Los infantes menores de un año pueden mostrar signos de un trastorno del espectro autista (TEA). Sin embargo, los síntomas de este trastorno pueden confundirse con problemas de audición, así que los padres de estos niños deben prestar mucha atención. Algunos bebés simplemente pueden tener pérdidas en la audición o un ligero retraso en la maduración. Si tu hijo presenta algunos síntomas del autismo, es una buena idea que pidas que un pediatra lo evalúe.[1] El médico podrá evaluar al infante durante la consulta y monitorear su progreso. Aunque la diagnosis oficial debe realizarse a los 18 meses de edad, todos los bebés tienen que ser evaluados por posibles retrasos madurativos a edades tan tempranas como los 9 meses. Es muy importante obtener una diagnosis temprana para que el niño tenga un desarrollo lo más adecuado posible.[2]

Método 1
Método 1 de 2:
Reconoce los signos del autismo en un infante

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    Observa los gestos de tu bebé. Cuando un bebé cumple los 7 meses, generalmente ya puede expresar su felicidad sonriendo.[3] [4]
    • La primera sonrisa de un bebé suele ocurrir antes de los 3 meses.
    • Si un bebé no sigue un objeto con sus ojos al cumplir los 3 meses, este puede ser un síntoma temprano del autismo.
    • Observa sus gestos y expresiones faciales.
    • Cuando los bebés cumplen los 9 meses, ya son capaces de comunicarse con otras personas, haciendo muecas, pucheros y riéndose, según su humor en ese momento.
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    Presta atención cuando tu bebé empiece a balbucear. Los bebés normales comienzan a balbucear a los 7 meses de edad.[5] [6]
    • Los sonidos que hace podrían no tener sentido alguno.
    • Es muy común que los bebés hagan sonidos repetitivos, pero los bebés autistas producen sonidos distintos que no tienen ritmo alguno.
    • Los bebés que no sufren de autismo ya son capaces de reír y chillar a los 7 meses.
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    Presta atención cuando tu hijo empiece a hablar. Algunos niños autistas presentan un retraso en el habla o nunca aprenden a hacerlo. Alrededor de un 15 a un 20 % de las personas con autismo nunca llegan a hablar,[7] aunque esto no significa que no son capaces de comunicarse con otros.
    • Cuando cumplen un año de edad, los niños que no sufren de autismo pueden decir palabras simples como “mamá” y “papá”.
    • Al cumplir los 2 años de edad, la mayoría de los niños ya pueden formar oraciones simples. Un niño de 2 años debe tener un vocabulario de más de 15 palabras.
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    Presta atención a la reacción de tu hijo cuando juega o alguien le habla. Un niño autista no responderá cuando le llaman o evitará jugar con otros niños.[8] [9]
    • Cuando un bebé cumple los 7 meses, generalmente reacciona visiblemente a juegos simples como el cucú tras.
    • Un niño que no es autista ya debe responder a su propio nombre cuando cumpla 1 año de edad.
    • Cuando un niño cumple los 18 meses, empezará a jugar de mentiras, como fingir que alimenta a una muñeca de plástico. Los niños autistas no realizan este tipo de juegos y otras personas pueden pensar que tienen muy poca imaginación.
    • Cuando cumplen los 2 años, los niños que no sufren de autismo imitan las palabras y acciones de otras personas.
    • Presta mucha atención si tu hijo sufre de una regresión del habla. Algunos infantes cumplen satisfactoriamente las metas en su actual etapa de desarrollo y luego pierden las habilidades que ganaron cuando crecen más.
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    Observa los movimientos de tu hijo. Los bebés normales suelen tratar de agarrar objetos cuando cumplen los 7 meses de edad. Coloca un juguete lejos de tu hijo para ver si trata de agarrarlo.[10] [11]
    • Los bebés de 7 meses o más tratarán de llamar tu atención con gestos. Los infantes autistas no son muy activos.
    • Los bebés suelen voltear su cabeza cuando escuchan un sonido repentino. Si tu hijo no hace esto, es probable que tenga un problema de audición o presente los signos tempranos de un trastorno autista.
    • Muchos bebés ya saben decir adiós con la mano o apuntan a objetos que quieren con el dedo cuando cumplen los 12 meses de edad.
    • Si tu hijo no ha empezado a caminar o gatear y ya ha cumplido los 12 meses de edad, significa que tiene un retraso madurativo importante.
    • La mayoría de los bebés ya saben hacer gestos cuando cumplen 1 año de edad, como negar con la cabeza.
    • Si tu hijo aún no camina cuando ha cumplido los 2 años de edad, debes hacer que un médico lo evalúe para saber si tiene autismo u otra discapacidad.
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    Presta atención si el niño realiza movimientos repetitivos para estimularse a sí mismo. Este tipo de comportamiento se debe a una variedad de razones; el niño lo hace para calmar su ansiedad o para demostrar emociones. Si un niño pequeño agita sus manos, mece su cuerpo o gira en círculos constantemente, este es un síntoma de un trastorno autista.
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Método 2
Método 2 de 2:
Reconoce los signos del autismo en los niños mayores

