La jícama es un tubérculo originario de México. Tiene una cáscara gruesa y de color café que se asemeja a la de la papa y su forma es similar a la de un nabo grande. El interior del tubérculo de jícama es crujiente y blanco. Su textura es parecida a la de la papa, mientras que tiene un sabor levemente dulce que se asemeja a algunas variedades de manzana. A menudo la jícama se come cruda y es común tanto en la cocina de México como en la del este de Asia. Aprender cómo escoger y comprar jícamas es el primer paso hacia la incorporación de este tubérculo a tu dieta.

Pasos

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    Encuentra una tienda cercana que venda jícamas. Las jícamas se están volviendo comunes tanto en la cocina estadounidense como en la de todo el mundo y, por lo tanto, son relativamente fáciles de conseguir. Muchas tiendas de comestibles las venden en su sección de frutas y verduras, especialmente entre el otoño y la primavera, cuando es la temporada. Si no puedes encontrarlas en una tienda de comestibles, búscalas en un establecimiento de comida orgánica o en un mercado de productores agrícolas. Las tiendas especializadas en productos mexicanos también podrían vender jícamas.
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    Elige una jícama de tamaño pequeño o mediano. Cuando escojas jícamas, selecciona las de tamaño pequeño, ya que a medida que crecen, su sabor se disipa y se vuelven un poco más duras, al tiempo que pierden su atractiva textura crujiente.
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    Busca tubérculos que tengan piel suave, brillante y sana. La cáscara gruesa de las jícamas protege a la carne que está debajo, evitando que se pudran o se sequen. Elige jícamas con cáscara suave, brillante y sana, ya que estas tendrán el interior mejor preservado y serán menos susceptibles a la infiltración de bacterias y hongos. Debes evitar las jícamas de color apagado o con lastimaduras en la cáscara. Revisa la parte del tallo y si tiene una decoloración verdosa no la compres, ya que esto indica que tiene moho.
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    Almacena las jícama adecuadamente. Una vez que hayas comprado las jícamas, asegúrate de guardarlas correctamente. Las jícamas se deben guardar en un lugar fresco, seco y sin tapa. Hasta una pequeña cantidad de humedad puede hacer que se pudran, así que evita guardarlas en el refrigerador. Estos tubérculos se pueden guardar por hasta 3 semanas.
    • Si vas a guardar jícama cortada, cúbrela ligeramente con una toalla de papel y colócala dentro de una bolsa de plástico. La bolsa se puede guardar en el refrigerador hasta por 2 semanas. Antes de usarla, tal vez debas cortar parte de la carne que quedó expuesta si la notas blanduzca o decolorada.
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    Prepara la jícama a tu gusto. A menudo, la jícama se come cruda en ensaladas o finamente cortada. También puede cocerse en sofritos de verduras, sopas u otras preparaciones. Su uso culinario y sabor es muy similar al de las castañas de agua o al de las manzanas.

Consejos

  • Cuando su carne se expone al aire, la jícama se decolora de una manera muy parecida a la de la manzana o la pera. A fin de evitarlo, sumérgela en un recipiente con agua y unas gotas de jugo de limón o lima. Por esta razón, en general es conveniente servir la jícama en un plato y aderezarla con jugo de cítricos.

Advertencias

  • La cáscara de la jícama no es comestible y debe retirarse totalmente antes de consumirla. Debido al grosor de la cáscara, podría hacer falta usar un cuchillo en lugar de un pelador de papas.
  • Los tallos y las hojas de la planta de jícama son venenosos. No consumas nada aparte del tubérculo.

Cosas que necesitarás

  • Jícama
  • Toalla de papel
  • Bolsa de plástico
  • Cuchillo o pelador de papas

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