Si detestas las agujas, pues no eres el único. Desafortunadamente, se trata de un miedo que debes afrontar si quieres mantenerte sano. Empieza combatiendo tu miedo y aprendiendo algunas técnicas de afrontamiento. Luego, una vez que estés en el consultorio del doctor, adopta algunas medidas para disminuir tu miedo.

Método 1
Método 1 de 4:
Combatir tu miedo

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    Trata de cambiar tu mentalidad. Con frecuencia, la mejor forma de empezar a vencer cualquier miedo es intentar cambiar tu forma de pensar al respecto. Por ejemplo, pensar "Las agujas son lo peor" o "Me aterran las agujas" solo hace más énfasis en ese hecho para ti.[1]
    • En vez de eso, di frases como "Una aguja puede ser un poco dolorosa, pero protege mi salud".
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    Anota las situaciones que te atemorizan. Algunas personas se estremecen tan solo con ver una foto de una aguja. Escribe las situaciones que te ponen tembloroso cuando se trata de agujas, como ver una figura de una, mirar una inyección por televisión, mirar a alguien ser inyectado o recibir una inyección tú mismo.
    • Otras situaciones que podrías incluir en tu lista son manipular agujas, escuchar a alguien hablar de inyecciones o tocar una aguja.[2]
    • Ordénalas desde la situación a la que más le temes hasta la situación a la que menos le temes.
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    Empieza con algo simple. Empieza con la situación que te provoca menos temor. Por ejemplo, si las fotos de agujas te perturban menos, busca algunas en Internet. Deja que tu ansiedad aumente hasta llegar a su punto máximo. No dejes de mirar hasta sentir que se calma tu ansiedad, ya que en algún momento será así.
    • Al terminar, permítete relajarte.
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    Avanza de nivel. Después de haber enfrentado una situación, pasa a la siguiente. Por ejemplo, tal vez tu siguiente nivel sea ver cómo inyectan a alguien con una aguja por televisión. Mira videos en Internet o un programa de médicos. Practica la misma técnica de dejar que tu ansiedad aumente y disminuya por sí sola.[3]
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    Sigue progresando por cada nivel. Continúa afrontando tus situaciones atemorizantes hasta que estés listo para recibir una inyección. Primero, intenta pasar por ella en tu imaginación, dejando que la ansiedad aumente y se calme. Luego, ve a un consultorio médico cuando estés listo.[4]

Método 2
Método 2 de 4:
Aprender técnicas de relajación y afrontamiento

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    Respira profundo. Una forma de lidiar con la ansiedad es aprender técnicas de respiración para usarlas mientras te sacan sangre o te ponen una inyección. Cierra los ojos e inhala por la nariz. Da un respiro profundo y lento, y contén la respiración por 4 segundos. Exhala lentamente por la boca. Repite el ejercicio 4 veces más.
    • Emplea esta técnica varias veces al día para acostumbrarte a realizarla. Luego, podrás usarla para calmarte cuando te encuentres ante una aguja.
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    Acuéstate durante una inyección o extracción de sangre. Acuéstate con las piernas en alto para evitar sentirte mareado mientras te sometes a un procedimiento. Infórmale al equipo médico que las agujas te dan mareos y que prefieres ponerte en dicha posición si no es problema para ellos.[5]
    • Poner las piernas en alto también mantiene estable la presión arterial.
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    Practica la visualización. La meditación ayuda a calmarte y usar la visualización para meditar ayuda a distraerte. Para practicarla, primero elige un lugar que te haga feliz. Debe ser un ambiente libre de estrés, por ejemplo, el parque, la playa o tu habitación preferida en casa.[6]
    • Cierra los ojos e imagínate en dicho lugar. Concentra todos tus sentidos. ¿Qué observas? ¿Qué hueles? ¿Qué sientes? ¿Qué escuchas? ¿Qué puedes saborear? Crea tu mundo con detalles complicados.
    • Por ejemplo, si imaginas la playa, piensa en el aspecto de las olas azules, el olor del aire fresco del mar, la sensación de la arena que quema tus pies y la sensación del calor del sol que se posa en tus hombros. Prueba la sal del aire y escucha el sonido de las olas rompiéndose en la orilla.
    • Mientras mejor visualices el lugar, mejor te distraerás.
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    Usa la tensión aplicada. Algunas personas sufren desmayos por temor a las agujas. Si este es tu caso, la técnica llamada tensión aplicada te ayudará a aumentar la presión arterial, lo que reducirá tus probabilidades de desmayarte.
    • Ponte cómodo donde estés sentado. Primero tensa todos los músculos de los brazos, las piernas y la parte superior del cuerpo. Mantén dicha posición por 15 segundos. Empezarás a sentir que tu rostro se pone caliente. Una vez que sea así, relaja los músculos.
    • Descansa por 30 segundos y luego repite la técnica.
    • Practícala varias veces al día para sentirte cómodo al aumentar la presión arterial.
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    Considera acudir a un terapeuta. Si te cuesta encontrar formas de lidiar con tu miedo por ti mismo, un terapeuta podrá ayudarte. Él te enseñará trucos y métodos de afrontamiento para ayudar a vencer tu miedo, puesto que está capacitado para ayudar a las personas con problemas similares.
    • Busca un terapeuta especialista en el tratamiento de fobias y miedos.

