Quizá tu manzano se haya excedido un poco en su producción o quizá hayas comprado demasiadas manzanas pensando que querías ocho tartas, pero sea cual sea la razón, el hecho es que ahora tienes demasiadas en tus manos. ¿Por qué no intentas deshidratarlas? Las manzanas deshidratadas son un bocadillo delicioso y saludable que puede conservarse en buen estado durante meses. Sigue nuestros pasos para deshidratar esta fruta.

Ingredientes

  • Manzanas
  • Jugo de limón
  • Agua
  • Canela, nuez moscada o pimienta de Jamaica (opcional)

Parte 1
Parte 1 de 2:
Lava y descorazona las manzanas

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    Lava las manzanas. No tendrás que pelarlas necesariamente. La cascará les dará más sabor, además contienen mucha de la fibra característica de esta fruta. A algunos les gusta pelarlas, porque no les gusta la textura de la cáscara deshidratada. Es solo cuestión de gustos.
    • Podrás deshidratar cualquier variedad, aunque con la variedad Gala, Fuji y Golden Delicious saldrá muy bien en particular.
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    Descorazónalas. También deberás cortar todas las partes mordidas por los gusanos. Las tiendas de productos de cocina venden descorazonadores de manzana que sacarán el corazón fácil y eficientemente. Sin embargo, si no tienes este utensilio, también podrás hacerlo a mano.[1]
    • Si vas a usar las manzanas como adornos o si realmente quieres que tu platillo se vea de lo más bello, no las descorazones. Las manzanas enteras y picadas en rodajas tienen una estrella bonita en el centro gracias al corazón.
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    Pica las manzanas en rodajas finas. Podrás picarlas de modo que conserven su forma circular o en trozos finos. Te lo reiteramos, es una cuestión de gustos, aunque algunos aseguran que entre más finas sean las rodajas, más fáciles será deshidratarlas.
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    Remoja las rodajas en una solución para que no se oxiden. Una solución excelente para esta tarea es una mezcla de jugo de limón, de piña y agua. El jugo de piña no es necesario, pero hará que la mezcla sea más dulce y contrarrestará el sabor ácido del jugo de limón.[2] Tratar las manzanas previamente ayudará a que retengan más de las propiedades de la vitamina A y C, además hará que el producto final tenga una mejor textura. A continuación te presentaremos algunos métodos que podrás emplear para tratarlas previamente:
    • Remoja las rodaja de manzana en el jugo de limón. Mezcla 1 taza (250 ml) de jugo de limón y 1 litro de agua. No las dejes remojando por más de 10 minutos. Cuela el líquido de la fruta.
    • Remoja las rodajas de manzana en bisulfato de sodio. Mezcla 2 cucharaditas (10 ml) de bisulfato de sodio en 1 litro de agua. No las remojes por más de 10 minutos. Cuela el líquido de la fruta.
    • Remoja las rodajas de manzana en ácido ascórbico para que el resultado sea 6 veces más efectivo que solo con el jugo de limón. Mezcla 1 cucharadita (15 ml) de ácido ascórbico cristalino en 1 litro de agua fría. Remoja la fruta durante 3 minutos. Cuela el líquido de la fruta.
    • También podrás añadir jugo de naranja o de limón con agua.
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    Especia las rodajas (opcional). A algunos les gusta saborizar las rodajas de manzana con especias, tales como nuez moscada, canela o pimienta de Jamaica. Estas especias repotencian el sabor de las manzanas, aunque si no las echas, también saldrán igual de riquísimas.[3]
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Deshidrata las manzanas

