Las crisis son comunes en los niños con autismo. Suelen ocurrir cuando el niño se estresa, se enoja o se estimula en exceso. Las crisis pueden resultar peligrosas para el niño y asustar a los padres, por lo que es importante que desarrolles un método efectivo para lidiar con ellas y minimizar su incidencia.

Método 1
Método 1 de 3:
Calmar al niño durante una crisis

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    Actúa con calma y consuela al niño. Durante una crisis, el niño puede sentirse confundido, agitado, frustrado, abrumado o asustado, y experimentar todo tipo de emociones negativas.
    • Por lo tanto, gritarle o golpearlo no ayudará en nada a mejorar la situación. Es mucho más probable que la agrave.
    • Durante una crisis, el niño necesita la oportunidad de relajarse. Por lo tanto, debes responder con paciencia y compasión.
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    Ofrécele un abrazo. Un abrazo fuerte ejerce una presión profunda, lo que le ayuda a sentirse tranquilo y seguro. Un abrazo de oso prolongado puede ayudarle a sentirse mejor.
    • No lo obligues a abrazarte ni lo mantengas apretado. Esto resulta increíblemente angustiante, en especial si el niño ya se siente abrumado. El niño puede entrar en pánico y arremeter contra ti.
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    Deja que el niño se aparte de la situación. Algunas buenas maneras de ayudar a una persona con autismo a calmarse son dejarla salir al aire libre, retirarse a un rincón para que se relaje o retirarse a su habitación.
    • Una buena parte de las crisis se deben a una sobrecarga sensorial. Este es un fenómeno que ocurre cuando existen demasiados estímulos y una persona se ve abrumada. Es necesario abandonar la situación para eliminar los estímulos angustiantes y permitirle al niño recuperar el equilibrio.
    • La duración del tiempo de tranquilidad dependerá de la gravedad de la angustia y las necesidades del niño. Es probable que una crisis más leve requiera solo unos cuantos minutos de tiempo de tranquilidad, mientras que una mayor angustia puede requerir 15 minutos o más de recuperación.
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    Aprende a distinguir entre una crisis y un berrinche. Una crisis es una reacción involuntaria al estrés o una necesidad no satisfecha, y la persona con autismo con frecuencia se sentirá avergonzada y se disculpará después.[1] Un berrinche se produce de forma deliberada, con un objetivo en mente (por ejemplo, conseguir más postre o acostarse más tarde).
    • ¿Qué podría conseguir tu hijo? Si existe una respuesta clara de “deseo”, entonces se trata de un berrinche. En cambio, si se trata de una necesidad (por ejemplo, salir de una tienda de abarrotes abrumadora), entonces necesita liberar el estrés acumulado. Si no logras identificar un motivo, entonces se trata de una crisis, por lo que tu hijo no está lanzando las cosas a propósito.
    • ¿El niño está actuando para una audiencia? Un niño que está haciendo un berrinche se cerciorará de que su padre o cuidador aún lo observe. Un niño en crisis tendrá poco control y es probable que se avergüence de su estado frente a otras personas.
    • ¿El niño corre el riesgo de lastimarse? Un niño que está haciendo un berrinche tendrá cuidado de no hacerse daño. Es probable que un niño en crisis carezca de autocontrol para protegerse.
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    Prepárate para futuras crisis. Aunque puedes reducir la cantidad de crisis, no lograrás eliminarlas del todo, por lo que es bueno que siempre estés preparado.
    • Elabora un plan de acción para que el niño logre salir de una situación abrumadora. ¿A dónde puede acudir para sentirse seguro?
    • Asegúrate de tener cerca un teléfono que funcione en caso de que necesites llamar a alguien para pedir ayuda.
    • Busca cosas que el niño pueda utilizar para calmarse (por ejemplo, tapones para los oídos, auriculares, pelotas de semillas para presión profunda, lentes oscuros, peluches que vibren, elementos reconfortantes u otro objeto que suela necesitar).
    • Si tu hijo presenta un historial de violencia, debes mantener todos los artículos potencialmente peligrosos fuera de su alcance inmediato.
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    Consigue ayuda si es necesario. Si no sabes cómo manejar una crisis, o si comienzas a sentirte demasiado estresado como para responder al niño con compasión, lleva contigo a una persona que pueda lidiar con esa situación. Busca a un padre, un hermano mayor, un amigo, un terapeuta, o una persona a quien el niño ame y en la que confíe. Puedes llamar a esta persona o pedirle a alguien cercano que la traiga. Evita dejar al niño solo mientras buscas ayuda, ya que esto puede hacer que su ansiedad empeore.
    • Evita llamar a la policía, a menos que exista una amenaza de seguridad grave e inmediata. La policía puede emplear fuerza excesiva y traumatizar o matar al niño, ya que esto ha ocurrido en ocasiones anteriores.[2] [3]
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Método 2
Método 2 de 3:
Prevenir las crisis

