Muchos pacientes que se han sometido a una cirugía de bypass gástrico pierden peso los primeros meses después del procedimiento. Sin embargo, a largo plazo, es bastante común recuperar algunos de esos kilos. Para contrarrestar cualquier aumento de peso, es vital volverse a conectar con un sistema de apoyo profesional, incluido el doctor y un dietista certificado. Hacer más cambios dietarios y de ejercicio también te ayudará a perder peso. Si bien puede ser un camino largo y difícil, es posible alcanzar las metas de peso.

Método 1
Método 1 de 3:
Buscar orientación profesional

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    Habla con tu doctor. Si el aumento de peso ha empezado a volver, te recomendamos comunicarte con tu doctor para pedirle orientación. Por lo general, primero te hará una evaluación física. Luego, quizá quiera hablar sobre cualquier cambio que hayas adoptado en tu estilo de vida. Este será el momento de ser lo más honesto posible para que pueda ayudarte a elaborar un plan.[1]
    • No te sientas avergonzando de pedirle ayuda al doctor. El hecho de pedirle orientación es un excelente primer paso para tener éxito.
    • Por ejemplo, puedes preguntarle “¿Qué alimentos debo evitar?”. Otra pregunta puede ser “¿Cuántos kilos (o libras) debo esperar perder cada semana?”.
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    Repasa los consejos de tu cirujano bariátrico. Tanto antes como después de la cirugía, tu doctor probablemente te haya dado bastante información y consejos para llevar una vida saludable y progresar. Saca estos materiales y vuélvelos a leer. Observa si hay algo que hayas pasado por alto la primera vez o que no estés haciendo actualmente.[2]
    • Esta información puede incluir los mejores programas de ejercicio para los pacientes de bypass gástrico y también un plan dietario detallado.
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    Evalúa tu necesidad de someterte a una segunda cirugía. Después de consultar contigo, tu doctor podría sugerirte otra cirugía para corregir los cambios que puedan haber ocurrido desde el último procedimiento. En particular, es posible que tu balón gástrico se haya estirado con el tiempo, lo cual permita la digestión de más comida.[3]
    • Las segundas cirugías no se llevan a cabo casi nunca, en especial si el aumento de peso se debe a elecciones alimentarias o a la falta de ejercicio.
    • Asegúrate de hablar sobre todas las posibles complicaciones con tu doctor, si consideras someterte a otra cirugía. Los niveles de riesgo de infecciones y hemorragias normalmente aumentan con un segundo procedimiento.
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Método 2
Método 2 de 3:
Conseguir apoyo extra

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    Asiste a sesiones de consejería nutricional. Si ya has estado trabajando con un consejero nutricional, puedes reunirte con él con más frecuencia o incluso cambiar de consejero. Si no has tenido sesiones con un dietista certificado, pídele a tu doctor que te derive. Luego, trabajar con él para elaborar un plan dietario acorde a tu estilo de vida y metas de pérdida de peso.[4]
    • El dietista también puede enseñarte a llevar un control de tu ingesta diaria de alimentos con aplicaciones o incluso con registros de alimentos de papel.
    • Es probable que quieras caer en la tentación de dejar de reunirte con el dietista después de empezar a perder peso otra vez. ¡No caigas en esta trampa! Sigue reuniéndote con él según tu presupuesto te lo permita. Considéralo una inversión para tu bienestar a largo plazo.
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    Trata cualquier trastorno alimentario subyacente. Este es un tema delicado, pero es un motivo por el cual algunos pacientes suben de peso después de la cirugía. Si observas que no dejas de picar durante el día o comes en excesiva cantidad, pídele a tu doctor que te derive a un terapeuta conductual. Este especialista te ayudará a comprender los desencadenantes que te hacen tomar malas decisiones alimentarias y a cómo entenderlos.[5]
    • Asimismo, si tratas de privarte de alimento para perder peso, es otro motivo para hablarlo con un terapeuta.
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    Únete a un grupo de apoyo poscirugía. Estos son grupos de personas que se han sometido a cirugías para perder peso y que se reúnen frecuentemente para hablar de los problemas por los que pasan. Es un lugar seguro para pedir consejos para lidiar con los antojos de comida, por ejemplo. Tu doctor o el hospital donde te operaron pueden derivarte a uno.[6]
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    Trata cualquier problema de alcoholismo o drogadicción. El consumo constante de alcohol puede causar aumento de peso y otros problemas de salud. Si recurres a las sustancias ilegales para paliar los antojos, puede dañar también tu salud. Para controlar y minimizar estas adicciones, acude a tu doctor o terapeuta.[7]
    • Por ejemplo, tu doctor quizá te sugiera unirte a un grupo de apoyo inmediatamente después de la cirugía.
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Método 3
Método 3 de 3:
Hacer cambios en el estilo de vida