Con el horno

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    Pon el horno a 90 °C (200 °F). Incluso podrás ponerlo a un poco menos de temperatura: 60 °C (145 °F), pero muchos hornos no tienen esta opción tan baja.[4]
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    Pon las rodajas de manzana en una bandeja para hornear forrada con papel para hornear. Asegúrate de que no estén una sobre otra, sino se pegarán mientras estén deshidratándose.
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    Pon la bandeja en el horno y hornea las manzanas al menos 1 hora en cada lado. Hornea las rodajas 1 hora y cuando el tiempo haya pasado, saca la bandeja y voltea todas las rodajas. Si quieres que salgan un poco menos crocantes, hornéalas 1 hora más. Si te gustan las manzanas crocantes, hornéalas 2 horas más. En todo caso, solo asegúrate de que se horneen de manera uniforme en cada lado.
    • Revisa las manzanas periódicamente. Todos los hornos son diferentes y el tuyo podría tomar más tiempo o menos para deshidratarlas.
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    Apaga el horno, pero no saques las manzanas sino hasta 1 o 2 horas después. Deja la puerta del horno un poco abierta para que las manzanas se enfríen dentro del horno. No deberás sacarlas hasta que se hayan enfriado por completo (después de 1 o 2 horas).[5]
    • Hay otros quienes consideran que hay que dejar la puerta del horno abierta durante todo el proceso de cocción con un ventilador encendido en dirección al horno para que ayude a que el aire circule. Si decides dejar el horno abierto, cuece las manzanas de 6 a 10 horas.
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Con el sol

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    Pon las rodajas de manzana en unas cuantas bandejas poco profundas. Forra el fondo de las bandejas con papel para hornear u otro papel de cocina antes de poner las manzanas. Las bandejas con paredes son mejores que las planas, porque durante el deshidratado, las manzanas podrían soltar un poco de jugo que podría ensuciar un poco todo.
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    Pon las manzanas bajo el sol en un día cálido (o caluroso). Mantenlas fuera el mayor tiempo que haga sol. Cubre apenas las rodajas con una estopilla para protegerlas de los insectos. En la noche, antes del rocío, llévalas de nuevo a casa para que no se enmohezcan. Pon la bandeja en algún lugar seco de la casa.[6]
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    Voltea las rodajas de manzana. Al menos una vez al día, voltea las rodajas para que la parte inferior se solee. De esta manera, se deshidratarán de manera uniforme. También deberás voltearlas cuando las lleves dentro de casa de nuevo.[7]
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    Pon las manzanas de nuevo bajo el sol. Al día siguiente, pon las rodajas bajo el sol y mantenlas fuera todo un día nuevamente. Es probable que se deshidraten mucho durante el día. Normalmente, este método toma dos días para terminar completamente.
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    Cuelga las rodajas deshidratadas de manzana. Cuando las manzanas estén bastante deshidratadas, es decir, cuando la pulpa ya no esté húmeda en lo absoluto, ponlas en bolsas de papel y cuélgalas en algún lugar ventilado y seco. Otra opción es que las guardes en recipientes herméticos de plástico.
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Con un deshidratador de alimentos

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    Pon las rodajas en la rejilla del deshidratador. Procura colocarlas de modo que ninguna tenga contacto entre sí, sino podrían pegarse mientras estén en el deshidratador.
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    Enciende el deshidratador. Si el deshidratador tiene control de temperatura, ponlo a 60 °C (140 °F). Con el deshidratador te tomará entre 12 y 14 horas, dependiendo del tipo de manzana y del grosor de las rodajas.[8]
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    Sácalas cuando estén listas. Solo con tocarlas, te darás cuenta de que las manzanas ya terminaron. Las rodajas deben estar flexibles o gomosas, pero no quebradizas. Algunos las comparan con la consistencia de las pasas frescas. Guarda las manzanas en recipientes herméticos hasta que estés listo para relajarte y disfrutarlas.
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Consejos

  • Las manzanas deshidratadas son deliciosas cuando están cocidas, además son sustitutos muy aceptables cuando escasea la fruta fresca.
  • Si llueve, solo deberás deshidratar las manzanas al interior de la casa y deberás ser mucho más cuidadoso para que no se quemen ni se cuezan en la cocina. Mientras cocines, se deshidratarán bien sobre hojas de papel en una rejilla o un plato.
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Cosas que necesitarás

  • Bandejas para deshidratar
  • Hojas de papel
  • Bolsas de papel o recipientes de plástico herméticos

Acerca de este wikiHow

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Coescrito por:
wikiHow Staff Writer
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