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    Observa el comportamiento de tu hijo con otros chicos. Los niños autistas no suelen tener relaciones de amistad con sus pares. Algunos quieren tener amigos, pero no saben cómo hacerlo, aunque a otros simplemente no les importan las relaciones sociales.[12]
    • Algunos tienen problemas para entender los sentimientos de otros y comportarse adecuadamente cuando interactúan con otras personas.
    • Los niños autistas generalmente no quieren realizar actividades en grupo, ya sea porque les es difícil interactuar con los demás o simplemente porque no tienen interés alguno en la actividad.
    • Los niños autistas tienen problemas manteniendo un espacio personal. Algunos no quieren que otros los toquen y otros no respetan el espacio personal de las demás personas.
    • Otro signo importante es cuando un niño no reacciona si un adulto trata de consolarlo cuando se siente mal.
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    Presta atención a la comunicación no verbal del niño. Los niños autistas tienden a sentirse incómodos manteniendo el contacto visual.[13]
    • Pueden tener pocas expresiones faciales o estas pueden ser muy exageradas.
    • Los niños autistas podrían no reaccionar o entender el lenguaje corporal de otras personas.
    • La gente que sufre de autismo no usa gestos corporales o tiene problemas para interpretar los gestos de otras personas.
    • Muchos niños autistas no apuntan a objetos con el dedo o no reaccionan cuando otros lo hacen.
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    Presta atención a la comunicación verbal del niño. Los niños que no desarrollan la capacidad de hablar o se tardan mucho en hacerlo podrían tener autismo.[14]
    • Los niños autistas que pueden hablar tienen una voz monótona y sin mucha emoción.
    • Algunos niños sufren de ecolalia, que es la repetición de frases y palabras, en un intento de comunicarse y concentrarse al hablar.
    • Muchos niños que sufren de autismo también se confunden con los pronombres (usan “tú” en vez de “yo” y viceversa).
    • Muchas personas con este trastorno no comprenden las bromas, el sarcasmo o las burlas.
    • Algunas personas desarrollan el habla mucho después o nunca lo hacen. Sin embargo, pueden tener vidas plenas y felices, usando otros modos de comunicarse como la escritura, el lenguaje de señas o intercambiando imágenes. Intervenir de manera temprana con estas herramientas puede ayudar mucho a un niño autista a aprender a comunicarse.
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    Determina si tu hijo se apasiona por ciertos temas o cosas. Por ejemplo, si tiene una fascinación exagerada por un tema o se dedican demasiado a un pasatiempo, como los juegos de computadora o las placas de los autos, este puede ser un signo de que tiene autismo.[15] Las personas con este trastorno tienen un interés exagerado con ciertos temas, investigando todo lo que puedan sobre dichos temas y compartiendo la información que han obtenido con cualquiera que los escuche (ya sea de manera entusiasmada o no).
    • A las personas que tienen autismo les encanta memorizar datos y cifras.
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    Presta atención si los intereses de tu hijo son apropiados para su edad. Las personas que sufren de autismo se desarrollan emocionalmente de una manera distinta a la mayoría de las demás personas y por eso a un autista le puede gustar cosas muy diferentes que a sus compañeros.[16]
    • No te sientas sorprendido si a tu hijo de 12 años le encanta la literatura clásica pero sigue viendo dibujos animados para niños. Pueden estar “adelantados” o “retrasados” en ciertos aspectos.
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    Observa cómo juegan tus hijos. Los niños autistas suelen jugar de manera muy diferente a los niños comunes,[17] prefiriendo los juegos organizados a utilizar su imaginación. Tienden a tener aptitudes impresionantes con los juguetes que promueven el aprendizaje de las ciencias, tecnología, ingeniería y las matemáticas (CTIM).
    • Los niños autistas suelen obsesionarse con ciertas partes de un juguete, como las ruedas.
    • Otro signo del autismo es que los niños organizan sus juguetes en filas, según un patrón determinado.
    • Organizar objetos no siempre es un signo de falta de imaginación. Los niños autistas tienden a inventar mundos imaginarios muy complejos que generalmente no comparten con los adultos.[18]
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    Presta atención a cómo tu hijo reacciona a los estímulos sensoriales. Muchos niños que sufren de autismo padecen de un desorden del procesamiento sensorial, lo que causa que sean hipersensibles o poco sensibles a ciertos estímulos.[19]
    • Los niños que tienen este trastorno se abruman fácilmente cuando reciben muchos estímulos.
    • Presta atención si tu hijo se esconde cuando escucha ruidos fuertes (por ejemplo, de una aspiradora), quiere irse de una fiesta temprano, tiene problemas para concentrarse cuando hay sonidos que lo distraen, es demasiado activo o se enoja cuando está en un lugar con mucha gente o donde hay mucho ruido.
    • Algunos niños autistas reaccionan de manera exagerada a los olores muy intensos, a los colores vivos, a las texturas inusuales y a ciertos ruidos.
    • Los niños que padecen del desorden de procesamiento sensorial pueden tener frecuentes crisis emocionales o hacen berrinches cuando existen demasiados estímulos a su alrededor. Otros se alejan del estímulo.
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    Toma nota de las crisis emocionales de tu hijo. Las crisis son muy parecidas a los berrinches, pero no son a propósito y son imposibles de calmar cuando han empezado.[20] Estos suelen ocurrir cuando el niño reprime su estrés, el cual termina explotando. Otras veces son desencadenadas por una sobrecarga sensorial.
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    Revisa la rutina de tu hijo. Muchos niños autistas necesitan tener una rutina para sentirse seguros y se ponen muy mal si esta rutina es interrumpida. Por ejemplo, tu hija podría insistir que tiene que sentarse en la misma silla cada noche o comer los alimentos en su plato en un orden determinado.
    • Muchas personas que sufren de autismo siguen rutinas o rituales específicos cuando juegan o realizan ciertas actividades. Además, los niños autistas pueden sentirse muy mal si alguien les cambia la rutina.
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    Observa si tu hijo comete errores al socializar. Aunque todos los niños pueden ser maleducados o hacer cosas inapropiadas, la gente con trastorno autista comete estos errores mucho más frecuentemente y se sorprenden mucho cuando alguien les dice que esto está mal. Esto se debe a que los autistas no aprenden las normas sociales tan fácilmente como el resto de las personas, por lo que es necesario explicarles explícitamente lo que es apropiado y lo que no.
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    Presta atención por si se presentan otros síntomas. El autismo es un trastorno muy complejo que afecta a cada persona de manera diferente. Los ejemplos a continuación son solo algunos de los síntomas que puede tener una persona autista:[21]
    • Hiperactividad (que puede ir y venir)
    • Impulsividad
    • Déficit de atención
    • Agresividad
    • Autolesiones
    • Berrinches o crisis emocionales frecuentes
    • Come o duerme de manera inusual
    • Reacciones o estados de humor aberrantes
    • Incapacidad de sentir miedo o sentir un miedo extremo durante situaciones completamente inocuas
    • Ciertos niños tienen rasgos faciales característicos de este trastorno. Según una edición del 2011 de la revista “Autismo Molecular”, los científicos han encontrado que los niños que sufren de autismo tienen rasgos faciales diferentes a los niños que se desarrollan de manera normal.[22] Este estudio determinó que los niños autistas tienen los ojos más separados y la parte superior del rostro más ancha en comparación a otros niños.
    • El niño podría tener las vías respiratorias anormales. En el 2013, un estudio publicado en la revista de autismo y trastornos del desarrollo, describió que: “Las evaluaciones broncoscópicas revelaron que las ramificaciones bronquiales en la parte inferior de los pulmones de algunos niños son dobles en vez de simples, que es la norma. Un análisis retrospectivo reveló solo una característica en común en estos niños: todos los que presentaban una doble ramificación en los bronquios tenían autismo o un trastorno del espectro autista”.[23]
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Consejos

