Casi todo el mundo sabe cómo cocinar remolachas, pero no muchos saben cómo cocinar sus hojas. Estas son un poco más saladas y de sabor más fuerte que la mayoría de las verduras de hoja, pero puedes transformarlas fácilmente en un acompañamiento suave y delicioso.

Ingredientes

Salteadas

  • 1 a 3 manojos de hojas de remolacha
  • 1 a 2 cucharadas de aceite de oliva extra virgen
  • 2 dientes de ajo cortados en dados
  • 1 limón cortado en rodajas o 2 cucharadas (30 ml) de vinagre
  • 1 chalote (opcional)
  • 1/4 cucharadita de hojuelas de chile rojo (opcional)
  • 1 naranja (opcional)

Pesto

  • 1 manojo de hojas de remolacha (más o menos 113 g o 4 onzas)
  • 4 dientes de ajo picados
  • 1/2 taza (120 ml) de nueces, piñones o pistachos
  • hasta 3/4 taza (180 ml) de aceite de oliva extra virgen
  • sal y pimienta al gusto
  • 1 1/2 cucharadas (22 ml) de hojas de hinojo, 3 cucharadas (45 ml) de perejil fresco y 1 cucharada (15 ml) de jugo de limón (opcional)

Método 1
Método 1 de 3:
Hojas de remolacha salteadas

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    Corta los tallos (opcional). Los tallos son comestibles, pero no a todos les gusta su sabor amargo. Si no estás dispuesto a probarlos, corta los tallos justo por debajo de las hojas. También puedes quitar la base del tallo grueso desde las hojas más grandes, cortándolas en un patrón de V.[1]
    • Al igual que todas las verduras de hoja, estas reducirán mucho su volumen al momento de saltearlas. Puedes cocinar un montículo grande a la vez, siempre y cuando entre en tu sartén.
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    Enrolla las hojas y pícalas. Amontónalas y enróllalas hasta formar un cilindro. Córtalas en dados, aproximadamente en intervalos de 1,2 a 2,5 cm (1/2 a 1 pulgada).[2]
    • Si usas los tallos, pícalos en trozos de tamaño similar.
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    Lava las hojas de remolacha. Puedes usar un centrifugador de verduras o sumergirlas en un bol con agua y frotar la suciedad visible. Déjalas un par de segundos para que la arenilla se asiente en el fondo. Sácales las hojas y repite el proceso si es necesario, hasta que el agua salga clara. Traslada las hojas a otro bol, dejándolas húmedas.
    • Si usas los tallos, lávalos en un bol separado.
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    Blanquea las hojas de remolacha (opcional). Esto conservará su color verde y brillante, pero las hojas de remolacha se cocinarán bien sin dicho proceso. Esta es la forma de llevarlo a cabo:
    • Prepara un baño de hielo: un bol de agua fría y hielo.
    • Sumerge las hojas de remolacha en agua hirviendo durante 1 minuto.
    • Retíralas con pinzas o pásalas por un colador. Colócalas en el baño de hielo hasta que enfríen.
    • Escúrrelas en un colador.
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    Calienta aceite de oliva en una sartén. Añade suficiente aceite de oliva extra virgen para cubrir la base de tu sartén, más o menos 1 a 2 cucharadas. Caliéntalo a fuego medio hasta que el aceite brille o hasta que una gota de agua chisporrotee al momento de dejarla caer en el aceite.
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    Cocina los tallos durante 4 minutos (opcional). Si usas los tallos de remolacha picados, añádelos primero a la sartén. Saltéalos durante 4 minutos o hasta que estén ligeramente suaves.
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    Cocina el ajo durante 1 minuto. Corta en dados dos dientes de ajo y agrégalos a la sartén. Cocínalos durante 1 minuto o hasta que se pongan translúcidos.
    • De manera opcional, añade un chalote cortado en dados y ¼ de cucharadita de hojuelas de chile rojo.
  8. 8
    Cocina las hojas y cúbrelas hasta que se marchiten. Agrega las hojas picadas a la sartén sin revolverlas. Cúbrelas y deja que se marchiten hasta disminuir considerablemente su volumen, cerca de 1 a 3 minutos.
    • El agua del enjuague debe ser suficiente para cocer al vapor las hojas ligeramente. Si las hojas no empiezan a reducirse dentro de 30 a 60 segundos o si el ajo comienza a ponerse de color marrón, agrega un par de cucharadas de agua adicionales.
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    Sírvelas o cocínalas con sabores ácidos. El vinagre o el jugo de limón cortan el sabor amargo de las hojas de remolacha. Exprime las rodajas de un limón sobre las hojas o retíralas del calor y salpícales por encima tu vinagre favorito.
    • Para obtener un sabor ácido más intenso, añade 1 a 2 cucharadas de vinagre a la sartén junto con el jugo de 1 naranja. Cocina durante 2 o 3 minutos más o hasta que el líquido haya hervido. Sírvelas con cáscara de naranja por encima.[3]
    • Las hojas de remolacha ya son ricas en sodio, pero puedes agregar una pizca de sal y pimienta si crees que el plato necesita más sabor.[4]
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Método 2
Método 2 de 3:
Pesto de hojas de remolacha

