El glutamato monosódico (GMS) es un potenciador del sabor que se usa en las comidas asiáticas y en los productos alimenticios comerciales. Los estudios han demostrado que el GMS puede acarrear problemas de salud en el corto y en el largo plazo, como dolores de cabeza, náusea, fatiga, enfermedades pancreáticas, trastorno de déficit de atención con hiperactividad e incluso obesidad.[1] El GMS no afecta a algunas personas, pero otras tienen una sensibilidad aguda al producto. Para evitar el GMS, debes ser previsor en los restaurantes y aprender a leer las etiquetas de los productos con mucho cuidado.

Método 1
Método 1 de 3:
Evitar el GMS en tu vida diaria

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    Evita los productos no alimenticios que puedan contener el GMS. Algunos cosméticos, jabones, champús y acondicionadores para el cabello pueden contener GMS si los ingredientes contienen las palabras “hidrolizado”, “proteína” o “aminoácidos”.
    • Algunos medicamentos, vitaminas y suplementos dietéticos tienen el GMS en los aglutinantes y en los rellenos. Verifica con el farmacéutico si no estás seguro.
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    Come una dieta natural y fresca. El GMS está en casi todos los alimentos procesados. Esto significa que, si compras alimentos preenvasados, es muy probable que esos alimentos contengan el GMS. Compra frutas y verduras frescas, usa solo condimentos básicos (como la sal y la pimienta).
    • En vez de las sales condimentadas y de los condimentos preenvasados, prueba las especias y las hierbas frescas para darle sabor a tus alimentos.[2]
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    Cocina tú mismo. El GMS está en casi todos los productos alimenticios preenvasados, las comidas congeladas y las comidas de los restaurantes. Empieza a cocinar desde cero para que tengas el control de lo que entrará en tu organismo.[3]
    • Compra ingredientes naturales y frescos en vez de enlatados o procesados.
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    Evita los productos alimenticios comunes que puedan contener pequeñas cantidades del GMS si eres muy sensible al GMS. Estos alimentos incluyen los alimentos con bajo contenido de grasa, sin grasa, enriquecidos, enriquecidos con vitaminas, que contengan almidón de maíz, almidón modificado, jarabe de maíz, grasa de mantequilla lipolizada, dextrosa, jarabe de arroz marrón, jarabe de arroz, leche en polvo o 1 o 2 por ciento de leche.

Método 2
Método 2 de 3:
Evitar el GMS en el supermercado

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    Lee las etiquetas. No confíes en una etiqueta que diga “sin GMS” en la parte delantera de la caja. El GMS se menciona de muchas formas en una etiqueta. Aprende otras maneras en las que los fabricantes etiquetan el GMS. Aunque es probable que un producto no contenga el GMS, eso no significa que el GMS no esté presente. Hay otras maneras en las que el GMS se encuentra en tu comida. Busca cualquiera de los siguientes ingredientes:
    • El ácido glutámico libre procesado, el glutamato monosódico
    • El glutamato de calcio, el glutamato monopotásico, el glutamato de magnesio, el glutamato monoamónico, el glutamato de natrium[4]
    • El ácido glutámico
    • El caseinato de sodio, el caseinato de calcio
    • El extracto de levadura, la levadura autolizada
    • El concentrado de proteína de suero
    • La proteína texturizada, el extracto de proteína vegetal[5]
    • Los productos hidrolizados, incluyendo la proteína hidrolizada o el caldo vegetal
    • La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos requiere que las fuentes de proteína hidrolizada aparezcan en la lista de ingredientes de las etiquetas. Por ejemplo, si un producto contiene tomate o trigo no procesado, pueden aparecer en la lista como “tomate” o “trigo”. Si el ingrediente dice “proteína de tomate” o “proteína de trigo hidrolizada”, el producto contiene GMS.
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    Ten cuidado con los bocadillos salados. Muchos bocadillos salados procesados contienen el GMS. Sé cuidadoso al comprar papas fritas, galletas o nueces con saborizantes.[6]
    • Los alimentos como Doritos, Cheetos y casi todas las papas fritas con saborizantes tienen el GMS.[7]
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    Evita los fiambres. Por lo general, los fiambres siempre contienen el GMS. El pollo y los embutidos contienen productos con el GMS.[8]
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    Sé cauteloso con los aderezos. El aderezo ranchero siempre tiene el GMS, pero la mayoría de los aderezos de ensalada también. Además del aderezo, sé cauteloso con las salsas vegetales.[9]
    • Presta atención a la salsa de soja, al queso parmesano, a los aderezos y a las salsas.[10]
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    Presta atención a los caldos y a las sopas. Es muy probable que los caldos contengan siempre el GMS. Incluso las marcas populares de sopa lo agregan a sus latas.[11]

Método 3
Método 3 de 3:
Evitar el GMS al comer afuera

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    Dile a los camareros que deseas tu comida sin el GMS. En estos días, muchos restaurantes han desistido de usar el GMS en su cocina. Aun así es una buena idea pedir y ser firme para que no agreguen el GMS en tu comida.
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    Evita ciertos alimentos al comer afuera. Si deseas comer afuera y evitar el GMS, debes saber qué comida evitar. Los alimentos comunes que contienen el GMS incluyen los caldos vegetales, los panes, los aderezos, los productos de soja, los edulcorantes y los saborizantes.[12]
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    Ten cuidado de la comida rápida. La mayoría de los restaurantes de comida rápida, como McDonalds, Burger King, KFC, Pizza Hut y Chick fil A añaden el GMS a sus comidas. Si sientes curiosidad acerca de qué productos particulares tienen el GMS, visita la página web del restaurante y busca la lista de ingredientes.[13]

Advertencias

  • Lee las etiquetas de las fórmulas para lactantes con mucho cuidado, ya que algunos tipos de fórmulas contienen el GMS.
  • Las verduras, los granos y las frutas pueden contener el GMS, ya que los productores de alimentos algunas veces rocían su producción con algún producto que contenga ácido glutámico libre procesado para aumentar el rendimiento del cultivo. No hay manera de notar si la producción contiene el GMS a menos que pase por un control de calidad. Lava las frutas y las verduras cuidadosamente antes de comerlas.

Acerca de este wikiHow

Claudia Carberry, RD, MS
Coescrito por:
Maestría en nutrición, universidad de Tennessee Knoxville
Este artículo fue coescrito por Claudia Carberry, RD, MS. Claudia Carberry es una dietista registrada especializada en trasplantes de riñón y asesora a pacientes para perder peso en la Universidad de Arkansas para Ciencias Médicas. Es miembro de la Academia de Nutrición y Dietética de Arkansas. Claudia recibió su maestría en nutrición en la Universidad de Tennessee Knoxville en 2010. Este artículo ha sido visto 33 484 veces.
Categorías: Dieta y estilo de vida