Si tienes el deseo de cambiar la manera en que piensas y actúas, hacerlo es 100% posible. El cerebro está creando conexiones todo el tiempo y se está adaptando a la manera en que le dices que funcione. Teniendo autoconsciencia y atención, puedes controlar tus pensamientos negativos y hábitos destructivos, y comenzar ahora mismo a ser una versión de ti mejor y más positiva.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Cambiar tus patrones de pensamiento

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    Empieza a supervisar tus pensamientos diariamente. La belleza de la evolución humana es que hemos desarrollado dos naturalezas: la primaria, que actúa, y la evolucionada, que supervisa. Puedes observarte a ti mismo y a tus pensamientos todo el tiempo. Cada vez que sientas una alerta con un pensamiento, detente un momento y reflexiona sobre él. ¿Era negativo o destructivo? ¿Qué lo originó? ¿Parece lógico o adictivo? Cuando empieces a ser consciente de ti mismo, descubrirás un patrón en tus pensamientos.
    • Anótalos cuando se te ocurran. Esto hará que sea más fácil descubrir cuál es tu patrón. Es posible que estos sean autodegradantes, pesimistas, preocupantes, entre otros. También esta es una manera excelente de darte cuenta de la conversación ridícula que sucede en tu cabeza y librarte de ella.
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    Define tus patrones de pensamiento. Después de aproximadamente una semana, observa con detenimiento el patrón. Quizás la mayoría de tus pensamientos sean negativos, te critiques mucho a ti mismo y a los demás o tengas ideas innecesarias que no son ni importantes ni beneficiosas para ti. Será diferente para cada persona. Una vez que identifiques tu patrón, puedes comenzar a detenerlo.
    • Cuando te des cuenta de algo sobre ti, literalmente te podrías paralizarte de sorpresa. Aquí comenzará el cambio. Después de todo, no puedes llegar a algún lugar si no sabes a dónde vas.
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    Ten en mente que todo es parte de un ciclo mayor. Muchos de nosotros nos sentimos culpables pensando que nuestros sentimientos conducen nuestras acciones y así es. Creemos que no podemos hacer nada y no podemos evitar sentir algo y, en consecuencia, actuar de cierto modo. En realidad, esto no podría estar más lejos de la verdad.
    • Tus creencias y pensamientos determinan tus sentimientos, que, a su vez, controlan tus acciones, que te dan resultados de vida. Estos resultados dan forma a tus creencias y pensamientos, que determinan tus sentimientos, y el ciclo continúa en adelante. Cuando piensas en ello como un ciclo, es más fácil darte cuenta que incluso cambiar uno de estos factores puede replantear el sistema.[1]
    • Otra parte de la creencia mencionada anteriormente que no está bien es que no podemos hacer nada. No, no, no. En realidad, eres el único que puede hacer algo. Estos pensamientos, comportamientos y resultados de vida son tuyos y puedes cambiarlos. Solo cambia uno y lo demás caerá por su propio peso.
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    Crea un espacio entre tus pensamientos y tus acciones. Por supuesto, se trata de un ciclo, pero puedes desacelerarlo. Cuando empieces a sentir que un patrón está apareciendo, detente y respira. Trata de no reaccionar rápido. ¿Cómo preferirías reaccionar? ¿Con qué aspectos positivos puedes reemplazar este pensamiento en tu cabeza?
    • Por ejemplo, digamos que estés viendo la televisión y ves un anuncio publicitario con una mujer hermosa. Piensas "Nunca podré ser como ella" o "Nunca podría estar con ella". Detente un segundo y termina mejor estos pensamientos. Piensa "Pero tengo las virtudes x, y, z" o "Utilizaré esta motivación para empezar a hacer ejercicios y sentirme mejor conmigo mismo, porque he decidido buscar la felicidad, no la negatividad".
