[8]
    • Si plantas semillas de tomate, añade tierra para macetas hasta 1,2 cm (1/2 pulgada) del borde de la maceta. Plantar las semillas más profundo que eso impedirá que germinen.

Parte 3
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Plantar los tomates

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    Coloca 2 semillas en el centro de cada maceta si cultivas tomates desde las semillas. Haz un agujero diminuto de 0,5 cm (1/4 de pulgada) en el centro de la maceta. Después, pon 2 semillas en el agujero y cúbrelas con tierra. Al terminar, las semillas deben estar cubiertas y ocultas por completo.[9]
    • Al plantar las dos semillas al mismo tiempo, tendrás mayores posibilidades de que una de ellas germine.
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    Coloca una sola planta en el centro de cada maceta si cultivas a partir de una planta joven. Agarra con firmeza la planta por su tallo central y muévela de un lado otro con suavidad en su recipiente de plástico original para soltar la tierra. A continuación, tira de ella firmemente. Colócala en el centro de la nueva maceta. Llena de tierra el espacio que rodea la planta hasta dejarlo nivelado con la línea de tierra actual de la planta.[10]
    • Ten mucho cuidado cuando levantes la planta de su recipiente original porque pueden dañarse las raíces.
    • Si la planta no sale de su recipiente de plástico original, riégala hasta que la tierra esté húmeda antes de trasplantarla.
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    Riega bien las plantas o las semillas de tomate. Empapa la planta con agua una vez y luego espera 10 minutos más antes de volver a empaparla. La tierra debe quedar saturada por completo. En caso de plantar semillas, ten cuidado de rociar agua con suavidad en la tierra.[11]
    • No utilices tanta fuerza o agua que termine sacando las semillas de la tierra.
    • Una vez que la hayas mojado bien, la planta de tomate podría no necesitar que la rieguen más durante toda una semana. Destruirás los tomates si los saturas de forma constante.
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    Inserta una jaula para tomates cuando la maceta esté llena de tierra. Introduce cuidadosamente las patas de la jaula en la tierra, centrándola sobre la planta de tomate. Detente cuando la jaula quede fijada con firmeza en su sitio. Si sientes cualquier resistencia, detente y ajusta la posición de la jaula antes de proseguir. Empujar de forma descuidada puede dañar las raíces.[12]
    • Por lo general, las jaulas para tomates son de alambre reforzado con concreto y están disponibles en los centros de jardinería.
    • En caso de dañar o doblar la jaula, retírala con cuidado y cámbiala por otra. Si no, podría empujar hacia abajo la planta.

Parte 4
Parte 4 de 4:
Cuidar de los tomates

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    Ubica la maceta de tal manera que reciba 4 a 6 horas de luz solar al día. La planta de tomate necesita este periodo de exposición al sol cada día para desarrollarse y dar frutos. Si es necesario, colócala sobre una plataforma rodante y desplázala para que reciba sol. Otra alternativa es poner la maceta delante de una lámpara solar dentro de tu casa.[13]
    • Mantén la lámpara como mínimo de 5 a 15 cm (6 pulgadas) de distancia de la maceta para no quemar la planta.
    • En caso de tener semillas, mantenlas calientes por la noche cubriendo la parte superior de la maceta con papel film. Luego, retíralo al empezar el día.
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    Envuelve la jaula con malla de nailon. Coloca la malla de tal manera que abarque toda la jaula, incluso la parte superior. Luego, dóblala sobre los bordes superiores de la jaula. Asegura la malla a los bordes con ganchos de ropa u otros sujetadores resistentes.[14]
    • La malla aleja a los insectos (como los gusanos del tomate y las chinches apestosas) de la planta. También filtra los rayos solares para impedir que se quemen las hojas.
    • Si hay insectos en la planta, aplica un insecticida suave. Existen opciones fabricadas y naturales, según la plaga culpable. Enjuaga bien los tomates tratados con insecticidas antes de consumirlos.
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    Riega la planta de tomate tan seguido como sea necesario para mantener la tierra húmeda. Si los primeros 1,2 cm (1/2 pulgada) de tierra están secos o si la planta parece un poco marchita al final del día, significa que la tierra necesita agua. Sigue regando hasta ver que sale agua de los agujeros de drenaje del fondo de la maceta. Así sabrás que el agua ha saturado la tierra de arriba a abajo.[15]
    • Varía el horario de riego en función de la temperatura y la temporada. En los días de calor, debes regar a diario. En días templados, una vez por semana bastará.
    • Al terminar de regar, tira el agua restante del platillo. Si la dejas allí, las raíces pueden podrirse.
    • Riega el tomate durante el día. Si lo haces al final del día o durante la noche, promoverás el crecimiento de hongos.
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    Cosecha los tomates uno por uno cuando adquieran su color rojo. Deben estar casi rojos por completo solo con partes pequeñas de color verde. Para arrancar los tomates maduros, tira suavemente del tallo con los dedos. Como alternativa, córtalos de las ramas con un par de tijeras de jardinería.
    • Ten presente que ciertas variedades de tomates (verifica la tuya) son verdes, tienen rayas u otro aspecto distinto al de los tomates rojos comunes cuando maduran.

Consejos

  • Es mejor plantar los tomates una vez que haya pasado la amenaza de la helada. Crecen mejor y dan más frutos en las temporadas más cálidas como el verano.

Advertencias

  • Antes de consumir los tomates que coseches, lávalos bien con agua tibia. Así eliminarás los residuos de fertilizantes, suciedad o bacterias de la superficie.

Cosas que necesitarás

  • semillas o plantas de tomate
  • macetas
  • tierra para macetas
  • fertilizante
  • pantalla de fibra de vidrio
  • piedritas
  • una regadera
  • una jaula para tomates
  • una malla de nailon
  • tijeras de jardinería
  • agua

Acerca de este wikiHow

Monique Capanelli
Coescrito por:
Especialista en plantas
Este artículo fue coescrito por Monique Capanelli. Monique Capanelli es especialista en plantas y propietaria y diseñadora de Articulture Designs, una innovadora firma de diseño y boutique en Austin, Texas. Con más de 15 años de experiencia, Monique se especializa en diseño botánico de interiores, paredes vivas, decoración de eventos y diseño de paisaje sostenible. Asistió a la Universidad de Texas en Austin. Monique es una diseñadora de permacultura certificada. Brinda experiencias de diseño de plantas y botánicos, desde pequeños obsequios hasta transformaciones completas, tanto para compradores como para clientes comerciales, incluidos Whole Foods Market y The Four Seasons. Este artículo ha sido visto 72 068 veces.
Categorías: Cultivo de hortalizas