Este artículo fue coescrito por Michelle Joy, MA, MFT. Michelle Joy es una terapeuta licenciada en matrimonio y familia y es miembro de la Junta Directiva de los Servicios de Consejería del Instituto de Parejas en el Área de la Bahía de San Francisco. Con casi 20 años de capacitación y experiencia en terapia, Michelle ofrece cursos intensivos de terapia de parejas, talleres de comunicación y talleres de preparación matrimonial. Michelle también es maestra certificada de eneagrama, se ha presentado en la 25ª. Conferencia Internacional de Eneagrama anual, y se graduó del nivel avanzado del modelo de desarrollo de la terapia de parejas. Tiene una maestría en Asesoramiento Psicológico otorgada por la Universidad de Santa Clara.
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Con frecuencia, la división de las tareas del hogar puede ser un punto de disputa entre las parejas. Por lo general, uno de los dos siente que hace más tareas (o todas) sin que su pareja ayude mucho. Esto puede provocar resentimiento y discusiones. Si cuentas con un plan claro antes de pedirle a tu esposo que te ayude más en casa, esto será de utilidad para no pelear y, básicamente, culminar las tareas del hogar con más eficacia y de una manera que sea conveniente para ambos.
Pasos
Parte 1
Parte 1 de 3:Confrontar a tu esposo
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1Identifica qué es lo que se debe hacer.[1] Elabora una lista de todas las tareas semanales indicando quién se encarga de realizarlas actualmente. Si defines las tareas obligatorias, podrás deshacerte del primer obstáculo; es decir, que tu esposo omita las tareas que no se hayan hecho. Además, si identificas las tareas exactas, esto puede ser de utilidad para que ambos noten qué es lo que comprende el trabajo en la casa. Entre las tareas del hogar comunes tenemos a las siguientes:
- ordenar todas las áreas de la casa;
- encargarse del lavado (lavar, planchar, doblar y guardar la ropa);
- hacer las compras y visitar otras tiendas;
- cocinar, lavar los platos;
- pagar las cuentas y organizarlas;
- arreglar el patio y el jardín, y brindar mantenimiento;
- llevar a los niños a cualquier actividad extracurricular, llevarlos al doctor, etc.;
- cuidar las mascotas, incluido el aseo, las visitas al veterinario, la alimentación, etc.
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2Ten una cita con tu esposo para conversar sobre las tareas del hogar. Planifica una cita luego de un día divertido o al final de la semana laboral. No reserves un tiempo para conversar justo después de una discusión o cuando alguien más tenga la atención de tu esposo. Tomen un poco de vino, aléjense de los niños (y la televisión) y lleven su lista a la cita.[2]
- No mencionen el tema de ayudar en casa cuando estén discutiendo o afrontando una situación tensa, ya que así nunca obtendrás la ayuda que necesitas y mereces.[3]
- No trates a tu esposo como un niño ni seas mandona. Esto solo causará discusiones y nada cambiará. Asimismo, no te martirices, ya que esto solo hará que sigas agotándote por dentro mientras todos simplemente reconocen que lo aguantas, incluso si deben tolerar que hables entre dientes.[4]
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3Para empezar, dile a tu esposo lo mucho que aprecias lo que ya hace por la casa y la familia. Menciona las tareas que ya haga y conversa sobre la manera en la que sus contribuciones marcan una diferencia en lo bien que la familia se desempeña. Luego explícale que te encantaría que te ayude más porque sientes que estás encargándote de más de lo que puedes hacer.
- Muéstrale la lista de tareas, así podrá observar con claridad la multitud de tareas del hogar.
- Dile que sus contribuciones serían de utilidad para mantener tus niveles de energía y lograr que la familia cuente con más tiempo para hacer cosas, en lugar de esperar a que termines las tareas del hogar.[5]
- No le grites a tu esposo. Nadie reacciona bien cuando le gritan. Si se siente regañado, esto podría hacer que se vaya.[6]
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4Sé asertiva. Mantener un hogar es una tarea compartida. No temas señalar las tareas en las que requieras ayuda adicional.
- Debes tener paciencia si tu esposo se opone. Es probable que al principio tengas que llegar a un acuerdo. Escoge 2 o 3 tareas que en verdad desees que realice y esfuérzate primero con esas.
- Si consideras que algunas tareas podrían realizarse con más eficacia o rapidez debido a sus talentos o su temperamento específicos, debes decírselo.[7]
Parte 2
Parte 2 de 3:Dividir las tareas del hogar
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1Define las tareas sencillas, moderadas y difíciles. Clasifica cada tarea según el tiempo que consuma, el esfuerzo que requiera y la frecuencia con la que deba realizarse. Por ejemplo, lavar los pisos podría ser una tarea moderadamente difícil. Del mismo modo, tendrás que clasificar las actividades como trapear, barrer, encerar, etc.