    • Ten en cuenta que estás obteniendo algo a cambio por cada acción y pensamiento. ¿Te preocupas constantemente? Probablemente piensas que estás resolviendo todo o no estás esperanzándote. ¿Desmoralizas tu lógica o a ti mismo? Probablemente te sientas más seguro en el hoyo, de modo que tus esperanzas no caigan a tu alrededor. Piensa sobre lo que obtienes de tus pensamientos. ¿Vale la pena lo que consigues?
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    Sé consciente de las palabras que utilizas en tu mente y las que les dices a los demás. Tus palabras pueden herir personas, incluyéndote a ti mismo; y esto solo puede tener un impacto negativo en ti y tus comportamientos y pensamientos resultantes. Si sientes que están apareciendo palabras hirientes, detente. Solo detente. Desvía tu atención a algo más positivo que te mantenga en tu camino.
    • Si expresas positividad y amor, eso es lo que obtendrás a cambio. Estos sentimientos benefician a todos y generan buenas energías. Si piensas que algo es imposible, probablemente lo será. Pero si abres tu mente y piensas que eres capaz de lo que sea que quieras lograr, es posible que lo consigas.
    • Algunas veces todos nos estancamos repitiéndonos una cinta en nuestra mente. Esta puede decir "Soy feo" o "No valgo nada" o "Estoy deprimido" o cualquier otro pensamiento inútil. Para la cinta y pon una nueva. ¿Qué dice esta? ¿No es una brisa de aire fresco? Siempre presta atención a la otra por si se vuelve a repetir. Además, recuerda: siempre podrás sacarla.
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    Elige tus comportamientos reactivos. Cuando somos niños nos dicen que debemos pensar y comportarnos en función a un sistema de creencias en particular y adoptarlo. Este generalmente moldea la persona en la que nos convertimos. Asimismo, algunas inseguridades y temores que se generan en la niñez pueden llevarse a la adultez. Con frecuencia nos quedamos estancados en patrones de acción y reacción, sin darnos cuenta que podríamos interpretar la situación y responder de varias maneras diferentes. Cuando tengas una reacción negativa, será una oportunidad para evaluarla. ¿Por qué algo te irrita? ¿Otras personas que conoces actuarían de la misma manera? ¿Qué harían diferente? ¿De qué modo reaccionarían mejor?
    • Pregúntate la razón por la que reaccionas de esta manera. ¿Estás obteniendo algún beneficio de esta reacción? ¿De qué manera podrías reemplazarla? Decide crear tus propios patrones y creencias reflexionados que se sientan reales para quien eres, quien quieres ser y para la persona en la que te estás esforzando por convertirte.
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    Desarrolla nuevos pensamientos para crear estos nuevos hábitos positivos. Ya has identificado tus pensamientos malos, los has detenido y los has reemplazados por buenos. Ahora solo tienes que ser persistente y repetirte estos nuevos pensamientos lo más pronto posible. Se convertirán en un hábito, como los antiguos. Siempre y cuando te mantengas consciente y pienses que es posible, sucederá. Esto es lo que hace el cerebro.
    • Tal vez te parezca útil escribir un diario, meditar y hablar sobre esta práctica con tus seres queridos. Esto hará que el proceso sea más concreto, tangible y se vuelva una parte de tu vida, y que no sea solo un capricho loco que tienes a veces cuando te acuerdas. Probablemente te des cuenta que otras personas se inspiran en tu determinación y deciden imitar tu dedicación por mejorarte a ti mismo.