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    Presta atención al lenguaje corporal. Antes de una crisis, el niño generalmente lucirá estresado o inquieto. Si experimenta una sobrecarga sensorial, puede cerrar los ojos, taparse los oídos o enrollarse para formar una bola. Es probable que desarrolle la autoestimulación alterada o la dificultad para realizar las habilidades que normalmente puede manejar. Los niños con autismo agitados pueden aislarse o portarse mal, dependiendo del individuo.
    • Pregúntale al niño si algo anda mal.
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    Retira al niño de situaciones estresantes. Ten en cuenta tanto la estimulación sensorial como de cualquier otro tipo. Puede resultarte útil pedirles a los hermanos del niño que jueguen afuera o saquen al niño de una cocina ruidosa.
    • Trata de involucrar al niño en una actividad física que lo ayude a expulsar energía (por ejemplo, caminar, hacer jardinería o cualquier actividad que lo refresque mentalmente).
    • Intenta llevar al niño al aire libre o a una habitación tranquila donde pueda tomarse un tiempo para calmarse. Los dormitorios, los rincones para relajarse e incluso los baños pueden servir si no hay más remedio.
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    No culpes al niño por su crisis. Las crisis son increíblemente difíciles de controlar, y es probable que tu hijo ya se sienta mal por haber entrado en una. Evita gritarle, acusarlo de portarse mal intencionalmente, o grabarlo para demostrarle lo “malo” que es. Solo lograrás avergonzarlo con todo esto.
    • Si tu hijo hace cosas inaceptables durante la crisis (por ejemplo, golpear o gritar a personas que tratan de ayudarlo), hazle saber que estás molesto por esas acciones específicas. Por ejemplo, puedes decirle lo siguiente: “No somos una familia violenta”[4] o “Entiendo que estabas molesto, pero no está bien que le grites de esa manera a la camarera. Eso la hizo sentirse triste. La próxima vez, por favor, indícame si empiezas a sentirte mal para que pueda sacarte de inmediato del lugar”.
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    Reserva un montón de tiempo para la diversión. Esto ayuda al niño a sentirse relajado y a estar preparado para enfrentar transiciones o estímulos difíciles.
    • Dale tiempo al aire libre. Deja que explore la naturaleza, nade, juegue básquetbol, corra, se columpie y haga lo que más le gusta. Esto lo ayudará a tranquilizarse y mejorará su tolerancia a los estímulos sensoriales.
    • Reserva tiempo libre para él. En este tiempo, puede leer, jugar con sus juguetes, correr en círculos o hacer lo que quiera. El tiempo de diversión le permite relajarse, ya que no necesita trabajar en un proyecto en particular ni aprender nuevas habilidades. Además, lo mantiene ocupado para que tengas un tiempo para dedicarte a ti mismo.
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    Idea métodos de afrontamiento junto a tu hijo. A tu hijo no le gusta entrar en crisis y probablemente le gustaría saber cómo manejar mejor su estrés. Algunas cosas sencillas que puedes sugerirle a tu hijo son las siguientes:
    • contar (hacia adelante, hacia atrás, de dos en dos, en decenas, de siete en siete, de acuerdo con su dominio de las matemáticas)
    • respirar profundo
    • decir “Me siento abrumado y necesito un descanso” y luego retirarse
    • escoger una señal para indicar que el niño necesita salir (en especial si no puede hablar durante una crisis)
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    Emplea el refuerzo positivo. Si el niño utiliza buenos mecanismos de afrontamiento, debes felicitarlo por sus esfuerzos. Hazle saber lo orgulloso que te hace su buen comportamiento y esfuerzo. Intenta poner más énfasis en resaltar los buenos comportamientos que en castigar los malos.
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    Utiliza un cuadro de recompensas. Crea un cuadro de recompensas y cuélgalo en la cocina o la habitación del niño. Puedes utilizar estrellas verdes por cada implementación exitosa de los mecanismos de afrontamiento, y estrellas azules por cada intento de apaciguar una crisis (incluso si el niño falla). Utiliza una estrella roja por cada berrinche o crisis descontrolada. Anima al niño a convertir las estrellas rojas en azules y las azules en verdes.
    • Nunca avergüences a un niño por no lograr controlar una crisis. Es probable que ya se sienta avergonzado por no poder manejar sus emociones. Explícale que las crisis son inevitables hasta cierto punto, por lo que el objetivo es hacer el mejor esfuerzo y no ser perfecto.
    • Si el niño parece estar demasiado ansioso por conseguir una estrella roja o azul, debes descolgar el cuadro (en especial si el niño es diagnosticado con un trastorno de ansiedad). Este es un indicio de una actitud perfeccionista, que puede llegar a ser muy perjudicial.
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Método 3
Método 3 de 3:
Comprender las causas de las crisis

