Las sardinas son un pescado muy saludable que contiene un nivel alto de ácidos grasos omega 3. Se encuentran más comúnmente enlatadas, aunque también es posible cocinar sardinas frescas de varias formas distintas. Puedes cocinarlas a la parrilla, asarlas o freírlas según tus preferencias. Sírvelas junto con un poco de sal, jugo de limón y perejil si quieres una comida fácil y saludable. En caso de que no quieras comerte el pescado entero, puedes escamarlo y deshuesarlo antes de cocinarlo para obtener filetes.

Método 1
Método 1 de 4:
Cocinar sardinas a la parrilla

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    Enciende la parrilla y deja que se caliente. Debido a que la parrilla necesita tiempo para calentarse, debes encenderla antes de comenzar a preparar el pescado. En caso de que utilices carbón, debes llenar una chimenea y encenderla desde la parte inferior. Extiende una capa uniforme cuando todos los carbones estén grises. En caso de que uses una parrilla a gas, debes encender la llama a una configuración alta.[1]
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    Esparce las sardinas sobre una rejilla aceitada de cocción. Rocía un poco de aceite sobre la rejilla antes de colocar allí el pescado. De este modo, evitas que el pescado se pegue en tanto se cocina, además de que le añades un poco de sabor. Luego, coloca los filetes sobre la rejilla con el lado de la piel hacia arriba. Rocía un poco más de aceite de oliva sobre el pescado.[2]
    • Evita cocinar las sardinas directamente sobre la parrilla. Debes usar una rejilla de cocción de forma que no caigan al fuego.
    • Es posible cocinar las sardinas de forma simple o bien añadirles cualquier cantidad de saborizantes. La forma más común de condimentarlas es espolvorearles sal, pimienta y limón.
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    Cocina las sardinas sobre un fuego caliente durante entre 2 y 3 minutos. Coloca la rejilla de cocción sobre el fuego y deja cocinar las sardinas. Déjalas allí hasta que se carbonicen por el lado inferior, lo cual no debería tomar más de 3 minutos en caso de que el fuego haya estado lo suficientemente caliente.[3]
    • Desliza una espátula por debajo de los filetes y levántalos con suavidad para revisar su progreso.
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    Dales vuelta a los filetes y cocínalos durante 2 minutos más. Con una espátula o tenazas de cocina, dales vuelta a las sardinas una vez que estén listas por un lado. Deja que se cocinen durante 2 minutos más o bien hasta que se carbonicen por el otro lado.[4]
    • Dales vuelta a las sardinas con suavidad. Introduce con suavidad la espátula o las tenazas debajo de los filetes y levántalos para tener la certeza de que no se peguen. De ser así, desprende con lentitud el pescado usando la espátula.
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    Retira las sardinas y sírvelas. Levántalas de la parrilla y disponlas sobre un plato. Condimenta las sardinas espolvoreándoles más sal y añadiéndoles un poco de jugo de limón y perejil.[5]
    • Es común servir las sardinas por sí solas con un poco de jugo de limón. Si quieres un plato de sardinas al estilo portugués, añádeles tomate picado encima.
    • En caso de que hayas cocinado en una parrilla a gas o de mostrador, no olvides apagarla al terminar.
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Método 2
Método 2 de 4:
Cocinar sardinas bajo el asador

