El miedo es algo con lo que todos luchamos de vez en cuando. Pero, para algunos, la ansiedad es paralizante. Cuando los sentimientos de angustia y miedo en una persona empiezan a interferir con su vida diaria, con ataques de pánico, rutinas obsesivas, pesadillas, palpitaciones o náuseas, el problema es una enfermedad grave llamada "trastorno de ansiedad".[1] Si crees tener un trastorno de ansiedad, incluir a tu familia es el primer paso para obtener ayuda. Habla con tus seres queridos, sincérate, y obtén su apoyo mientras buscas tratamiento.

Parte 1
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Elegir el momento y lugar

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    Empieza una conversación. Puede ser difícil hablar sobre una enfermedad como el trastorno de ansiedad. Quizás tengas miedo a que tu familia te juzgue o se sienta incómoda y no sepa cómo actuar cerca de ti. Aun así, vale la pena hablar incluso si no estás seguro de cómo tu familia reaccionará. Pide tener una conversación con alguien, ya sea tu papá o tu mamá, hermanos u otros parientes.[2]
    • Tu familia probablemente ya se dio cuenta de que algo anda mal. Quizás quieran hacer algo para ayudarte, pero no saben exactamente qué está mal. Tener una conversación seria les dará una mejor oportunidad de ayudarte.
    • Empieza por pedirle a la persona que se siente para hablar. No tienes que decir nada en específico en este punto, solo manifestar tu deseo de tener una conversación. Por ejemplo, di "Hola papá, ¿tienes tiempo para hablar más tarde? Quiero conversar sobre algo importante".
    • El momento indicado para romper el hielo podría suceder naturalmente. Tus padres pueden notar que tienes un ataque de ansiedad y te pregunten luego "¿Qué sucede? ¿Está todo bien?". Usa esta oportunidad para mencionar el tema.
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    Elige un buen momento. Tu familia quizás se dé cuenta de que algo anda mal, pero no asumas que lo hacen. Generalmente, las personas están ocupadas y concentradas en sus propias vidas. Con esto en mente, es mejor mencionar el tema cuando hay tiempo de sobra. Elige un momento en el que tu familia esté en casa, relajada, y con tiempo libre, por ejemplo, después del trabajo o de cenar.[3] [4]
    • Habla cuando te sientas bien y preparado. Tampoco debes apresurar una conversación importante como esta. Asegúrate de tener un buen periodo de tiempo (probablemente una hora o más) y acércate a tu familia cuando se estén libres y no necesiten irse volando.
    • Elige un lugar tranquilo y privado, idealmente en tu casa, para que puedas hablar abiertamente y honestamente sin ser cohibido.
    • Sin embargo, si es una emergencia, actúa inmediatamente. Di que es urgente y que necesitas hablar.
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    Considera escribir una carta. Quizás encuentres que la idea de hablar sobre tu ansiedad desencadena más ansiedad para ti. En ese caso, piensa en escribir una carta abierta para los miembros de tu familia. Puedes incluir toda la misma información y leerla en voz alta o puedes pedirles que la lean en privado, dejando la oportunidad de tener una conversación cara a cara después.
    • Tu carta puede ser tan corta o tan larga como quieras que sea. Sin embargo, asegúrate de expresar el punto principal, por ejemplo, "Mamá, he tenido problemas para manejar mi estrés y ansiedad. A veces me dan ataques de pánico" o "Quizás hayas notado que tengo rutinas raras, papá. Sigo pensando que, sin ellas, algo terrible pasará".
    • Deja la carta donde tu familia pueda encontrarla, como en la mesa de centro, la mesa de la cocina o la repisa de la chimenea. Como alternativa, lleva la carta contigo a la conversación para leerla en voz alta. Di algo como "Escribí unas cuantas palabras que me gustaría que escuchen".

Parte 2
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Sincerarte

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    Usa una “conversación en proceso” para empezar. Explicar una enfermedad mental como el trastorno de ansiedad es desafiante y quizás no sepas qué decir al principio. La “conversación en proceso” significa simplemente hablar sobre hablar en lugar de compartir la información. Es una técnica que te ayudará a poner tus pensamientos en orden y también a pedirle paciencia a tu familia.[5]
    • Por ejemplo, di algo como "No estoy seguro de cómo hablar sobre esto, pero ¿puedes por favor escucharme y tratar de entender? Espero sentirme mejor después de hablar sobre eso con alguien".
    • También puedes probar algo como "No sé si esto tiene sentido y me siento incómodo hablando sobre esto, pero quiero decirle a alguien. ¿Puedes escucharme y no reírte o hacer de esto una broma?".
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    Explica cómo te sientes. Recuerda que tu familia quiere ayudarte pero quizás no entienda completamente lo que sucede. Tener un trastorno de ansiedad grave es difícil y aislante, pero te sentirás mejor con seres queridos que te apoyen. Explica cómo te sientes y empieza a sincerarte sobre tu problema.[6] [7]
    • Sé claro sobre lo que sucede. Por ejemplo, "Últimamente, he estado teniendo episodios en donde me siento agobiado, me asusto, tengo miedo y siento que no puedo respirar. Está sucediendo cada vez más y más seguido" o "Siento que tengo que seguir algunas rutinas y rituales. No puedo explicar el porqué. Solo me siento aterrado sobre lo que podría pasar si no las hago".
    • Nombra el trastorno. Tu familia necesita saber con lo que estás lidiando y que es una condición legítima. Puedes decir "Creo que esto es el trastorno de ansiedad social, papá" o "Siento que tengo el desorden de trastorno obsesivo compulsivo".
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    Usa ejemplos concretos. Tus seres queridos quizás tampoco sepan mucho sobre la ansiedad o incluso sobre las enfermedades mentales. Puede que no reaccionen bien o nieguen que hay un problema, pensando que puedes "recuperarte rápido". Si les das ejemplos concretos sobre cómo la ansiedad está afectando tu vida, y el hecho de que es grave, eso los ayudará a entender el problema con el que estás lidiando. Concéntrate en los eventos que han ocurrido o en el impacto que tuvieron en ti.[8]
    • Por ejemplo, puedes decir algo como "He tenido problemas sobrellevando el estrés en el colegio. Me siento tan agobiado que he empezado a faltar a clases a veces".
    • Como alternativa, puedes decir algo como "No puedo dejar de pensar sobre los gérmenes y me siento siempre sucio. Algunos días lavo mis manos 20 o 30 veces, tanto que están en carne viva".
    • Por supuesto, no tienes que compartir todo. Pero no maquilles la situación para alejar a tus seres queridos. Sé bien claro sobre la ansiedad que está impidiéndote llevar una vida normal y saludable.