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    Presta atención a los entornos inquietantes o de estimulación excesiva. Un niño con autismo no tiene la capacidad de manejar entornos y actividades intensivas y excesivamente estimulantes.
    • Demasiada actividad o demasiado ruido en el entorno puede abrumar al niño.
    • El niño presenta dificultades para manejar la estimulación excesiva, lo que desencadena una crisis.
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    Presta atención a los problemas de comunicación. Los niños con autismo pueden presentar dificultades para comunicarse bien o de una manera que los demás puedan entender. Esto puede constituir una sensación increíblemente frustrante.
    • Al no encontrar otra forma de manejar sus emociones contenidas, finalmente el niño pierde el control.
    • Respeta todas las formas de comunicación: palabras habladas, palabras escritas, lenguaje corporal y comportamiento. Es más probable que los niños entren en crisis si creen que es la única forma en que los vas a escuchar.[5]
    • Trata de evitar abrumar a un niño con demasiada información (en especial si es hablada). Es probable que el niño no pueda procesar tantas palabras, se aterrorice y entre en crisis. Es mejor darle pausas, dividir las cosas en pasos o emplear ayudas visuales (por ejemplo, listas) para ayudarlo a realizar un mejor seguimiento de las cosas.
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    Enséñale al niño a comunicar sus pensamientos y sentimientos a los demás. De esta manera, le ayudarás a expresar sus necesidades y a evitar que contenga demasiado sus emociones. Si escuchas al niño con atención, le indicarás que te importa lo que tiene que decir y lo alentarás a hablar más contigo.
    • Considera la posibilidad de desarrollar una “señal secreta” para que el niño la utilice cuando se sienta estresado o abrumado. A la señal, debes ayudar a tu hijo a desvincularse de la situación.
    • Felicítalo cuando manifieste buenas habilidades de comunicación (por ejemplo, pedir ayuda, hacer valer sus necesidades, establecer límites, etc.).
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    Escucha a tu hijo con regularidad. Puedes hacerle preguntas como “¿Cómo estás?” o “¿Cómo te sentiste al respecto?”. Busca primero entender y luego preocúpate por el castigo. Esto ayudará a que tu hijo confíe en ti y sienta que puede buscarte cuando se sienta mal.
    • Para enseñarle que no significa no, escucha cuando te dice que no. Si un niño sabe que “los conciertos lo asustan”, esta es una razón válida para no ir a un concierto. Es más probable que piense que “si se pierde, asustará a su papá”, por lo que esta es una razón válida para que no se separe de ti.
    • Si no puedes respetar un no, trata de llegar a un acuerdo y ofrécele una explicación clara. Por ejemplo, si a tu hijo no le gusta su silla para el auto, debes averiguar la razón. Si existe una manera de solucionar el problema (por ejemplo, dejando que se siente sobre una almohada para que la silla sea más cómoda), ofrécele una explicación de por qué se debe hacer algo de cierta manera (por ejemplo, las sillas para el auto son necesarias para su propia seguridad). De esta manera, le indicas que no significa no, a menos que exista una muy buena razón para opinar lo contrario.
    • Nunca lo castigues por contarte un problema, incluso si ha hecho algo malo. En su lugar, ayúdalo a solucionarlo y explícale lo que podría hacer. Si alguna reparación es necesaria, pregúntale qué cree que sería lo más justo. De esta manera, dejas en claro que puede hablar contigo sin importar lo que suceda.
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    Evita desviarte demasiado de la rutina normal del niño. Los niños con autismo dependen de las rutinas, ya que les brindan una sensación de seguridad y estabilidad. Si cambias su rutina, es como alterar el orden del universo para ellos, y pueden confundirse y entrar en pánico.
    • Si existe un cambio en su rutina, puede resultarte útil explicarle lo antes posible. Por ejemplo, si vas a ir al aeropuerto mañana para recoger a su tía, debes comentárselo el día anterior, la mañana siguiente y antes de subirte al automóvil. Esto le dará la oportunidad de prepararse emocionalmente.
    • Trata de utilizar horarios diarios y semanales. Plastifica los horarios para que puedas escribir los cambios con un marcador de borrado en seco. También puedes ilustrarlos si es necesario para ayudar a que el niño visualice lo que va a suceder.
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    Ten cuidado de intervenir de manera innecesaria. A veces, ciertos tipos o cantidades de participación que el niño no espera ni desea pueden generar una crisis. Esto puede ser especialmente cierto cuando se trata de la comida. Los niños con autismo esperan que las personas a su alrededor respeten su necesidad de independencia y de hacer las cosas por su cuenta.
    • Por ejemplo, tu hija podría querer untar mantequilla a su pan por su cuenta. Si le quitas el cuchillo de las manos, ella puede sentir que la estás socavando y comenzar a llorar.
    • Es probable que te parezca algo trivial, pero tiene un enorme significado para el niño. Esto puede comenzar como un berrinche y terminar en una crisis. Por lo tanto, lo mejor es dejar que el niño lo intente por sí solo.
    • A muchos padres les resulta útil dejar que el niño trate de realizar una tarea específica y preguntarle si necesita ayuda solo si parece estar en aprietos. Esto permite que el niño decida por sí solo y aprenda a pedir ayuda cuando la necesita.
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Consejos