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    Corta y enjuaga las hojas. Empieza con un manojo de hojas de remolacha, aproximadamente 115 g (4 onzas). Corta los tallos gruesos o deja algunos trozos cortos si quieres algunas manchas rojas brillantes en el pesto.[5] Enjuaga la suciedad.
    • De manera opcional, añade un manojo de hojas de albahaca frescas para obtener un sabor más similar al pesto o un manojo de hojas de rábano para obtener un sabor picante.[6] [7]
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    Blanquea las hojas de remolacha. De este modo, las hojas y los tallos serán un poco más suaves. Alista tus pinzas de cocina y blanquéalos de la siguiente manera:
    • Prepara un bol de agua fría y hielo.
    • Pon a hervir una olla grande de agua, luego introduce las hojas por 1 minuto.
    • Trasládalas al baño de hielo hasta que enfríen, luego retíralas.
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    Tuesta las nueces. Los piñones o las nueces son las opciones más comunes, pero puedes probar los pistachos si deseas un sabor más inusual. Quítales la cáscara y luego tuéstalos en una sartén caliente seca a fuego medio, revolviendo con frecuencia. Las nueces estarán listas cuando se vuelvan de color marrón dorado y aromáticas.[8] Si las nueces tienen piel, frótalas después de tostarlas con un trapo limpio para quitarles la piel.
    • Los piñones tardan 5 minutos.
    • Las nueces requieren de 10 a 15 minutos.
    • Los pistachos tardan de 6 a 8 minutos.[9]
  4. 4
    Tritura el ajo y las nueces en un procesador de alimentos. Agrega el ajo picado y las nueces tostadas a un procesador de alimentos con una cuchilla de metal. Procesa hasta obtener un molido grueso.
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    Incorpora los demás ingredientes. Corta las hojas en trozos y añádelos al procesador. Agrega queso parmesano y procesa hasta obtener un molido grueso. Sigue triturando los ingredientes mientras viertes un chorro fino de aceite de oliva, hasta obtener la textura gruesa y homogénea del pesto.[10] Pruébalo, luego incorpora sal y pimienta al gusto.
    • Es posible que necesites más o menos aceite de oliva del que requiere la receta.
    • De manera opcional, complementa la versión con pistachos con 1 1/2 cucharadas de hojas de hinojo, 3 cucharadas de perejil fresco y 1 cucharada de jugo de limón.[11]
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    Sírvelo. Moja pan crujiente en este pesto especial o añade 1 cucharada a tus sopas cremosas. Si lo diluyes con un poco de agua, puede servirte como un salsa para pastas.[12] Cuando prepares una pizza casera, úsalo como sustituto de la salsa de tomate y cubre por encima con rodajas de remolacha asada u otras cubiertas para pizzas.[13]
    • Guarda el pesto sobrante en el refrigerador hasta una semana. Si deseas almacenarlo más tiempo, viértelo en cubiteras, cúbrelo con aceite de oliva para evitar que se oscurezca y ponlo a congelar. Colócalo en bolsas para congelador y almacena hasta 6 meses.[14]
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Método 3
Método 3 de 3:
Recetas adicionales

  1. 1
    Sirve las hojas de remolacha crudas en ensalada. Las hojas de remolacha sin cocinar tienen un sabor aún más intenso, así que combinan mejor con otros ingredientes potentes. Mézclalas con queso feta, queso romano, queso de cabra o anchoas. La pasta de ajonjolí, la vinagreta de fresa u otro aliño intenso o ácido complementan muy bien esta ensalada.
    • Las hojas de remolacha se vuelven más amargas y duras a medida que envejecen. Si las sirves crudas, es mejor optar por los brotes que se venden a finales de primavera o a principios del verano.[15]
  2. 2
    Añade las hojas de remolacha salteadas a tu sopa. Saltéalas con ingredientes aromáticos y luego incorpóralas a la sopa durante los dos últimos minutos de cocción. Estas quedan bien en las sopas espesas hechas de lentejas o una crema base.
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    Hornea las hojas hasta formar chips crujientes. Estos chips son un poco más gruesos y saben un poco más a "plantas" que otras verduras de hoja verde. Pero si te has convertido en un aficionado a las hojas de remolacha y las quieres comer cuando estés fuera de casa, esta es una excelente receta:[16]
    • Precalienta el horno a 175 °C (350 °F).
    • Corta los tallos, lava y seca las hojas mediante toquecitos.
    • Revuelve las hojas con una capa ligera de aceite de oliva. Si deseas, añade sal y pimienta (primero pruébalas, puesto que las hojas de remolacha ya son saladas).
    • Hornéalas en moldes forrados con papel vegetal durante 15 minutos, dales vuelta y sigue horneando por 10 minutos más.
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Consejos

  • Las hojas de remolacha crudas duran de 3 a 4 días en el refrigerador y a veces hasta 1 semana en bolsas de plástico. Si se vuelven blandas, sumérgelas en agua a temperatura ambiente durante 1 hora.[17]
  • Agrega jengibre a un caldo de remolachas para obtener la vitamina C que ellas brindan.
  • Las hojas de remolacha combinan bien con muchos sabores, incluyendo el ajo, la nuez moscada, la salsa picante, la salsa de queso, la salsa holandesa, el comino molido o los chalotes.
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Advertencias

  • Evita comer remolachas si has tenido cálculos renales de oxalato de calcio o si tu doctor te ha dicho que eres propenso a tener uno.[18]
  • El jugo de remolacha mancha las tablas de cortar, la ropa y casi todo lo demás. Puedes eliminar estas manchas con lejía, detergente o si actúas rápido, con un trozo de pan mojado.[19] [20]
  • Comer remolacha o tallos de remolacha produce orina de color rojo en un 12 % de las personas. Esto no es dañino, pero aparentemente ocurre con más frecuencia en las personas que presentan una deficiencia de hierro.[21] Considera comer más alimentos ricos en hierro y aumentar tu absorción de hierro.
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Cosas que necesitarás

  • un cuchillo afilado
  • una sartén
  • una tapa para sartén
  • una cacerola
  • un bol grande
  • hielo
  • una cuchara de palo
  • un procesador de alimentos

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