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    Calienta una bandeja asadora debajo del asador del horno. Configura el horno al modo de asador. Luego, coloca una bandeja asadora debajo del asador durante entre 3 y 5 minutos. Retírala cuando esté caliente y colócala sobre la estufa.[6]
    • Para asar, no olvides colocar la bandeja y el pescado en la rejilla más alta del horno.
    • Usa agarraderas para horno al retirar la bandeja para así no quemarte.
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    Cubre la bandeja asadora con aceite de oliva. Rocía aceite de oliva directamente de la botella o bien aplícalo con una brocha. Esparce el aceite por todas partes de forma que se engrase la bandeja.[7]
    • Debes tener cuidado al manipular la bandeja asadora, ya que ahora estará caliente. Evita tocarla sin agarraderas para horno.
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    Esparce las sardinas sobre la bandeja asadora. Extiéndelas lado a lado, sin superponerlas. Rocía un poco más de aceite de oliva sobre ellas y espolvoréales sal y pimienta para darles un sabor adicional.[8]
    • Las sardinas empezarán a chisporrotear al colocarlas sobre la bandeja, lo cual es normal debido a que de por sí está caliente.
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    Cocina las sardinas en el asador durante entre 3 y 5 minutos y luego retíralas y sírvelas. Coloca la bandeja en el horno bajo el asador y deja que las sardinas se cocinen durante entre 3 y 5 minutos. Cocínalas hasta que la piel se dore y se descascare, lo cual indica que están completamente cocidas. Retira la bandeja, deja enfriar las sardinas y sírvelas.[9]
    • Puedes añadirles un poco de sabor adicional si exprimes un poco de limón y espolvoreas perejil sobre las sardinas antes de servirlas.
    • Si quieres un sabor más herbal, puedes espolvorearles tomillo a las sardinas.
    • Para darle un giro asiático a este plato, puedes marinar las sardinas en salsa de soya antes de asarlas o rociarles un poco después de cocinarlas.
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Método 3
Método 3 de 4:
Freír sardinas en una sartén

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    Calienta una sartén a fuego medio durante entre 2 y 3 minutos. Si precalientas la sartén, esto ayuda a que el pescado no se pegue. Deja que la sartén se caliente sobre una llama antes de añadirle aceite o mantequilla.[10]
    • Si quieres una buena prueba de calor, salpica un poco de agua sobre la sartén. Estará lo suficientemente caliente si el agua chisporrotea.
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    Cubre las sardinas con pan molido. En tanto la sartén se calienta, prepara las sardinas para freírlas. Espolvorea una pizca de sal sobre las sardinas y luego sumerge cada filete o pescado entero en pan molido, cubriendo toda su superficie. Retira el pescado y sacúdelo para eliminar el pan molido suelto.[11]
    • También es posible freír sardinas enteras. En caso de que prefieras el pescado entero, no debes preocuparte por quitarles la cabeza y deshuesarlos. Todo el pescado es comestible.
    • En caso de que no quieras comer las entrañas de las sardinas, puedes simplemente cortarles el vientre para abrirlas usando tijeras de cocina y quitárselas.
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    Cubre la sartén con 1 cucharada de aceite de oliva y 1 cucharada de mantequilla. Deja que la mantequilla se derrita y luego levanta la sartén y esparce el aceite y la mantequilla hasta que cubran toda la sartén.[12]
    • Si quieres una opción más saludable, puedes freír el pescado usando aceite de coco o de colza.
    • Al tomar la sartén, únicamente debes tocar el mango, ya que el resto estará caliente.
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    Coloca las sardinas en la sartén y fríelas durante 2 minutos por lado. Una vez que la sartén esté completamente aceitada, extiende las sardinas sobre ella y fríelas durante 2 minutos por un lado. Luego, con una espátula o unas tenazas, dales vuelta y fríelas durante 2 minutos más.[13]
    • Según la cantidad de sardinas que tengas, quizás debas llenar la sartén varias veces. Puedes añadir más aceite de ser necesario de forma que la sartén permanezca engrasada.
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    Escurre las sardinas en un papel toalla y luego sírvelas. Extiende 2 capas de papel toalla sobre un plato. Una vez que las sardinas estén listas, retíralas y extiéndelas sobre el papel toalla para escurrir el aceite. Usa otro papel toalla para frotar la parte superior de las sardinas y así atrapar algo más del exceso de aceite. Una vez que se hayan escurrido, estarás listo para servirlas.[14]
    • Drena las sardinas usando un plato de cerámica o de plástico en lugar de un plato de papel, ya que el aceite se filtrará a través de un plato de papel.
    • Las sardinas fritas combinan bien con el pan o el pan tostado. Puedes preparar un sándwich usando lechuga, tomate y mayonesa o salsa tártara.
    • Si quieres un sabor adicional, prepara una mayonesa alioli picante.
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Método 4
Método 4 de 4:
Limpiar y escamar las sardinas