  • El autismo no es una excusa para ser grosero o agresivo. Si tu hijo les grita a otras personas o actúa de manera agresiva, debes indicarle con firmeza que ese comportamiento no es aceptable. En su lugar, dile qué puede hacer (por ejemplo, golpear los cojines del sofá o un colchón si necesita golpear algo, respirar profundo o retirarse, en lugar de quedarse y gritarle a todo el mundo).
  • A menudo, la autoestimulación agresiva proviene de una sensación de insensibilidad. Es probable que tu hijo no desee lastimarse a sí mismo, por lo que puedes ofrecerle algunos métodos para prevenir el daño. Por ejemplo, sugiérele colocar una almohada sobre sus muslos para evitar los moretones, o deja que golpee su cabeza contra la parte posterior de una mecedora para que no se lastime demasiado.
    • Verifica si el niño necesita sentir dolor en lo absoluto. Por ejemplo, es probable que una niña que se muerde los brazos lo haga solo porque necesita morder algo, y sus brazos sean lo único disponible. Debes verificar si otro estímulo funcionaría mejor (por ejemplo, utilizar pulseras masticables diseñadas para este propósito).
    • Es probable que le dé en algunos casos por golpearse la cabeza. Sólo procura evitar que lo haga con objetos que puedan causarle daño como piedras, martillos de acero, ladrillos, etc.
  • Si deseas que un niño deje de hacer algo, puedes conversar con él acerca de lo que puede hacer en su lugar. Contar con un comportamiento de reemplazo lo ayuda a entender cómo sobrellevar sus sentimientos de una manera inofensiva.
  • Debes mantener la calma sin importar lo mala que sea la situación. Cuanto más agresivo te muestres durante una crisis, más se agravará la situación.
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Advertencias

  • No reprimas físicamente a un niño asustado o angustiado. Esto puede empeorar la sobrecarga sensorial, intensificar el pánico y hacer que arremeta contra ti en un intento de liberarse.
  • Nunca trates de evitar que un niño se autoestimule durante una crisis. La autoestimulación es un mecanismo de afrontamiento muy útil que fomenta el autocontrol y puede reducir la gravedad de una crisis.
  • Nunca lo azotes cuando tenga una crisis tachándolo de "malcriado".
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  1. “Small Things Matter: Hunger, Meltdowns, and Coping Skills” (Los pequeños detalles también son importantes: el hambre, las crisis y las habilidades de afrontamiento) de We Are Like Your Child (Somos como tu hijo)
  2. “Asperger's: Meltdowns” (Las crisis en el síndrome de Asperger) (Nota: existen inexactitudes leves o descripciones poco compasivas, ya que el autor no tiene autismo)
  3. Video: cómo prevenir las crisis y el abuso
  4. “Cycle of Tantrums, Rage, and Meltdowns” (el ciclo del berrinche, la ira, y las crisis)
  5. Cómo un terapeuta manejó la crisis de una mujer

Acerca de este wikiHow

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