- Al escribir la lista, debes tener en cuenta los artículos que podrían facilitar la limpieza. Por ejemplo, ¿puedes conseguir una aspiradora o un detergente más eficaces? Estas pueden ser tareas excelentes que puedes asignarle a tu esposo. Si haces que compre los artículos, ¡esto puede hacerle sentir un mayor orgullo cuando los use para demostrar que hacen un mejor trabajo que los antiguos!
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2Pídele a tu esposo que revise tu lista y que busque las tareas que no le importaría hacer. Anímalo a elegir algunas tareas sencillas y algunas más complicadas, así las tareas del hogar se repartirán de manera uniforme. Si no cuenta con la experiencia o el conocimiento necesarios para realizar algunas de las tareas más complicadas, conversen sobre la posibilidad de enseñarle la forma de realizarlas.[8]
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3Reconozcan las fortalezas del otro y aprendan de ellas. Cuando conversen para dividir las tareas, podrían hablar sobre aquello en lo que sean buenos. Algunas tareas podrían ser más sencillas o menos estresantes para uno de ustedes, lo que dependerá de su conjunto de habilidades y su temperamento. Esta también es una buena oportunidad para hablar sobre la manera en la que pueden aprender el uno del otro, así en el futuro ambos se sentirán más seguros al asumir cualquier tarea que surja en la semana.
- Elaboren sus propias listas de tareas en las que consideren ser buenos y comparen sus apuntes.
- Elabora una lista de tareas que te desagraden mucho y que esperas que tu pareja pueda realizar.
- Solucionen los problemas juntos. Si hay tareas que les desagradan a ambos, esfuércense con el fin de desarrollar estrategias para culminarlas con más facilidad. Podrían ser tareas que decidan hacer juntos.
- Dediquen un tiempo a enseñarle al otro a hacer determinadas tareas. Si tu esposo tiene una manera especial en la que le gusta lavar los platos y esta es diferente a la tuya, pídele que te la muestre. Debes adoptar el papel de estudiante y estar dispuesta a notar los beneficios de hacer algo de una manera diferente. Cambien sus roles en las tareas en las que se sientan seguros. Pídele a tu esposo que tan solo escuche y participe antes de hacer preguntas o brindar otras sugerencias.
- Debes estar dispuesta a escuchar. No interrumpas a tu pareja cuando te muestre la manera en la que haga las cosas. Ten una mente abierta y pídele que haga lo mismo por ti.
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4Intercambien las tareas. A nadie le agrada hacer las tareas del hogar y esto se debe en parte a que pueden ser monótonas y aburridas. Si hay una tarea determinada que a ambos les desagrada, pueden alternar los días o las semanas en los que la realicen. Por ejemplo, esta semana lavarás los platos y él lavará la ropa, y la siguiente semana intercambiarán las tareas. Esto aumentará su noción de compartir las responsabilidades y eliminará parte de la monotonía que surge cuando haces las mismas tareas todos los días.
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5Reconoce e incentiva los esfuerzos de tu esposo. Confía en que tu esposo hará las tareas de la mejor manera que conozca. Debes ser receptiva con el hecho de que podría hacer las cosas de manera diferente, pero aun así podría hacerlas con eficacia. Si hay tareas que debes o deseas hacer en una manera específica, puedes hacerlas tú misma.[9]
Parte 3
Parte 3 de 3:Trabajar en equipo y mantener la motivación
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1Dile a tu esposo de qué manera y en qué momento cumples el trabajo. No le digas que debe hacer las tareas de una manera y en un día determinados; en lugar de ello, explícale la forma en la que la hagas y lo que te ha funcionado.
- No le hables como si fuera un niño. Intenta verlo como una oportunidad para compartir tu punto de vista, en lugar de enseñarle a tu pareja como si fuera incapaz o estuviera indispuesta. En lugar de decir algo como “Debes hacerlo así”, emplea frases en primera persona como “Me gusta hacerlo así. Esto me da mejores resultados”.
- Debes ser receptiva con las sugerencias. Emplea la segunda persona cuando hagas preguntas. “¿Tienes alguna idea de cómo mejorar este proceso?”, “¿Qué opinas de hacer la tarea de esta manera?”.
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2Reserva un tiempo a la semana en el que ambos puedan cooperar para hacer las tareas del hogar juntos y luego puedan relajarse y entretenerse. Los sábados por la mañana pueden ser momentos adecuados si no tienes algún otro compromiso, ya que tendrás libre el resto del fin de semana. Por otra parte, puedes escoger un momento adecuado que permita que ambos hagan las tareas de la casa en conjunto.[10]
- Preparen la cena juntos. Este puede ser un momento adecuado para conversar sobre su día y aprender nuevas habilidades al probar nuevas recetas una vez a la semana.
