Lo mejor es comer las ostras cuando estén frescas, pero no es necesario que se desperdicien tan solo porque tengas demasiadas como para disfrutarlas todas al mismo tiempo. Es posible congelar las ostras en sus conchas, en su media concha o desbulladas, aunque debes tener cuidado de que las ostras aún estén vivas en caso de que vayas a congelarlas en sus conchas. Si se las guarda correctamente, las ostras deberían permanecer frescas en el congelador durante hasta 3 meses, aunque es necesario cocinarlas antes de consumirlas.

Método 1
Método 1 de 3:
Congelar ostras enteras

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    Golpetea las conchas para determinar si es que las ostras siguen vivas. Es necesario congelar, consumir o cocinar las otras vivas de forma que evites la propagación de enfermedades transmitidas por los alimentos. Al golpetear una ostra viva, la concha permanecerá firmemente cerrada o bien se cerrará en caso de que haya estado abierta. Debes revisar las ostras de manera individual y fijarte en cada una de ellas con cuidado.[1]
    • En caso de que te encuentres con una ostra abierta que no reaccione al golpetearla, debes desecharla.
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    Lava bien las conchas en agua corriente fría. Antes de congelarlas, es necesario lavar las conchas de las ostras de forma que te deshagas de la arena o los trozos de concha que podrían tener. Puedes frotar con suavidad la parte exterior de la concha usando un cepillo de cerdas rígidas para deshacerte de la suciedad, si así lo deseas.
    • Si lavas las ostras antes de congelarlas, estarán listas para desbullarlas y cocinarlas apenas las descongeles, así como también ayudarás a conservar mejor su textura que si las lavas después de descongelarlas.
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    Coloca las ostras enteras en bolsas resistentes a la humedad en el congelador. Las conchas protegerán a las ostras de los daños y, por tanto, puedes tan solo colocarlas en una bolsa de plástico resellable y luego colocar esta bolsa en el congelador.[2]
    • Este constituye un excelente método para congelar ostras en caso de que no tengas muchas, aunque no es lo más eficiente en caso de que vayas a guardar una gran cantidad.
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    Guarda las ostras en el congelador durante hasta 3 meses. Cuando hayan pasado 3 meses, correrás el riesgo de que las ostras se quemen por congelamiento. En el momento en que estés listo para descongelarlas, debes colocar la bolsa de conchas en el refrigerador durante 24 horas, aproximadamente.[3]
    • Con un marcador indeleble, debes escribir en la bolsa la fecha en la que hayas congelado las ostras antes de colocarla en el congelador. De este modo, podrás recordar el tiempo que haya pasado.

Método 2
Método 2 de 3:
Guardar ostras con media concha en el congelador

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    Golpetea cada una de ellas de forma que te asegures de que sigan vivas. Las ostras vivas tienen un músculo con el cual mantienen la concha firmemente cerrada. En caso de que una ostra viva esté abierta, golpetear la concha hará que la cierre de golpe. Si es que permanece abierta, quiere decir que la ostra ya murió y debes desecharla.[4]
    • Siempre debes desbullar, consumir o congelar las ostras mientras estén vivas para así evitar exponerte a bacterias naturales que podrían ocasionar enfermedades graves o incluso la muerte.
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    Frota las conchas con un cepillo de cerdas rígidas. Sujeta la concha en agua corriente y frótale la arena, las partículas de la concha o el lodo que podría haber en el exterior de la ostra usando un cepillo.[5]
    • Si es que la ostra no está limpia, la suciedad podría empujarse hacia la carne de la ostra con el cuchillo al abrirla.
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    Sujeta la ostra con un paño de cocina o un guante. Debido a que las conchas de ostra son afiladas, es fácil cortarse al abrirlas. Si te proteges la mano, tendrás un mejor agarre sobre la ostra y será menos probable que te cortes.[6]
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    Separa la concha superior de la ostra. Introduce con cuidado un cuchillo para ostras en la bisagra o el borde puntiagudo de la concha y gira el cuchillo hasta escuchar un chasquido. Pasa el cuchillo por el borde superior de la ostra para así separarla de la concha y luego desprende la concha superior.[7]
    • La ostra debe permanecer erguida de forma que puedas conservar la mayor cantidad posible de su jugo.
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    Coloca las ostras en media concha en un recipiente poco profundo. Debes dejar alrededor de 1 cm (media pulgada) de espacio en el recipiente y luego sellarlo y colocarlo en el congelador.[8]
    • Dispón las ostras con cuidado completamente apoyadas de forma que el jugo no se derrame, ya que este contiene una gran cantidad de sabor. Asimismo, será útil para que las ostras permanezcan rechonchas e hidratadas en tanto estén congeladas.
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    Guarda las ostras en el congelador durante hasta 3 meses. Cuando hayan pasado 3 meses, las ostras correrán el riesgo de quemarse por congelamiento y ya no será adecuado consumirlas. Debes etiquetar el recipiente de forma que puedas recordar la cantidad de tiempo que hayan estado en el congelador.[9]
    • En el momento en que estés listo para descongelar las ostras, puedes colocarlas durante por lo menos 24 horas en el refrigerador.