Parte 2
Parte 2 de 3:
Cambiar tus hábitos

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    Experimenta el impulso por realizar un mal hábito y resiste. Algunas veces no solo son los pensamientos los que tienen que cambiarse, sino también los hábitos y las adicciones (que, en algunos casos, son uno solo). Si tienes un hábito que tienes que eliminar, sea comer mucho o depender de una droga, empieza a revertir el condicionamiento exponiéndote a tu desencadenante y resistiéndolo. Será difícil, pero se volverá mucho más fácil cada vez que lo hagas. De esta manera, lo estarás controlando. Cuando lo logres controlar, te sentirás mucho mejor.
    • Digamos que estás tratando de dejar de comer demasiado. En este ejemplo, estás en tu casa y es la hora en que normalmente comerías un tentempié. Exponte a un aroma o a la imagen de una comida y no cedas. Puedes hacerlo por 30 segundos o 5 minutos, el tiempo que creas que puedes aguantar.
    • El aspecto importante aquí es hacerlo en una situación normal. Muchos adictos van a rehabilitación y les va bien; pero cuando regresan a casa (a su vida normal), ceden. Mantén tus condiciones normales, en la medida de lo posible, de modo que el método sea más efectivo.
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    Exponte a los desencadenantes en diferentes circunstancias. Si eres alcohólico y estás tratando de dejar la bebida, es una buena idea "practicar" en varios entornos y situaciones diferentes. Ve paso por paso. Regresa a tu casa del trabajo y no tomes tu copa de vino acostumbrada. Con el tiempo, esa necesidad desaparecerá. Después, ve a tu bar más cercano y resiste ahí. Esto también se volverá normal. El siguiente paso serán las fiestas. Tienes que enfrentar el desencadenante en cualquier forma que pueda tomar y aprender a superarlo.
    • Asimismo, es una buena idea hacerlo a intervalos diferentes. Algunas veces los antojos son más fuertes y estos son los que representan mayor riesgo. Pero si varías tus sesiones de descondicionamiento, tu cuerpo empezará a resistir el impulso todo el tiempo, no solo de manera cíclica.[2]
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    Actúa mecánicamente y sigue resistiendo. Una vez que hayas llegado hasta aquí, casi has alcanzado la meta de la libertad. Ahora es el momento de prácticamente imitar tu hábito y seguir sin hacerlo. Un alcohólico podría ir a un bar, servirse una copa y no tomarla. Una persona que come demasiado podría cocinar una comida para su familia y verlos disfrutándola. Cuando llegues a este punto, oficialmente tienes el poder sobre tu mente y tu hábito. ¡Felicitaciones!
    • Actuar mecánicamente hace que todo sea más real que solo pensar sobre tu antojo o verlo. Es interactivo en un nivel completamente diferente y requiere de mucha fuerza de voluntad, pero es totalmente posible.
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    Piensa en una respuesta alternativa positiva. No puedes simplemente sacar algo y reemplazarlo con nada. Después de todo, tu cerebro necesita algún tipo de recompensa. Bueno, te lo mereces después de todo este esfuerzo. Así que mientras estás sentado en el bar sin tomar, pide tu bebida sin alcohol favorita. ¿No estás comiendo? Prueba un té helado refrescante. ¿Estás en el tráfico y no estás desesperado? Pon tu disco favorito y diviértete. Cualquier actividad que te haga sentir bien (pero no sea un hábito negativo) funcionará.
    • Puedes aplicar este paso a los pensamientos también. Digamos que tu jefe te grita y tu respuesta natural es llorar y desesperarte o ponerte muy muy molesto. En vez de esto, haz algo que disfrutes. Puedes salir a caminar, llamar a un amigo o comenzar a leer tu libro favorito. A la larga, la ira ya no será una respuesta. Tu cerebro no la reconocerá porque la extinguiste; ahora es esta actividad nueva y positiva que realizas. Ganaste.
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    Medita. Aunque no parezca una taza de té, los beneficios de la meditación son increíbles y definitivamente hacen que estar más atento y autoconsciente sea más fácil.[3] Además, esta práctica también te ayuda a mantenerte calmado y concentrado, por lo que todo este esfuerzo por ser positivo se vuelva mucho más sencillo. Esos hábitos antiguos pueden desaparecer cuando tu cerebro esté donde debe estar.
    • ¿No te interesa la meditación? No hay problema. ¿Qué actividad te calma y te ayuda a estar centrado? ¿Leer un libro, jugar videojuegos o cocinar? Entonces hazla. Será adecuada siempre que te lleve a un lugar parecido a un jardín zen metafórico.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Hacer que tu reprogramación funcione