Parte 3
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Crear apoyo

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    Pide ayuda. No te sientas atrapado en intentar analizar o explicar por qué te sientes de la manera en que lo haces. Solo di, sin rodeos, que quieres mejorar y que necesitas a otras personas para ayudarte a lograrlo. De nuevo, no necesitas entrar en detalles. Solo concéntrate en la parte más importante: quieres y necesitas ayuda.[9] [10]
    • Puedes decir algo como "Solo quiero sentirme como yo mismo de nuevo y aprender maneras para controlar mi ansiedad. ¿Puedes ayudarme a encontrar un consejero o un terapeuta?".
    • Tu familia puede decir que lo que describes no suena anormal, que es una etapa, o que no es algo por qué preocuparse. Si esto sucede, diles que estás seguro de que no lo es. Por ejemplo "No, papá. Estoy muy seguro de que esto es un problema grave".
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    Sugiere maneras para que tu familia te apoye. Diles a tus seres queridos cómo pueden ayudar. Es posible que esto involucre ayudarte a localizar a un profesional como un terapeuta, un psicólogo, o un psiquiatra, pero puede haber otras maneras. Los seres queridos pueden contribuir ayudándote con tus deberes diarios, alentándote a comer bien, a hacer ejercicio, a socializar u ofrecerte apoyo moral.[11]
    • Pídele a un ser querido que te ayude a encontrar un tratamiento. Por ejemplo "Tengo miedo de hacer una cita, pero sé que debo ver a un doctor. ¿Puedes ayudarme a encontrar a alguien y seguir hasta el final?". También es mejor que le pidas que te lleve a la cita y se asegure de que asistas a los grupos de apoyo.
    • También, lo mejor es pedir apoyo diario. Por ejemplo "Necesito que estés ahí y que me alientes. ¿Puedes asegurarte de que salga?" o "Apreciaría demasiado tu amor y un abrazo de vez en cuando".
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    Sé paciente y espera responder las preguntas. Lo más probable es que tu familia te ayude y quiera saber cómo ayudarte. Aún así, debes esperar responder las preguntas. Solo sé paciente y responde lo mejor que puedas, recuerda que mientras más sepan tus seres queridos, mejor te apoyarán a ti y a tu recuperación.[12]
    • Una pregunta que pueden hacerte es "¿Qué lo está causando?". También querrán saber cuánto tiempo has tenido esta ansiedad severa. La causa exacta del trastorno de ansiedad no es generalmente clara, pero trata de responder lo más honestamente posible.
    • Tus seres queridos también pueden estar preocupados de si la ansiedad está relacionada a algo que ellos dijeron o hicieron. Asegúrales que no es su culpa.
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    No te rindas. Sigue haciéndolo incluso si a tus seres queridos les cuesta un tiempo aceptar tu trastorno de ansiedad o creer que lo tienes. Repítetelo. Si sientes que tu familia no te hace caso, toca el tema de nuevo y reitera tus deseos de obtener ayuda. Enfatiza que crees que el problema es grave y está interfiriendo con tu vida diaria. El tratamiento es lo suficientemente importante como para preguntar cuantas veces sean necesarias.[13] [14]
    • Repítetelo cuantas veces sean necesarias. Por ejemplo, puedes decir "Mamá, de verdad creo que algo está seriamente mal. Quiero ver a alguien". Enfatiza que tu situación no es simplemente miedo diario. Por ejemplo "No, papá. Esto es diferente. Me siento petrificado por esta ansiedad".
    • Habla con otro adulto en el que confíes, si es que tu familia no puede o no quiere ayudarte, piensa sobre otras personas con las que puedes contar, como profesores, mentores, consejeros, amigos o entrenadores, y hazles saber por lo que estás pasando. Cuéntaselo a alguien en quien confíes, que te escuchará y respetará tu privacidad.

Acerca de este wikiHow

Liana Georgoulis, PsyD
Coescrito por:
Psicóloga licenciada
Este artículo fue coescrito por Liana Georgoulis, PsyD. La Dr. Liana Georgoulis es una psicóloga clínica licenciada con más de 10 años de experiencia. Actualmente, es directora clínica de Coast Psychological Services en Los Ángeles. Recibió su doctorado en Psicología en la Universidad de Pepperdine en 2009. Su práctica proporciona terapia cognitiva conductual y otras terapias basadas en la evidencia para adolescentes, adultos y parejas. Este artículo ha sido visto 11 654 veces.