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    Compra sardinas frescas en el supermercado o el mercado pesquero. Debido a que las sardinas enlatadas son demasiado secas como para sobrevivir al proceso de cocción, debes conseguir sardinas frescas en la tienda. Inspecciona las sardinas para buscar indicios de envejecimiento y compra únicamente las más frescas que encuentres.[15]
    • La mejor forma de determinar si un pescado está fresco es revisarle los ojos. Deben estar despejados y llenos. En caso de que estén turbios y hundidos, el pescado estará empezando a echarse a perder.
    • Entre otros indicios de frescura se encuentran una piel firme y un olor leve. La "quemadura del vientre" ocurre cuando las entrañas de un pescado empiezan a salirse, lo cual es una señal clara de que se ha echado a perder.
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    Moja el pescado y frótale las escamas para quitárselas. Las escamas de las sardinas se salen con mucha facilidad. Moja cada pescado bajo el grifo o sumergiéndolo en un tazón de agua limpia y luego sujétalo con firmeza con una mano por la cola. Con la otra mano, desliza los dedos hacia arriba por el cuerpo del pescado, de la cola a la cabeza. Las escamas se descascararán.[16]
    • Vuelve a enjuagar el pescado en caso de que queden escamas sobre él o en tus manos.
    • En caso de que las escamas no se salgan, usa el dorso de un cuchillo para raspar a lo largo del pescado para así eliminar las que aún queden.
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    Córtales la cabeza y la cola usando tijeras de cocina. Sujeta el pescado por la parte del centro y luego toma un par de tijeras de cocina y córtale la cabeza justo por detrás de la línea de las branquias. Luego, córtale la cola.[17]
    • Si así lo prefieres, puedes dejarle la cabeza y la cola, ya que todo el pescado es comestible.
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    Corta el pescado a lo largo del vientre, desde la cloaca hasta la cabeza. Introduce la punta de las tijeras en la cloaca en la parte inferior de la sardina, cerca de la zona de la cola, y luego corta hacia arriba por el vientre del pescado hasta llegar a donde solía estar la cabeza.[18]
    • Corta únicamente a lo largo de la piel del pescado de forma que no perfores las entrañas.
    • Evita usar un cuchillo para este paso, ya que podrías perforar las entrañas del pescado.
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    Raspa las entrañas del pescado con el dedo. Abre el pescado y pasa el dedo de la parte inferior a la parte superior. Usa este movimiento para quitarle las entrañas y luego enjuaga la parte interior del pescado con agua fría de forma que te deshagas de las entrañas restantes, de haberlas.[19]
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    Quítale los huesos al pescado. Abre el pescado y busca la columna vertebral, la cual se extiende a lo largo del centro. Sujeta el pescado con una mano y luego, con la otra, toma la columna vertebral con firmeza cerca de la zona de la cabeza y levántala para retirarla. En caso de que se atasque cerca de la parte de la cola, córtala para sacarla.[20]
    • Las sardinas tienen huesos muy suaves y delgados, y es posible comerlos si así lo deseas, ya que le añaden un mayor contenido de calcio al pescado. En caso de que no tengas suficiente tiempo o de que prefieras comerte el pescado entero, no le quites los huesos.
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Consejos

  • Debes preparar las sardinas el día en que las compres de forma que permanezcan frescas.
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Advertencias

  • Siempre debes manipular ollas calientes usando agarraderas para horno o guantes.
  • Al cocinar con aceite, usa un delantal por si acaso salpique.
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Categorías: Pescado y mariscos
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