Puedes usar tu imaginación para superar muchas situaciones. Por ejemplo, puedes usarla para solucionar un problema o para liberar tu creatividad durante un proyecto. Además, es divertido usar la imaginación con tus amigos o hermanos. Incluso puedes usarla para tomar unas minivacaciones en tu mente, lo cual te relajará en medio de los problemas diarios.

Método 1
Método 1 de 3:
Usar la imaginación para solucionar un problema

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    Piensa en una situación donde no puedas fallar. Es decir, cuando pienses en un problema o en una situación, imagina que es imposible fallar. Piensa en las opciones que no tendrías en cuenta normalmente porque supones que son riesgosas. Piensa en los recursos que usarías si pudieras elegir cualquiera, incluyendo a cualquier persona. ¿Cómo solucionarías el problema si tuvieras disponible cualquier opción?[1]
    • Este ejercicio puede desplegarte distintas soluciones. Quizás no puedas usar la solución exacta que pensaste, pero podrías descubrir un buen reemplazo que no habías considerado.
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    Dan Klein

    Dan Klein

    Coach de improvisación
    Dan Klein es un experto en improvisación que enseña en el Departamento de Teatro y Estudios de Interpretación de la Universidad de Stanford, así como en la Escuela de Postgrado de Negocios de Stanford. Dan ha enseñado improvisación, creatividad y narración de historias a estudiantes y organizaciones de todo el mundo durante más de 20 años. Recibió su licenciatura en artes en la Universidad de Stanford en 1991.
    Dan Klein
    Dan Klein
    Coach de improvisación

    Date permiso para decir que sí. Dan Klein, orador y maestro de improvisación, nos comenta: "Cuando afrontes algo inesperado, ábrete a la posibilidad de que hay algo valioso ahí. En lugar de rechazar la idea, intenta seguirla para ver qué sucede".

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    Desafía las suposiciones. Algunas veces, la mejor forma de usar la imaginación para descubrir una solución creativa es derribar las suposiciones sobre el problema. Sin embargo, debes hacer primero una lista de dichas suposiciones.[2]
    • Por ejemplo, quizás el problema sea que necesitas financiar un proyecto y la empresa no tiene el dinero suficiente. Es probable que hayas supuesto que se necesita cierta cantidad de dinero para llevar a cabo el proyecto. Quizás también hayas asumido que el dinero debe proceder de la empresa.[3]
    • Sin embargo, puedes retar estas ideas. Es posible que el proyecto tenga un costo menor si cambias el enfoque. Por otra parte, quizás podrías conseguir los fondos por otros medios, como un donador o incluso una subvención si es un proyecto comunitario. Trata de ser creativo.
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    Pasa un tiempo a solas. Aunque tengas la tentación de dirigir el problema de inmediato a un grupo, algunas veces será mejor que dediques un tiempo para pensar al respecto. Elimina las distracciones, como la televisión y el internet. Concéntrate únicamente en el problema.
    • Toma un descanso para alejarte del problema y cambia de ambiente. Muchas veces, esto es lo único que necesitas para inspirarte.
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    Deja a un lado las críticas. Es probable que seas tu peor crítico, por lo que sueles detenerte antes de encontrar una solución. Cuando se te ocurra una nueva idea, no la elimines de inmediato simplemente porque crees que es absurda, sino que dedica un tiempo para analizarla. Quizás puedas mejorarla y convertirla en la solución ideal para el problema.
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    Piensa en algunas ideas. Las lluvias de ideas pueden abrir tu imaginación para que puedas ver distintas soluciones. Puedes hacerlo en grupo o a solas. De cualquier forma, esto puede aumentar la cantidad de ideas que surjan.[4]
    • Por ejemplo, puedes probar la escritura libre. Escribe el problema en la parte superior de la página. Luego, simplemente empieza a escribir. Evita las críticas y la censura; simplemente escribe lo que se te ocurra. Esta técnica puede hacer fluir las ideas y ayudarte a crear vínculos que nunca habías imaginado. Después de escribir durante 10 o 15 minutos o cuando llegues a un punto donde sientas que debes detenerte, revisa tu escritura y resalta o circula todo lo que te parezca útil.[5]
    • Otra forma de darte ideas es hacer un árbol de conceptos. Por ejemplo, puedes anotar el problema en un círculo en el centro. Dibuja una línea para ramificar la idea principal con otra idea. Agrupa las ideas similares con otras líneas. Crea nuevas ramas para las ideas nuevas. Esta técnica también es útil para crear conexiones, sobre todo porque puedes representarlas de manera visual.[6]
    • Si estás en un grupo, asegúrate de hacer la lluvia de ideas antes de la reunión para tener tiempo de pensar. Evita las críticas porque pueden impedir que las personas presenten sus ideas. El líder puede presentar un tema o un problema, para que luego el grupo intercambie sus ideas.[7]