  • Investiga el autismo y otros trastornos relacionados muy cuidadosamente antes de sacar conclusiones. Por ejemplo, lo que puede parecer autismo puede simplemente ser un desorden del procesamiento sensorial.
  • Algunos niños maduran más lentamente y sus retrasos en el desarrollo son normales.
  • Si tu hijo presenta alguno de estos comportamientos y esto te preocupa, entonces llévalo a un pediatra para que lo evalúe.
  • Es muy importante intervenir de manera temprana para permitir que el niño autista se integre a una clase normal y pueda interactuar con sus compañeros.
  • Tómate un tiempo para reflexionar, aceptar la diagnosis y comenzar a salir adelante.
  • A diferencia de lo que muchos piensan, el autismo no destruirá la vida de tu hijo ni la de tu familia.[24] Todo saldrá bien.[25]
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Advertencias

  • Nunca des tu consentimiento para una terapia que te haría sentir incómodo si se la dieras a un niño común (como las “manos calladas”) o que fueron clasificadas como tortura (como la terapia electroconvulsiva).
  • Ten cuidado de las organizaciones o campañas que están en contra del autismo, porque envían mensajes destructivos y pueden dañar la autoestima de tu hijo. Busca una organización que te ayude, pero investígala meticulosamente antes de exponer a tu hijo.
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