Método 3
Método 3 de 4:
Comunicarte con el equipo médico

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    Habla con el flebotomista, la enfermera o el doctor sobre tu miedo. No guardes tu miedo para ti mismo. En vez de eso, discute al respecto con la persona que va a sacarte sangre o a ponerte una inyección. De este modo, sabrá cómo actuar para distraerte y hacerte sentir lo más cómodo posible.
    • Dile si tienes un pedido específico como, por ejemplo, que te avise para poder mirar a otro lado antes de sacar la aguja. Pedirle que cuente hasta 3 antes de pincharte también será de ayuda.
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    Pregunta sobre otras alternativas. Si van a ponerte una inyección en vez de sacarte sangre, a veces tienes otras opciones. Por ejemplo, las vacunas antigripales pueden administrarse por medio de las fosas nasales en vez de una inyección.[7]
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    Pide una aguja más pequeña. A menos que necesites que te saquen una gran cantidad de sangre, podrás sobrellevar mejor ese momento con una aguja más pequeña, normalmente una aguja mariposa. Pregunta a la persona encargada de sacarte sangre si una de estas funcionará para tu situación y asegúrate de explicarle la razón.[8]
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    Dile que solo puede pincharte una vez. Si temes a las agujas, de seguro no te agradará que alguien pinche tu brazo una y otra vez. Pídele a la persona encargada del procedimiento que saque toda la sangre necesaria en el primer pinchazo.[9]
    • Si el procedimiento demanda varios pinchazos, pregunta si es posible volver otro día para completar la extracción de sangre o las inyecciones, de modo que tengas un descanso.
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    Solicita la mejor atención. Si te preocupa que alguien no realice bien el trabajo, solicita que un técnico se encargue de hacerlo, sobre todo si te encuentras en un lugar grande. Si estás temeroso, la mayoría de las personas comprenderán por qué quieres a un experto que pueda hacerlo rápido.[10]

Método 4
Método 4 de 4:
Afrontar tu miedo en el consultorio del doctor

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    Recuerda que el dolor pasará rápido. Aun si temes a las agujas, será útil recordar lo breve que será el dolor. Puedes decirte a ti mismo "Tal vez duela, pero sé que el dolor pasará en cuestión de segundos. Puedo afrontarlo".[11]
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    Prueba una crema anestésica. Se trata de un producto que adormece la zona específica donde van a inyectarte. Asegúrate de obtener la aprobación del doctor antes de usar la crema y pregunta en qué parte puedes aplicarla para la inyección.[12]
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    Distráete. La distracción te ayudará a lidiar con el hecho de ser pinchado. Por ejemplo, escucha música o ponte a jugar con alguna aplicación del celular. Lleva un libro para leer, de modo que no haya necesidad de prestar atención a lo que está ocurriendo.[13]
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    Pon en práctica una técnica de afrontamiento. Infórmale al equipo médico lo que piensas hacer y luego aplica una de las técnicas de afrontamiento. Puedes emplear los ejercicios de respiración o visualización mientras recibes el pinchazo, pero si deseas usar la tensión aplicada, debes esperar a que la persona encargada esté lista para realizar el procedimiento.

Consejos

  • Intenta decir mentalmente el alfabeto de atrás para adelante al momento de recibir una inyección. Así no habrá tiempo de pensar en sentirte mareado o en desmayarte porque mantendrás la mente ocupada.

Acerca de este wikiHow

Sarah Gehrke, RN, MS
Coescrito por:
Enfermera registrada
Este artículo fue coescrito por Sarah Gehrke, RN, MS. Sarah Gehrke es enfermera registrada y terapeuta de masajes licenciada en Texas. Sarah tiene más de 10 años de experiencia enseñando y practicando flebotomía y terapia intravenosa (IV) utilizando apoyo físico, psicológico y emocional. Recibió su licencia de Terapeuta de Masajes en el Instituto de Terapia de Masajes de Amarillo en 2008 y un master en Ciencias de Enfermería en la universidad de Phoenix en 2013. Este artículo ha sido visto 120 338 veces.