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    Trázate metas de pérdida de peso realistas. Parece mucho más fácil de lo que en realidad es. Trabaja con tu dietista, entrenador personal y doctor para establecer cuántos kilos o libras puedes bajar realísticamente cada semana de forma saludable. Para muchas personas, unos 500 g a 1 kg (1 a 2 libras) por semana es una meta razonable. Si tratas de perder demasiado peso demasiado rápido, correrás el riesgo de lastimar tu cuerpo o volver a caer en los malos hábitos.[8]
    • Asimismo, no te obsesiones por completo con la balanza. Pésate a diario para controlar tu pérdida de peso.[9]
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    Incrementa tu ingesta de proteína. Las proteínas son lo que el cuerpo utiliza para formar músculo, lo cual facilita la quema de más calorías y grasa. Busca opciones proteicas bajas en grasa, por ejemplo, pollo o pescado sin piel. Experimenta con diferentes preparaciones para que igual tengas una comida sabrosa. Consúltale a tu dietista cuánta proteína debes consumir exactamente cada día.[10]
    • Mezclar alimentos de mucha textura con proteínas es otra manera de estar satisfecho. Por ejemplo, combina apio con mantequilla de maní para una de tus comidas o bocadillos.
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    Limita los azúcares y los alimentos grasos. Menos del 30 % de tus calorías diarias debe provenir de grasas o alimentos grasos. Antes de comer un alimento procesado, lee la etiqueta para ver exactamente qué contiene. Si ves algún tipo de azúcar entre los primeros ingredientes de la lista de ingredientes, omítelo y busca otra cosa. A su vez, sustituye las bebidas azucarada por agua.[11]
    • Por ejemplo, evita los alimentos que contengan glucosa o fructosa, que son tipos de azúcar.
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    Ten actividad física activa al menos 30 minutos al día. Apenas tu doctor te dé permiso de hacer ejercicio después de la cirugía, es importante desarrollar un programa de ejercicios y cumplirlo. Trabajar con un entrenador puede servir para mantenerte motivado y enfocado. Si empiezas a subir de peso, cerciórate de elevar tu ritmo cardiaco al menos durante 30 minutos todos los días montando bicicleta, caminando, nadando o incluso trotando.[12]
    • Una de tus metas debe ser llegar de 60 a 90 minutos de actividad física moderada casi todos los días de la semana. Esto significa que el ejercicio se convertirá en parte de tu rutina diaria.
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    Come y mastica lentamente. Si te pasas la comida entera sin masticarla bien, puede estirar el balón gástrico. En su lugar, saborea cada bocado y mastícalo hasta que esté completamente disuelto antes de tragarlo. Una comida promedio debe comerse en aproximadamente 30 minutos, así que asegúrate de contar con el tiempo suficiente.[13]
    • Si sientes un dolor agudo en el pecho o si tienes náuseas o vomitas después de una comida, entonces es probable que hayas comida demasiado rápido.
    • Los carbohidratos pesados, como la pasta o el pan, pueden ser particularmente incómodos si no se mastican bien.
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    Ten 6 comidas pequeñas todos los días. Si tus comidas son grandes, es más probable que estires tu balón gástrico, lo que hará que subas de peso. En su lugar, divide tus alimentos en 6 comidas pequeñas unas cuantas horas durante el día. Presta atención a tu cuerpo mientras comes y detente apenas te sientas lleno.[14]
    • Si tienes un horario para comer y no tienes hambre, no hay problema en saltarse una comida. Si se vuelve un hábito, reevalúa tu plan de alimentos con tu dietista.
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    Lleva un control de tu ingesta de agua y líquidos. Aumentar el peso por retención de agua en realidad puede llevar a una verdadera pérdida de peso. Procura tomar como mínimo 8 vasos llenos de agua o bebidas sin calorías todos los días. Hazlo tomando sorbos pequeños y usa una pajilla para minimizar cualquier molestia causada por el aire en el estómago.[15]
    • También es recomendable no tomar durante las comidas o 30 minutos antes. Así habrá espacio en el estómago para la comida.
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Consejos

  • Lo más importante es ser constante con la dieta y el ejercicio. Debes estar comprometido a adoptar cambios a largo plazo para no volver a subir de peso.
  • Ten paciencia y no seas duro contigo mismo mientras tratas de perder el peso extra. Es un proceso que no sucederá de la noche a la mañana. Si cometes un error nutricional, reconócelo y esfuérzate la próxima vez.
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Advertencias

  • Si tienes dolores agudos en el abdomen o te da fiebre poco después de la operación, son síntomas de posibles complicaciones. Comunícate con tu doctor u otro profesional médico cuanto antes.
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Acerca de este wikiHow

Claudia Carberry, RD, MS
Coescrito por:
Maestría en nutrición, universidad de Tennessee Knoxville
Este artículo fue coescrito por Claudia Carberry, RD, MS. Claudia Carberry es una dietista registrada especializada en trasplantes de riñón y asesora a pacientes para perder peso en la Universidad de Arkansas para Ciencias Médicas. Es miembro de la Academia de Nutrición y Dietética de Arkansas. Claudia recibió su maestría en nutrición en la Universidad de Tennessee Knoxville en 2010. Este artículo ha sido visto 1019 veces.
Categorías: Perder peso
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