Método 2
Método 2 de 3:
Usar la imaginación para liberar la creatividad

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    Intenta usar un tema. Cuando trates de escribir, pintar o solucionar un problema, un tema pueden ayudarte a pensar. Algunas veces, lo más difícil es dejar atrás la página en blanco y un tema puede hacer que avances.[8] No es necesario que los temas sean escritos. También podrían ser visuales, como una pintura o una foto, o auditivos, como una composición musical.
    • Por ejemplo, si tratas de pintar una imagen de un momento de depresión en tu vida, pero tienes dificultades para empezar, quizás la canción correcta podría crear el ambiente idóneo.
    • Otro ejemplo es un tema de escritura, en el que otra persona presenta una escena o una pregunta que debes contestar, algo así como “Estás en un cuarto oscuro donde únicamente hay una ventana. Sostienes un lápiz con la mano y no llevas zapatos. ¿Cómo llegaste allí?”. Puedes encontrar algunos temas en los libros o en los sitios web sobre escritura.
    • Busca algunos temas que involucren los 5 sentidos. Cada sentido puede producir distintos recuerdos o sentimientos.
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    Dedica un tiempo para ver con detenimiento. Con frecuencia, es posible que pases el día sin fijarte en tu entorno. Bebes el café por la mañana sin percibir su sabor profundo o caminas por la oficina sin fijarte en las azucenas. Trata de estar más consciente de lo que te rodea. Si prestas más atención, tu imaginación podría despertarse y darte una nueva perspectiva.
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    Intenta hacer algo nuevo. Si haces siempre lo mismo, la rutina te atrapará. Sin embargo, el simple hecho de probar una técnica nueva o de intentar ver algo desde otro punto de vista puede liberar la creatividad. Algunas veces, lo único que debes hacer es moverte literalmente en la habitación para observar un proyecto desde el suelo o desde el techo. Otras veces, quizás debas adoptar un enfoque distinto para estimular tu imaginación, como aprender una técnica nueva para pintar o para coser un patrón.[9]
    • Otra forma de cambiar las cosas un poco es tener distintas experiencias. Por ejemplo, puedes ir a un concierto sinfónico si nunca has ido o puedes probar una nueva comida. Nunca se sabe qué vínculos creará el cerebro.
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    Concéntrate en el proceso. En lugar de golpearte la cabeza contra la pared para conseguir un producto predeterminado, deja que el proceso determine el destino del proyecto. En el proceso, puedes explorar nuevas ideas y tomar otros caminos. Si te dejas llevar por el proceso, es posible que crees algo incluso mejor de lo esperado. Esta idea también podría expresarse con la frase “No temas desviarte del guion”.[10]
    • Además, aunque no te agrade el resultado, puedes usar lo aprendido en el siguiente proyecto.
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    Evita el perfeccionismo. Si eres perfeccionista, es posible que te concentres tanto en no cometer errores que no puedas terminar lo que empezaste o nunca te sientas satisfecho con los resultados. El perfeccionismo es una forma de autocriticarte, por lo que te impide avanzar con un proyecto o probar algo nuevo. Por esta razón, debes buscar formas de dominar tu carácter perfeccionista.[11]
    • Recuerda que el mundo no se acaba porque cometas un error. Si hiciste una línea en el lugar equivocado de una pintura, puedes arreglarla. Quizás esto incluso te lleve a una nueva dirección que ni siquiera imaginaste. Los errores son una parte natural de la vida.[12]
    • Espera para decidir. Algunas veces, cuando estás en medio de un proyecto, quizás quieras desecharlo y empezar de nuevo. Sin embargo, debes darle una oportunidad. Termina el proyecto y luego descansa. Por la mañana, podrías decidir que te agrada más o que puedes arreglarlo de alguna forma.
    • No caigas en la trampa del todo o nada. Recuerda que, aunque el resultado no sea perfecto, aún puede ser bueno.[13]
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    Tómate el tiempo suficiente. Trabajar con un plazo límite podría hacerte sentir motivado y estimular tu creatividad. Sin embargo, es posible que también sea estresante y el estrés puede reprimir la creatividad. Ten en cuenta la cantidad de tiempo que necesitas para trabajar en algo y tómate lo suficiente. Asigna ese tiempo para concentrarte solo en el proyecto.[14]

Método 3
Método 3 de 3:
Emplear la imaginación para relajarte

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    Ponte cómodo. Es probable que este ejercicio funcione mejor si te sientas en una silla cómoda, pero si no puedes hacerlo, trata de acomodarte lo más que puedas en el lugar donde estés. Acomódate en la silla o siéntate en el suelo si quieres.[15]
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    Estimula la concentración. Aunque puedes emplear esta técnica en un lugar concurrido, quizás puedas concentrarte con mayor facilidad si te alejas a un lugar tranquilo. Además, será mejor si cierras los ojos para evitar algunas distracciones.[16]
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    Prepara la escena. Puedes escoger cualquier lugar que te haga sentir feliz. Prueba con un lugar a donde hayas ido de vacaciones, un lugar que hayas visto en una imagen o incluso un lugar de fantasía. Lo más importante es que elijas un lugar donde te sientas feliz.[17]
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    Usa tus sentidos. Ahora, usa cada sentido para evocar la realidad de ese lugar. Piensa en los olores y sabores del aire. Piensa en lo que sientes debajo de los pies y siente el clima en la piel. Imagina los sonidos del lugar, como las olas del mal, el viento y los niños que gritan a lo lejos. Por último, ¡no olvides los elementos visuales! Piensa en todo lo que verías si estuvieras allí.[18]
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    Déjate llevar. Aíslate por completo de tu alrededor. Concéntrate únicamente en el mundo que tratas de crear y deja que tu cuerpo sienta como si estuviera en ese lugar y no en donde estás. Quédate en esa imagen hasta que te relajes.[19]

Consejos

  • No te rindas. A algunas personas les resulta difícil aprovechar la imaginación, pero cualquiera puede mejorar con la práctica.

Acerca de este wikiHow

Dan Klein
Coescrito por:
Coach de improvisación
Este artículo fue coescrito por Dan Klein. Dan Klein es un experto en improvisación que enseña en el Departamento de Teatro y Estudios de Interpretación de la Universidad de Stanford, así como en la Escuela de Postgrado de Negocios de Stanford. Dan ha enseñado improvisación, creatividad y narración de historias a estudiantes y organizaciones de todo el mundo durante más de 20 años. Recibió su licenciatura en artes en la Universidad de Stanford en 1991. Este artículo ha sido visto 9356 veces.