- Deja que lave los platos mientras los secas. También puedes enjuagarlos mientras él carga el lavaplatos.
- Reproduce música o un podcast mientras limpias la sala. Todo lo que hagas para combinar un poco de recreación o diversión con las tareas del hogar puede hacer que estas luzcan menos abrumadoras y se conviertan en una experiencia que los una.
- Denomínense un equipo. Considera que tu pareja y tú forman un equipo, y que las tareas son un juego en el que deben esforzarse juntos para ganar. Ten una tabla de puntuaciones para tu equipo. Si han culminado todas las tareas, prémiense con una hora de televisión o un vaso de vino.
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3Planifica la limpieza con anticipación. Alista su mente y su estado de ánimo para que se comprometa a limpiar la casa cuando llegue el fin de semana. Háganlo juntos y limiten el tiempo, así su familia no dedicará todo el día a la limpieza. El objetivo es hacer que tu esposo participe. Si la limpieza se vuelve muy excesiva, es probable que no quiera volver a realizarla. Empieza con algo pequeño y auméntalo poco a poco.
- Elabora un cuadro de tareas que cuente con todas ellas y que indique el tiempo para el cual deban culminarse.
- Planifica otras actividades como dar una caminata o tomar una pausa para leer un poco, así el día no se sentirá sobrecargado solo por hacer las tareas.
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4Crea un sistema de premios. Este debe estar dirigido a ambos. Intenta alternar las tareas y los premios. La persona que limpie el baño esta semana podrá escoger la película que verán en la noche de películas. Aquel que limpie la refrigeradora recibirá un masaje de 20 minutos antes de irse a dormir.[11]
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5Adopten el hábito de agradecerse el uno al otro por mantener la casa en buenas condiciones. Ambos contribuirán con la armonía de la casa; por ello, tendrán que reconocerlo de vez en cuando. Mientras más demuestren el aprecio que sienten el uno por el otro, mayor será la rapidez con la que se convierta en un buen hábito.[12]
- Agradece a tu pareja por las tareas específicas. “Gracias por trapear el piso de la cocina. ¡Luce maravilloso!”. Puede ser sencillo empezar a dar por sentado las cosas que haga cada semana.
- Recuérdale a tu esposo lo mucho que aprecias que te agradezcan.
- Agradézcanse el uno al otro por hacer un trabajo adicional. Sin importar lo mucho que te esfuerces, habrá semanas en las que tu familia tendrá otras cosas por hacer y uno de ustedes tendrá que hacer más tareas domésticas que el otro. Esto forma parte de ser una pareja y tener una relación. Debes determinar si tu pareja se encarga de más tareas para reducir parte de la presión de otras cosas que podrían ocurrir en su vida. Debes estar dispuesta a hacer lo mismo.
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6Recuerden que se requiere tiempo para cambiar. Debes ser flexible y tener paciencia. Se requiere tiempo para modificar las rutinas y los hábitos antiguos, en particular si a una persona se le ha confiado la limpieza de la casa. Es probable que se requieran muchos recordatorios amables y una persuasión adicional; no obstante, debes persistir hasta que esto se convierta en una norma en tu casa. Asimismo, no esperes que siempre hagan las cosas de manera equivalente; es probable que no lo haga y que tú tampoco. Tan solo recuérdale que debe hacer su parte si es que no la ha hecho.[13]
- Hablen sobre los resultados una vez a la semana. Dediquen un tiempo a conversar sobre cómo han resultado las tareas en la semana. No se echen la culpa el uno al otro. Los horarios de cada persona son diferentes y no todas las semanas serán iguales a la anterior. Primero conversen sobre lo que haya ido bien, en lugar de lo que no haya funcionado. Si se concentran en lo positivo, esto facilitará las cosas cuando empiecen a abordar las cosas que no hayan salido como lo esperaban.
Referencias
- ↑ http://www.parents.com/parenting/relationships/staying-close/building-a-strong-relationship-resenting-your-spouse/
- ↑ http://www.parents.com/parenting/relationships/staying-close/building-a-strong-relationship-resenting-your-spouse/
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- ↑ http://www.babycenter.com/0_ending-the-chore-wars-how-to-get-your-mate-to-help-on-the-ho_1425647.bc?page=2
- ↑ http://www.telegraph.co.uk/culture/3639196/Are-you-lumbered-with-a-lazy-husband.html
- ↑ http://www.babycenter.com/0_ending-the-chore-wars-how-to-get-your-mate-to-help-on-the-ho_1425647.bc?showAll=true
- ↑ http://www.babycenter.com/0_ending-the-chore-wars-how-to-get-your-mate-to-help-on-the-ho_1425647.bc?page=2
- ↑ http://www.babycenter.com/0_ending-the-chore-wars-how-to-get-your-mate-to-help-on-the-ho_1425647.bc?showAll=true