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    Ten en mente que los pensamientos negativos no tienen valor. "Querer hacer dieta" es una cosa, pero creer que tus hábitos de alimentación actuales no funcionan, es otra. Es bastante claro darse cuenta que la persona que "quiere hacer dieta" no irá a ningún lado. Por otro lado, la que realmente cree que sus hábitos alimenticios no funcionan, probablemente tendrá éxito. Para reprogramar tu cerebro de verdad, tendrás que creer honestamente que tus pensamientos y hábitos negativos no tienen ningún valor para ti. Una vez que lo creas, vendrán mejores acciones.
    • Probablemente sepas que los pensamientos negativos conducen a acciones y patrones negativos. Estos cubren la esperanza de la vida y parece que solo generan infelicidad. ¿No debería ser difícil darse cuenta que no valen la pena, verdad? ¿A dónde te llevan a ti? ¿A dónde nos llevan a cualquier de nosotros?
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    Piensa que tu cerebro es una computadora. Este es plástico y totalmente moldeable.[4] Es un hecho. La plasticidad neuronal es el término que describe que el cerebro cambia cuando tiene nuevas experiencias y pensamientos. En pocas palabras, tu cerebro es como una computadora. Se adapta, ingresa información y la usa. Confías en la potencia de tu computadora, así que deberías creen en la de tu cerebro también.[5]
    • Otra buena razón para pensar que tu cerebro es una computadora es que te ayuda a ver que es posible obtener resultados ilimitados en cualquier momento. Ingresas información en tu cerebro (como lo haces con tu computadora), este la examina (como una computadora) y te entrega una solución (como una computadora). Sin embargo, si cambias la manera de examinarla o la forma en que entra o incluso el tipo de información, obtendrás un resultado diferente; igual que una computadora. Piensa creativamente y se te podría ocurrir un sistema operativo totalmente diferente: ¡uno mucho mejor que el sistema anterior con el que funcionabas!
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    Convéncete que de que, sin duda, el cambio te parece posible. Esto va de la mano con la idea de que los pensamientos negativos no tienen valor. Tu mente tiene que estar en el estado correcto para que tu cerebro empiece a cambiar o se reprograme.[6] Después de todo, "Quiero perder peso" y "Creo que puedo perder peso" son dos pensamientos totalmente diferentes. En pocas palabras, tienes que creer en ti mismo. Eres capaz de cambiar y lo harás.
    • Esta convicción puede ayudarte a pensar positivamente. Cuando crees que algo es posible, verás más oportunidades frente a ti. Una luz se enciende e ilumina tu mundo con un resplandor dorado. De pronto, todo es más brillante, las cosas se ven mejor. ¡Empezarás a creer que puedes conseguirlo y lo lograrás!
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    Desafía todos los pensamientos que ingresan en tu cabeza. Conforme te vas volviendo mejor y mejor en este esfuerzo por reprogramarte, empieza a tomar tus pensamientos y desafiarlos. ¿Lo que piensas es un hecho o una creencia? ¿Es tu pensamiento o es de alguien más? Si te encuentras con pensamientos que son solo creencias y no son tuyos, desafíalos. ¿Qué pensamientos son mejores o más eficientes o más positivos? ¿Qué otras ideas te acercarían a la persona que quieres ser?
    • Nuestras culturas suelen "hacernos crecer" en diferentes maneras. Nos enseñan a pensar, aprender, actuar y generalmente a funcionar de formas específicas y aceptables. Es tu decisión darle uso a tu neocórtex (tu cerebro altamente evolucionado). ¿Qué es bueno para ti realmente? ¿Qué está de acuerdo con tus valores?
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    Consigue una aplicación. Hay una para todo, incluidos el pensamiento positivo y el reentrenamiento del cerebro. Stress-Free Life y I Can Do It son solo dos ejemplos tecnológicos que pueden ayudarte a mantener tu mente atenta, y llena de motivación y positivismo.[7] Si escribir un diario no te llama la atención, una aplicación podría ser tu mejor alternativa.
    • Todos necesitamos atajos para lograr ser nuestras mejores versiones de nosotros mismos. Sea una aplicación, un libro de autoayuda, notas en el refrigerador o un diario, estas opciones nos pueden ayudar a mantenernos en la línea. Si realmente quieres lograr reprogramar tu cerebro, es una buena idea buscar ayudas más tangibles como estas para no salirte del camino adecuado.

Consejos

  • Haz una lista de agradecimiento. Cada vez que te encuentres en una mala situación, piensa en ella. ¿Cuáles son todas las cosas maravillosas por las que has pasado?

Advertencias

  • Cambiar puede tomarte semanas, meses e incluso años; pero si estás comprometido, sucederá.

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