Método 3
Método 3 de 3:
Desbullar ostras para congelarlas

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    Enjuaga las conchas con agua fría antes de desbullarlas. Si limpias las ostras antes de desbullarlas, te deshaces de la arena y los restos de la concha y también de todas las bacterias que podrían vivir en las ostras.[10]
    • Es posible limpiar las conchas utilizando un cepillo de cerdas rígidas si así lo deseas.
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    Colócate un par de guantes pesados. Para protegerte las manos de las conchas afiladas de ostra, funcionarán mejor los guantes de lona o de goma. Asimismo, serán útiles para tener un mejor agarre sobre las ostras al desbullarlas.[11]
    • En caso de que no cuentes con un par de guantes pesados, puedes doblar un paño de cocina en cuatro y extenderlo sobre la mano con la que vayas a sujetar la ostra.[12]
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    Golpetea todas las ostras para tener la certeza de que estén vivas. Cuando las ostras están vivas, mantienen las conchas firmemente cerradas y, si es que las abren, las cerrarán de nuevo al golpetear la parte exterior de la ostra. En caso de que la ostra esté muerta, debes desecharla.[13]
    • Debes desbullar las ostras cuando estén vivas, ya que las bacterias crecen con rapidez en los mariscos cuando mueren.
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    Sujeta las ostras sobre un tazón de forma que conserves el licor. El jugo que una ostra contiene naturalmente, conocido como licor, es muy sabroso y, al consumir las ostras crudas, por lo general se sorbe junto con la ostra. Si conservas este jugo, puedes incorporarlo a cualquier receta que prepares con las ostras al descongelarlas y el plato tendrá un sabor aún mayor a ostra.[14]
    • El licor en el interior de la ostra debe ser transparente o bien apenas ligeramente opaco. Debes desechar toda la ostra en caso de que el líquido esté turbio o amarillento.[15]
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    Sujeta la ostra en tu mano con el lado curvo hacia abajo. Al mirar la ostra, debes ver que un lado tiene un aspecto más redondeado y uno más plano. El lado curvo debe quedar apoyado contra tu palma y el extremo puntiagudo de la ostra debe mirar hacia ti.[16]
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    Coloca el cuchillo en la bisagra que una la concha superior a la inferior. Esta bisagra se encuentra en el extremo puntiagudo de la ostra. Debe serte posible encontrar una abertura pequeña en donde puedas introducir la punta del cuchillo para ostras.[17]
    • De ser necesario, puedes contonear la punta del cuchillo de un lado a otro para ayudarte a deslizarlo dentro de la bisagra.
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    Gira el cuchillo para ostras hasta que sientas un chasquido en la concha. Quizás sea necesario que muevas un poco el cuchillo de un lado a otro antes de poder girarlo. Sin embargo, al girarlo y hacer palanca, debes sentir que la ostra emite un chasquido al soltarse la concha.[18]
    • Un cuchillo para ostras es lo que mejor funciona para desbullarlas, pero también es posible emplear un cuchillo para untar de ser necesario.
    • Esto te será más fácil mientras más lo practiques.
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    Pasa la hoja a lo largo de la parte superior de la concha para así separar la superior de la inferior. De este modo, cortas el músculo que une la ostra a la concha superior. Desprende la concha superior y deséchala. Al hacerlo, inclina la ostra de forma que el licor pueda verterse en el tazón.[19]
    • Haz el esfuerzo de no romper la concha en pedazos. Esto te dificultará más retirar la carne en un solo trozo.
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    Usa el cuchillo para separar la carne de la ostra de la concha inferior. Pasa la hoja por debajo de la ostra realizando un movimiento fluido de forma que separes el músculo de la ostra de la concha inferior. De este modo, liberarás a la ostra y podrás desechar también la concha inferior.[20]
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    Coloca las ostras en un recipiente apto para el congelador y vierte sobre ellas el licor. Después de desbullar las ostras, puedes colocarlas en un recipiente poco profundo o bien en una bolsa plástica resellable y luego verter sobre ellas el líquido que hayas reservado.[21]
    • En caso de que las ostras no queden cubiertas por el líquido, puedes incorporar un poco de agua al recipiente.
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    Guarda las ostras durante hasta 3 meses. En el momento en que estés listo para descongelar las ostras, coloca el recipiente en el refrigerador durante por lo menos 24 horas o bien hasta que se hayan descongelado por completo. Estas ostras no deben consumirse crudas por motivos de seguridad alimentaria, pero quedarán excelentes al cocinarlas.[22]
    • Después de congelarlas, la textura de las ostras será diferente.
    • Etiqueta el recipiente antes de colocarlo en el congelador para así poder recordar el tiempo que haya estado allí dentro.

Advertencias

  • No debes consumir las ostras congeladas crudas debido a los cambios en la textura y a los problemas con la seguridad alimentaria.

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Categorías: Pescado y mariscos